Así es Klinck, la 'casa' del récord de frío en el hemisferio norte
Esta semana la Organización Meteorológica Mundial reconoció como veraz el registro de -69,6 ºC observado en Klinck, Groenlandia, hace cerca de 30 años. Analizamos el rincón inhóspito que batió el récord de temperatura más baja en el hemisferio norte.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) el miércoles reveló la nueva temperatura más baja jamás registrada en el hemisferio norte: -69,6 ºC observados el 22 de diciembre de 1991 en una estación automática de Groenlandia. Han tenido que pasar cerca de 30 años para considerar válido este dato que, en realidad, llevaba décadas apareciendo aquí y allá en medios especializados. Ahora sí, por fin se considera oficial, después de un árduo trabajo de investigación llevado a cabo por un comité de la OMM. El registro procede de un lugar remoto que fue bautizado como Klinck.
Para dar con él no basta con teclear el nombre en Google. Debemos escarbar algo más y utilizar las coordenadas 72º19’N, 40º28W. Poniendo esto en el motor de búsqueda aparece un mapa blanco que no muestra ningún tipo de relieve, carreteras o núcleos urbanos. Se trata de un lugar inhóspito. Tanto, que no fue explorado hasta 1931.
Klinck está ubicado en medio de la enorme capa de hielo que cubre el 84% de la extensión de Groenlandia, conocida como Inlandsis. Allí alcanza un grosor de 3200 metros sobre el nivel del mar. Su masa supone el 10% de la reserva de agua dulce terrestre y, en caso de derretirse, elevaría los océanos de la Tierra entre 6 y 7 metros.
El observatorio estaba a 3105 metros de altitud, muy cerca de la cumbre topográfica del manto de hielo de Groenlandia. El estudio habla de la estación meteorológica en pasado porque solo se asentó allí a lo largo de unos pocos años, el tiempo que dedicó la Universidad de Wisconsin-Madison a recoger datos para el proyecto Manto de Hielo de Groenlandia. En 1994 iniciaron el traslado de todo el equipo a la Antártida.
Días antes de tomar ese registro sin paragón en el hemisferio norte, los investigadores han manifestado que se vivió una situación anticiclónica que dejó inmóvil la masa de aire más superficial. Esta última, estable sobre las zonas deprimidas del interior de Groenlandia, se fue enfriando en contacto con el hielo hasta alcanzar los -69.6 ºC. Atendió, por tanto, a un fenómeno de inversión térmica 'extremo', que también se produce en cualquiera de nuestros valles en situaciones de subsidencia y/o con viento en calma. Obviamente, con registros mucho menos desorbitados, claro.
Bañada por los océanos Ártico y el océano Atlántico Norte, Groenlandia es la isla más grande del mundo. Recorrer toda su costa puede llevar más de un mes en coche con sus cerca de 44.000 kilómetros. En caso de que se pudiera, claro, porque en realidad su litoral es muy accidentado y carece de carreteras entre los pocos núcleos urbanos que acoge. Sus poco más de 56.000 habitantes cabrían perfectamente en un estadio de fútbol como el Benito Villamarín, ¡y tiene cuatro veces el tamaño de la Península Ibérica! El clima ártico imposibilita los asentamientos en casi todo el territorio. Especialmente en Klinck.