¿Eres un "prosumer"? ¡Puedes participar en la gestión de espacios públicos!
La educación ambiental es una herramienta muy potente para cambiar la forma de ver el mundo y concienciar a la ciudadanía sobre los retos y problemas de nuestros espacios públicos y zonas naturales. Aquí os mostramos algunos ejemplos.
La gestión de los espacios públicos y zonas naturales está cambiando de paradigma hacia una mayor implicación de los usuarios y la sociedad en general. Las administraciones públicas y los gobiernos se dan cuenta que con la puesta en marcha de programas y proyectos de educación ambiental ayudan a mejorar estos espacios públicos y aumentan el sentimiento de pertenencia de la ciudadanía hacia esos parques, playas, ríos y montañas.
Así pues, los usuarios pasan a ser "consumidores" de estos espacios a ser "productores" de actividades relacionadas con la conservación y recuperación de ecosistemas: retirada de vegetación invasora, plantación de especies autóctonas, etc.
El nuevo término de "prosumer" (o "prosumidor), ampliamente utilizado en las teorías de la comunicación del siglo XXI, hace referencia a esa bidireccionalidad: los que gozan de los parques paseando el perro o corriendo, también pueden ser actores partícipes de la conservación de estos lugares, que conforman una verdadera infraestructura verde de nuestras urbes.
La administración pública, impulsora de la educación ambiental en España
En nuestro país hay una variada oferta de actividades educativas, ambientales y de sensibilización organizadas por distintos organismos públicos a diferentes escalas.
A nivel nacional, cabe mencionar el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PAEAS), impulsado por el Gobierno Español a través del Ministerio de la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Se trata de un documento que establece un catálogo de 61 acciones agrupadas en seis ejes operativos que dan respuesta a 20 objetivos específicos.
Las actuaciones específicas se basan en la organización de seminarios, conferencias, elaboración de guías para la mejora ambiental de equipamientos educativos o el impulso de un programa de ciencia ciudadana en medio marino.
Si ampliamos lupa, destaca la participación ciudadana impulsada por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), en Cataluña, que ofrece un programa educativo dirigido a familias, escuelas, apasionados por la naturaleza y aficionados a la observación de biodiversidad.
La última jornada participativa fue a finales de octubre, con una amplia oferta de divulgación y experimentación en las playas metropolitanas bajo el paraguas de "Acció Platges Met". Se llevaron a cabo observación de tortugas, plantación de especies autóctonas de los ecosistemas dunares e itinerarios guiados por las playas.
A su vez, la Junta de Andalucía también ofrece una amalgama importante de actividades mediante tres ejes de educación y sensibilización ambiental: el Proyecto Semilla, sobre los ecosistemas forestales y la flora silvestre; el Proyecto Pleamar, sobre el medio literal, y el Proyecto Educaves, sobre la conservación de estas especies y sus hábitats.
Sin movernos de esa región, el Ayuntamiento de Málaga tiene en marcha el "Málaga reforesta", un programa de reforestación impulsado por el consistorio dirigido a colegios, institutos y entidades.
El Gobierno de Aragón tiene un Aula de Medio Ambiente Urbano llamado "La Calle Indiscreta". Se trata de un equipamiento que ofrece a la población aragonesa un conjunto de actividades realizadas por educadores y científicos sobre agua, residuos, movilidad sostenible, energía o cambio climático. La metodología es muy variada: desde talleres temáticos hasta juegos pasado por exposiciones itinerantes.
Finalmente, ponemos el foco en "Canarias por una Costa Viva". Se trata de un proyecto impulsado por el Cabildo de Gran Canaria que integra sensibilización , educación e investigación centrado en la conservación de las costas. Los ciudadanos pueden participar en limpieza de playas y puertos, foros de discusión, interpretaciones en la costa o itinerarios guiados.