El calentamiento del mar está acelerando el retroceso de los glaciares
El aumento de la temperatura del aire influye sobre el comportamiento de los glaciares. Ahora se ha probado que el calentamiento del mar acelera el retroceso de muchos de los glaciares en Groenlandia. El proceso se replica también en otros continentes como la Antártida.
Los glaciares más típicos de Groenlandia son aquellos que desembocan en fiordos profundos, tan característicos en la geografía de la isla. Uno de esos glaciares es Sverdrup, ubicado en el noroeste de la isla. Al igual que otros muchos con esas mismas características, está experimentando un rápido retroceso en las últimas décadas.
En la foto inicial podemos ver sobre la imagen satelital del Operational Land Imager (OLI) del satélite Landsat 8 la sobreimpresión de líneas que indican el retroceso entre septiembre de 2000 (en amarillo claro) y el 21 de septiembre de 2020 (la última línea en rojo oscuro). En tan solo 20 años el retroceso del glaciar ha superado los 10 kilómetros, sobre un frente de unos 7 kilómetros.
Para la escala de tiempo de vida de un glaciar esta velocidad de retracción es muy grande. Según un reporte de EarthObservatory (NASA), la posición en el año 2000 era similar a la de mediados de la década de 1980, lo que indica que hubo un período de estabilidad cuando las temperaturas del océano eran frías. Luego, entre 1998 y 2007, las aguas alrededor de Groenlandia se calentaron rápidamente -casi 2 ºC- y el glaciar comenzó a adelgazar, fluir más rápido y retroceder.
Las aguas cálidas deterioran a los glaciares desde abajo
Según el mismo informe, "el retroceso y la pérdida de hielo del glaciar Sverdrup fueron desencadenados por las aguas cálidas", de acuerdo con las palabras de Michael Wood, investigador postdoctoral del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA. "Es uno de los muchos glaciares profundos que se encuentran ahora en una configuración inestable, y probablemente seguirán retrocediendo durante muchos años, independientemente de lo que haga el océano".
Para evaluar cómo el calentamiento del agua del océano afecta a los glaciares costeros, los científicos de la misión Oceans Melting Greenland (OMG) han estado estudiando estos glaciares de terminación marina desde el aire y en barco. En un estudio reciente dirigido por Wood, los científicos utilizaron estos datos para demostrar que, en lo que respecta al deshielo de los glaciares, la profundidad del fiordo es importante.
Los glaciares de los fiordos profundos entran en contacto con más agua caliente del océano que los de los fiordos poco profundos. Esto acelera la socavación, un proceso en el que una capa de agua cálida y salada en el fondo de un fiordo derrite la base de un glaciar, haciendo que el hielo de encima se rompa. En definitiva, el aumento de la temperatura de mar está acelerando este proceso en las dos últimas décadas.
Un gran retroceso en solo dos décadas
De los 226 glaciares estudiados, 74 en fiordos profundos representaron casi la mitad de la pérdida total de hielo de Groenlandia entre 1992 y 2017. Estos glaciares fueron los que mostraron el mayor retroceso. Por el contrario, los 51 glaciares que se extienden en fiordos poco profundos o en crestas poco profundas contribuyeron solo al 15% de la pérdida total de hielo.
"Hace más de una década que sabemos que el océano más cálido desempeña un papel importante en la evolución de los glaciares de Groenlandia", dijo Eric Rignot, investigador principal adjunto de OMG en el JPL. "Pero, por primera vez, hemos podido cuantificar el efecto de socavación y demostrar su impacto dominante en el retroceso de los glaciares durante los últimos 20 años".
Estos resultados sugieren que los modelos climáticos pueden subestimar la pérdida de hielo glaciar en al menos un factor de dos si no tienen en cuenta la socavación por un océano cálido. El estudio también permite entender por qué muchos de los glaciares de Groenlandia nunca se recuperaron después del calentamiento abrupto del agua del océano entre 1998 y 2007. Aunque el calentamiento del océano se detuvo entre 2008 y 2017, los glaciares ya habían experimentado una socavación tan extrema en la década anterior que siguieron retrocediendo a un ritmo acelerado. Descubrimientos como estos son los que eventualmente ayudarán a predecir la velocidad a la que se reducirá el hielo.