Hacer queso casero genera una sustancia muy contaminante que no debes tirar a la pila o retrete
Como el pan de masa madre en 2020 o los bizcochos de plátano en 2021. Te pones tus guantes de laboratorio y decides que hoy vas a hacer queso casero. Influencers: tenéis mucho tiempo libre.

No dejas de verlo es redes sociales, parece tan fácil: coges leche fresca, calientas, echas limón (o cuajo), remueves y… ¡tachán! Magia. Tu propia bolita de queso casero. Pero entonces aparece el no invitado: el suero lácteo. Y aquí empiezan los problemas.
¿Qué es ese líquido amarillento que sobra?
Cuando haces queso, lo que estás haciendo es separar la caseína (la proteína principal de la leche) y la grasa del resto de los componentes. El suero es lo que queda: una mezcla de agua, lactosa, minerales, proteínas solubles y un poco de grasa. Parece inocente, ¿verdad? Pues no lo es tanto. En un litro de leche pueden salir unos 100 gramos de queso... y más de 900 ml de suero.

Es decir, por cada bolita de ricotta que haces, generas casi una botella de algo que no sabes muy bien qué hacer con ello. Y si lo tiras por el fregadero, estás cometiendo un pequeño crimen ambiental. Te explico.
¿Por qué el suero lácteo es contaminante?
No es tóxico, no va a matar peces como un vertido industrial, pero es un contaminante orgánico muy potente. ¿La razón? Tiene una altísima carga orgánica: muchas sustancias que, si se vierten directamente en el medio ambiente (agua o tierra), alimentan bacterias, que se reproducen sin control y consumen todo el oxígeno disponible. El resultado: ecosistemas acuáticos que se ahogan. Literalmente.
Este fenómeno se llama eutrofización, y convierte ríos o lagos en auténticas sopas verdes y sin vida. Además, el suero es muy ácido y con una alta concentración de nutrientes como fósforo y nitrógeno. Un combo no muy amigable para la naturaleza si se maneja mal.
Entonces… ¿lo tiro al retrete? ¿Al contenedor de restos?
¡No! Ni al retrete, ni al fregadero, ni a la basura sin más. Pero tampoco hace falta que empieces a almacenarlo en botellas como si fuera un tesoro maldito. Hay muchas formas de aprovecharlo de manera segura y, sorpresa, ¡saludable y sabrosa! En casa puede servir para cocina, huerto y hasta limpieza
- Pan, bizcochos y masas: el suero tiene un perfil ácido como el buttermilk. Úsalo en masas para hacer pan, tortitas, gofres o bizcochos. Más esponjosos, más sabrosos y con cero desperdicio.
- Bebidas fermentadas: contiene lactosa, perfecta para alimentar bacterias beneficiosas. Puedes hacer bebidas probióticas o bases para kéfir.
Sólo en uno de estos productos NO se usa suero lácteo. ¿En cuál? pic.twitter.com/nqb1nT4LLC
— Gemma del Caño (@farmagemma) November 29, 2019
- 3. Abono líquido: dilúyelo en agua y tendrás un fertilizante natural para tus plantas. Nutrientes naturales, aunque con moderación.
- 4. Sopas y caldos: reemplaza parte del agua o caldo y tendrás un fondo con un toque umami muy interesante.
¿Y en la industria láctea? ¡Vale oro!
Vale, tú haces queso en casa y te sobra medio litro. Pero piensa en una quesería industrial: ahí se generan miles de litros de suero al día. Y no pueden simplemente tirarlo. ¿Qué hacen entonces? Se lleva a cabo la recuperación del suero: ciencia al servicio del medio ambiente
Primero, el suero se filtra y separa según sus componentes mediante las siguientes técnicas.
- Ultrafiltración: para concentrar las proteínas.
- Nanofiltración y ósmosis inversa: para separar la lactosa del agua.
- Secado por atomización (spray drying): para transformar el suero en polvo.
Así se convierte en un ingrediente valioso y reutilizable.

¿Qué se hace con él?
Lejos de ser un residuo, el suero pasa a ser materia prima en múltiples industrias.
- Proteínas para deportistas: la famosa whey. De aquí se extrae la whey protein, rica en aminoácidos esenciales. Es una de las proteínas de mayor calidad nutricional y se usa en batidos, productos dietéticos o alimentaciones especiales.
- Fórmulas infantiles. Algunas fórmulas para bebés se elaboran con proteínas del suero, por su digestibilidad y perfil nutricional parecido a la leche materna.
- Ingredientes funcionales. El suero en polvo se añade a productos como: panadería industrial (mejora textura y aporta proteínas), sopas y salsas (espesante y potenciador de sabor) o productos cárnicos (retiene humedad y mejora textura).
#DíaMundialDelQueso
— Innovación agroalimentaria - JCyL (@ITACYL) March 27, 2023
En #ITACyL trabajamos en la revalorización del suero lácteo, mediante la incorporación de suero microparticulado en quesos de distinta consistencia y grado de maduración (coagulaciones lácticas, pastas blandas, quesos frescos, pastas prensadas)
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- Farmacéutica y cosmética. Gracias a sus péptidos bioactivos, se usa en cremas, suplementos alimenticios, cápsulas y productos cosméticos con función antioxidante, regeneradora o hidratante.
- Energía y biogás. El suero puede fermentarse para producir biogás (metano) o etanol, convirtiéndose en energía renovable. Hay plantas que lo usan para calor o electricidad sostenible.

El suero lácteo es un ejemplo perfecto de cómo algo que parece “sobrante” puede tener muchísimo valor si sabemos aprovecharlo.
Sí, puede contaminar si lo tiramos sin pensar, pero también puede ser ingrediente, fertilizante, bebida, cosmético, fuente de energía y suplemento nutricional.
La otra opción es que te hagas un "zapatero a tus zapatos" y compres queso en una tienda, un acto de rebeldía, ya veis.