Europa candidata a tener vida extraterrestre

Cuando hablamos de encontrar vida fuera de la Tierra nuestra imaginación vuela a Marte o quizás a Venús, y es posible que esté algo más lejos, ya que los científicos están pensando... ¡en las lunas de Júpiter!

La superficie helada de Europa, a partir de imágenes tomadas por la nave espacial Galileo. Las variaciones de color están asociadas con diferencias en el tipo de hielo. Las áreas que parecen azules o blancas contienen agua helada relativamente pura, mientras que las áreas rojizas y parduscas podríamos considerarlas como hielo “sucio”.
La fascinante superficie helada de Europa, a partir de imágenes tomadas por la nave espacial Galileo de la NASA a finales de la década de 1990. Las variaciones de color están asociadas con diferencias en el tipo de hielo. Las áreas que parecen azules o blancas contienen agua helada relativamente pura, mientras que las áreas rojizas y parduscas podríamos considerarlas como hielo “sucio”. El norte de Europa está a la derecha de la imagen. Fuente: NASA.

Para hacernos una idea de conjunto, primero retrocederemos en el tiempo al 7 de enero de 1610, cuando Galileo Galilei hizo un descubrimiento histórico: cuatro puntos brillantes que giraban alrededor del planeta Júpiter. Se trataba de los satélites llamados hoy galileanos, que de más cerca a más lejos del planeta son: Ío, Europa, Ganimedes y Calixto.

A continuación, viajaremos a unos 628 millones de kilómetros de nuestro planeta azul, al mayor planeta del sistema solar, el gigante gaseoso Júpiter, situado a 778 millones de kilómetros del Sol. Recibe su nombre del principal dios de la mitología romana, padre de dioses y de hombres, con una masa 318 veces la de la Tierra, formado principalmente por hidrógeno y helio, y con un campo magnético de gran intensidad.

Lunas tan grandes como planetas

Júpiter posee un tenue sistema de anillos descubierto por la sonda Voyager I en 1979 y, hasta ahora, 79 satélites de una gran variedad de tamaños. Nos vamos a fijar en los galileanos, siendo el mayor Ganímenes, que con sus 5.268 kilómetros de diámetro es el mayor del sistema solar, 1,5 veces nuestra Luna, e incluso, más grande que el planeta Mercurio (4.880 km). En tamaño le sigue Calisto, 4.820 km, que siempre da la misma cara a Júpiter; el curioso Ío de 3,643 km, con sus más de 400 volcanes activos y finalmente Europa, con 3.122 km, más o menos del tamaño de nuestra Luna y con un más que posible océano líquido. Todos tienen en común una tenue atmósfera, campo magnético y un núcleo metálico, más o menos grande, con la excepción de Calisto que sería de roca.

A diferencia de la mayoría de los satélites externos del sistema solar, que se encuentran cubiertos de una gruesa capa de hielo, bien de agua o de hidrocarburos, Ío está compuesto principalmente de roca, rodeando un núcleo de hierro y en proporción, es el que menor cantidad de agua tiene entre los objetos conocidos del sistema solar. Con esta adversidad deberíamos descartarlo en la posibilidad de encontrar vida, tal cual la conocemos nosotros.

Imagen del planeta Júpiter tomada por el telescopio Hubble en 2019, donde se ve la Gran Mancha Roja.
Imagen del planeta Júpiter tomada por el telescopio Hubble en 2019, donde se aprecia perfectamente la Gran Mancha Roja. Fuente: https://solarsystem.nasa.gov.

Las nueve misiones espaciales que se han acercado al planeta y a sus lunas han ido aclarando poco a poco ciertas dudas y confirmando muchas de las hipótesis que había sobre el sistema joviano. Las imágenes enviadas por todas estas sondas, más las obtenidas por el telescopio Hubble, parecen indicar la posibilidad de la existencia de océanos, tanto congelados como líquidos, en las Ganímedes, Calisto y Europa.

Océanos de agua y ¿posible vida?

La misión Galileo de la NASA, a finales de los 90, detectó indicios de un posible océano debajo de la superficie de Europa y en 2013 el telescopio Hubble observó posibles fumarolas de vapor de agua disparadas desde la superficie de esta luna. También se cree que los otros dos satélites helados, Ganímedes y Calisto, podrían tener océanos líquidos debajo de su superficie. Y claro, surgió la gran pregunta, ¿podría haber vida y podríamos buscarla?

Antes de intentar contestar a estas preguntas hay que definir qué entendemos por vida “extraterrestre”. Podemos decir que nos referimos al hipotético tipo de vida que pueda existir fuera de nuestro planeta y que no se haya originado en él. El rango de esta definición es muy grande, desde simples microorganismos a seres con civilizaciones más avanzadas a la nuestra. Está claro que lo que podríamos intentar buscar en las lunas jovianas serían lugares donde las condiciones fueran propicias para el desarrollo de formas básicas de vida extraterrestre.

Ahora solo el satélite Europa podría cumplir con la condición de tener océanos con rocas de fondo capaces de dar alimento a posibles microrganismos.

Para poder sustentar vida, sería conveniente que los océanos estuvieran en contacto con la roca en el fondo para que los posibles microrganismos tenga una fuente de alimento, ya que los minerales podrían así filtrarse al océano y enriquecerlo. Actualmente, se piensa que solo Europa cumple esta condición. Y para buscarla, la Agencia Espacial Europea planea enviar una nave espacial a Júpiter en el año 2022, llamada Jupiter Icy Moons Explorer (JUICE). Programada para llegar a Júpiter en el 2029, realizará múltiples sobrevuelos de Europa y Calisto antes de entrar en órbita alrededor de Ganímedes entre el 2032 y 2034. Esta nave espacial sería la primera en orbitar una luna distinta a la de la Tierra.