¿Por qué hace tanto frío y nieva en Estados Unidos y aquí no?
La Oscilación Ártica junto a un bloqueo anticiclónico explican esa dicotomía entre las nevadas intensas de Norteamérica y el tiempo seco en la Península Ibérica.
Los Estados Unidos se encuentran bajo un temporal de nieve, viento y frío muy fuerte, extenso y duradero que sacude distintas regiones, mientras aquí en Europa occidental seguimos bajo la influencia anticiclónica, con pequeños matices y ligeras entradas de norte en algunos momentos.
El vórtice polar sigue extremadamente fuerte y cerrado cerca de los polos, con lo cual, el almacén de aire frío sigue muy lejos de nosotros. La formación de borrascas profundas y masas de aire frío se gestan en latitudes mucho más elevadas. Por ejemplo, Islandia ha empezado la semana con una ciclogénesis explosiva que está dejando un verdadero temporal de nieve y ventisca, con rachas superiores a los 150 km/h. Las bajas presiones han alcanzado valores realmente sorprendentes, inferiores a los 930 hPa, hecho que corrobora la magnitud de ese "monstruo invernal atmosférico".
Sin embargo, en Europa occidental, y especialmente en Francia y la Península Ibérica, sigue aposentado ese anticiclón tozudo que tiene un rol bloqueador e inhibidor de cualquier tipo de perturbación.
Las altas presiones que rondan la península superan los 1030 hPa y actúan como una barrera perfecta para impedir una descarga de aire frío desde latitudes altas. En este sentido, esa masa de aire tan estable hace de escudo y desvía las masas de aire frío desde Italia hacia el Mediterráneo oriental, donde van sucediéndose las borrascas y entradas polares porque hay vía libre en la atmósfera que lo permite.
NAO y AO: dos patrones compenetrados que agudizan ese tiempo opuesto
La Oscilación del Atántico Norte (NAO) y la Oscilación Ártica (AO) son dos patrones de teleconexión que miden el grado y magnitud de formación de borrascas en el hemisferio norte.
La Oscilación Ártica muestra las anomalías de presión entre latitudes altas y las regiones más situadas en latitudes medias. Ese patrón de variabilidad atmosférica "mide" el grado en que el aire del Ártico es capaz de penetrar hacia esas últimas zonas. Así pues, una AO positiva significa que se producen presiones más bajas de lo habitual en la región polar y empujan la corriente en chorro hacia latitudes medias, con una componente más zonal.
Sin embargo, cuándo esa AO es negativa, el jet stream serpentea mucho más, provocando vaguadas muy profundas y zonas de bajas presiones muy amplias que pueden penetrar más hacia el sur.
Ahora mismo, los dos patrones de teleconexión se encuentran totalmente positivos. En el caso de la AO, su positividad afecta mucho más los Estados Unidos, con esos temporales de nieve, frío y viento. Si en Europa occidental no hubiese ese anticiclón de bloqueo, probablemente el jet stream podría circular "más abajo" y provocar situaciones más propensas a la inestabilidad y a las nevadas. Aquí es donde entra el otro elemento en juego: la NAO, que al ser igualmente positiva sugiere que existe una barrera para que las borrascas cirulen más al sur, camino de la Península Ibérica.
Todo parece indicar que llega un pequeño cambio de tendencia, con posibles cambios que veremos si son efímeros o invertirán realmente la positividad de esos dos patrones.