Utilizar la geoingeniería solar podría aumentar el riesgo de malaria
A pesar de que la ingeniería climática a menudo se enmarca como una medida provisional para disminuir los impactos del cambio climático, un nuevo estudio sugiere que podría redistribuir el riesgo de malaria.
El aumento de las temperaturas a consecuencia del calentamiento global está actualmente en camino de remodelar el panorama de la salud mundial. Los golpes de calor o la expansión de enfermedades infecciosas son algunos de los impactos negativos que podría tener en nuestra salud.
Estos efectos podrían reducirse mediante la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero, un proceso lento y poco probable con las débiles restricciones actuales. Por esta razón, numerosos científicos señalan a la ingeniería climática como una de las posibles soluciones para lidiar contra el cambio climático.
¿Qué es la geoingeniería solar?
La geoingeniería solar es una propuesta radical que tiene como objetivo compensar el calentamiento global inducido por los gases de efecto invernadero. ¿Cómo se conseguiría? Aumentando la cantidad de luz solar que la tierra, el océano o la atmósfera reflejan de vuelta al espacio, disminuyendo así la cantidad de calor que el sistema climático absorbe.
El principal enfoque propuesto para la geoingeniería solar es la inyección de aerosoles estratosféricos. Se pretende inyectar de manera deliberada pequeños aerosoles con propiedades reflectantes en la estratosfera, con el objetivo de disminuir la entrada de luz solar, consiguiendo enfriar el planeta. A pesar de que nunca se ha probado al aire libre, las grandes erupciones volcánicas proporcionan evidencias de que el aumento de aerosoles estratosféricos enfriaría el planeta.
¿Por qué podrían aumentar las posibilidades de malaria en el mundo?
De todas las posibles enfermedades infecciosas a las que se debe dar prioridad, los patógenos transmitidos por mosquitos o garrapatas son especialmente importantes debido a que su tasa de replicación se ve influenciado por las temperaturas.
El aumento de las temperaturas favorecerá la expansión de la malaria en zonas del este y sur de África, provocando aún más muertes. Se estima que la malaria supera los 200 millones de casos globales, con al menos 400.000 muertes.
A pesar de que este patógeno tiene una carga predominantemente tropical en la actualidad, la malaria se adapta inusualmente a temperaturas más frías, con un pico de transmisión de 25 ºC. Se ha planteado la hipótesis de que la geoingeniería solar podría facilitar la transmisión de malaria, dado su disminución de las temperaturas en latitudes tropicales.
A pesar de su importancia, estos riesgos para la salud están poco estudiados. En consecuencia, la geoingeniería podría simplemente mantener la carga actual de enfermedades o, en el peor de los casos, aumentar la carga de malaria en latitudes próximas a los trópicos. Así como prevenir o retrasar la incursión de enfermedades tropicales en latitudes más altas.