¿Existe realmente la Micronesia española? Las teorías que apoyan la soberanía de España sobre varias islas del Pacífico
Hubo una época en la que en el imperio español no se ponía el sol. Ahora, algunas voces defienden que nuestro país nunca perdió la propiedad de islas y atolones situados en la Micronesia, que fueron sus colonias en Oceanía.
España fue una gran potencia colonial que llegó a tener soberanía sobre territorios situados en los cinco continentes. A finales del siglo XVIII, el Imperio español tenía 14 millones de kilómetros cuadrados, casi la séptima parte de la superficie de las tierras emergidas del planeta.
A pesar de haber sido una potencia mundial indiscutible, la inestabilidad económica y militar, y la mala gestión de sus recursos, acabó con el imperio español en el siglo XIX. Gran parte de esas colonias se perdieron en prolongadas guerras de independencia y contra otras potencias que se las anexionaron.
Sin embargo, en los últimos años, algunas voces han reavivado teorías sobre la posibilidad de que España aún mantenga la propiedad sobre una serie de archipiélagos situados en el Pacífico, y que serían vestigios de este pasado colonial.
¿Son verosímiles? ¿Sobre qué hechos se apoyan? Lo descubrimos en este repaso a nuestra historia.
¿Qué abarcaba el imperio español?
Entre las colonias integradas en la Corona española se encontraban la zona occidental de Sudamérica, Cuba y Puerto Rico en el Caribe, asentamientos aislados de las actuales Alaska y Canadá, o las Indias orientales: Filipinas, las Marianas, las Carolinas, las Palaos y el norte de Formosa.
En Europa, el Imperio incluía los Países Bajos, algunos territorios en Italia, como Nápoles, Sicilia y Cerdeña, y otros en la actual Francia, como el Franco Condado y el Rosellón.
Respecto al continente africano, además de las Islas Canarias, incorporadas definitivamente a la Corona de Castilla en 1496, y Ceuta y Melilla, España también administró Guinea, el Sáhara, y zonas de la costa occidental del actual Marruecos como Ifni.
Venta de las islas del Pacífico por 25 millones de pesetas
A finales del siglo XIX España pierde una guerra contra Estados Unidos. Como consecuencia del Tratado de París (1898) –y además de Puerto Rico– tuvo que ceder al vencedor la isla de Guam (la más grande de las Marianas) y Filipinas.
Un año después de la derrota, devastada económicamente, vendió el resto de sus posesiones en el Pacífico –las otras Marianas, las Carolinas y Palaos– a Alemania. ¿El precio? 25 millones de las antiguas pesetas.
Durante el siglo XX y a causa de los armisticios de las dos guerras mundiales, estos territorios, la mayoría islotes poco poblados, fueron pasando de mano en mano. Primero Japón y luego Estados Unidos, hasta que el proceso de descolonización provocó su independencia o que quedaran bajo la soberanía de estados de la zona.
Las teorías de la soberanía española
En el año 1948, un investigador del CSIC llamado Emilio Pastor que revisaba el contrato de venta de las Carolinas a Alemania, observó que los redactores habían olvidado reflejar en el texto del acuerdo algunos diminutos islotes. Concretamente, Güedes, Coroa, Pescadores y Ocea.
Su teoría la publicó en un libro titulado ‘Territorios de soberanía española en Oceanía’, en el que llegó a hablar de “Provincia Oceánica Española”. La cuestión fue elevada al Consejo de ministros de Franco en 1949, que en aquel momento desistió de realizar cualquier intento de reclamación.
En 2014, un diputado de Amaiur planteó en el Congreso una pregunta dirigida al Gobierno sobre esta cuestión, y el debate se reabrió. Sin embargo, y a pesar de lo que reflejaron algunos medios de comunicación, la respuesta, publicada en el boletín oficial de las Cortes ese mismo año, no dejó lugar a dudas.
La verdadera soberanía de los atolones e islotes
España no posee ninguna isla en el Pacífico. La razón es que en el tratado con Alemania no se concretó una delimitación geográfica. Tampoco se redactó un catálogo de territorios: cedió, sin excepción alguna, todas sus posesiones en el Pacífico.
Y, así, definitivamente, el atolón de Güedes (actual Mapia) pertenece a Indonesia; el de Coroa (ahora Rongerik) forma parte de las Islas Marshall; el de Pescadores es hoy el municipio micronesio de Kapingamarangi; y el islote de Ocea, conocido posteriormente con el nombre de Matador, está actualmente sumergido.
El asunto, que aquí alimentó vivos debates, generó no pocos titulares, e incluso forzó al Gobierno de España a manifestarse, pasó totalmente desapercibido para los habitantes de estas pequeñas islas, para los que nuestra cultura tampoco dejó ninguna huella.