Este es el fenómeno responsable del comienzo fresco y tormentoso del verano en España
A diferencia de otros años, en 2024 junio ha transcurrido con temperaturas muy contenidas, e incluso frescas, y tormentas muy fuertes y repartidas en nuestra geografía: este fenómeno es el responsable de la situación de las últimas semanas.
El mes de junio es significativamente más húmedo que julio o agosto en amplias regiones de la Península, también es más fresco y en ocasiones relativamente tormentoso. Sin embargo, este año su carácter suave y tormentoso está prolongándose hasta los últimos días del mes, cosa que en los últimos años no ha sucedido con frecuencia.
¿Hasta qué punto es inusual la situación de estas semanas?
En junio han llegado a registrarse verdaderas olas de calor, como en 2019 o 2022, mientras que este 2024 las temperaturas finalizarán con valores muy próximos a la media o incluso frescos en algunas regiones.
Lo más significativo es que podría tratarse del primer mes que no resulte por encima de la media desde abril de 2022 y, además, en las últimas semanas las las precipitaciones y los episodios de tormentas han sido especialmente abundantes, extensos y variados, con una dinámica meteorológica más propia de la primavera que del verano.
Un ejemplo lo tenemos estos días: a las puertas de julio, una DANA ha descendido mucho de latitud hasta alcanzar el suroeste peninsular. Esto ha traído como consecuencia un importante episodio tormentoso que ha llegado a causar numerosas incidencias en el interior peninsular, a parte de suavizar de nuevo las temperaturas hasta valores primaverales en amplias zonas.
Sin embargo, para encontrar la explicación a este comportamiento tenemos que aumentar la escala de observación y fijarnos en algo mucho más amplio que una borrasca o una DANA.
El chorro polar y sus meandros
Si nos fijamos en cómo discurren los vientos en la alta atmósfera, rápidamente repararemos en la presencia del chorro polar, esa corriente situada a gran altura que se desarrolla debido a la rotación de la Tierra y al gradiente de temperatura, densidad y espesor de la atmósfera existente entre regiones polares y tropicales.
Las irregularidades de la superficie terrestre y la dinámica de las masas de aire en niveles bajos generan ondas en la circulación atmosférica que se propagan y alteran el flujo del chorro polar.
Esto significa que el chorro no siempre se mantiene fuerte y estable, como sucede en planetas con una superficie mucho más homogénea como Júpiter o Saturno, sino que presenta diversos estados alterados con meandros y ondas que permiten la migración de masas de aire fuera de su latitud de origen. Esto último da lugar a estructuras que se traducen en profundas vaguadas y en algunos casos danas como la que nos está afectando.
En las últimas semanas esta situación ha sido recurrente, con un chorro polar muy debilitado e irregular que ha permitido la formación de estas grandes ondas. Una situación que ya mencionamos en Meteored al hablar del carácter que podría tener la segunda quincena de junio, y que sin duda ha sido la dominante en este mes.
El anticiclón de las Azores también tiene "la culpa"
No hay que perder de vista que, igual que este escenario favorece la migración de aire frío hasta nuestras latitudes, también permiten el ascenso de aire cálido desde latitudes bajas, algo a lo que se han tenido que enfrentar en el este de Europa al afrontar olas de calor extremadamente fuertes en las últimas semanas.
En la Península Ibérica esto también podría haber sucedido de no ser por la presencia del famoso anticiclón de las Azores, que ha recuperado su posición y facilitado que el flujo predominante tenga una procedencia atlántica en nuestra geografía.
¿Continuará esta dinámica en julio?
Lo cierto es que a medio plazo sí parece que las ondulaciones en el chorro polar seguirán siendo significativas, por lo que julio comenzará también con contrastes y algunas tormentas. Sin embargo, tal y como cabría esperar, todo apunta a que progresivamente tenderá a estabilizarse y ganar latitud, por lo que estas situaciones serán menos frecuentes a medida que nos adentremos en el mes de julio.
De hecho, según los escenarios más probables de nuestro modelo de referencia, la primera semana de julio ya podría finalizar con temperaturas plenamente estivales, puede que incluso superiores a la media de la época del año.