España tiene su propio Amazonas: la selva con playas de agua cristalina para viajar en Semana Santa
Esta pequeña isla conserva una de las mejores muestras de los bosques prehistóricos que una vez también se extendieron por la cuenca del Mediterráneo, donde hoy están extintos.

Se aproxima la Semana Santa y, para quienes tengan la fortuna de poder aprovecharla para disfrutar de una escapada, es el momento de decidir destino y organizar reservas.
Aquellos que busquen conectar con la naturaleza en su estado más puro y adentrarse en selváticos paisajes de ensueño, llenos de riqueza ecológica y envueltos en una mística especial, no deben pasar por alto esta propuesta.
Un ecosistema excepcional y selvático
Nuestro viaje nos lleva al corazón de la isla canaria de La Gomera, hasta el Parque Nacional Garajonay, un santuario natural de incalculable valor ecológico y paisajístico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986.
La joya del parque es una de las mayores extensiones de laurisilva del planeta, un bosque relicto de la era terciaria que ha desaparecido en gran parte del mundo, pero que, sin embargo, sobrevive en las islas Canarias gracias a su clima húmedo y templado.

Se trata de un tipo de selva subtropical compuesta por especies arbóreas de hoja perenne como laureles, tilos, viñátigos y fayas.
Este ecosistema es un refugio para numerosas especies endémicas de flora y fauna, muchas de ellas en peligro de extinción. Entre ellas se encuentran el lagarto gigante de La Gomera (Gallotia bravoana) y la paloma rabiche (Columba junoniae), dos especies emblemáticas de la laurisilva canaria.
Paisajes envueltos en la bruma
El Parque tiene aproximadamente 40 km² de extensión y abarca cerca del 10% de la superficie total de La Gomera, la segunda isla más pequeña de las Canarias tras El Hierro.

A pesar de sus pequeñas dimensiones, La Gomera tiene una geografía accidentada -una de las formaciones geológicas más impresionantes de la isla es el roque Agando- con altitudes que oscilan entre los 600 y los 1487 metros que alcanza el Alto de Garajonay.
Esto favorece la presencia de un microclima que mantiene la humedad durante todo el año y que está generada por los vientos alisios y la llamada "lluvia horizontal", un fenómeno por el que las densas brumas se condensan sobre la vegetación y mantienen el suelo en constante humedad.
Rutas, senderos y playas
Los visitantes del Parque Nacional Garajonay deben conocer que, debido a su importancia ecológica, está sujeto a estrictas medidas de conservación.

La actividad humana está regulada para minimizar el impacto ambiental, por lo que está prohibido dejar residuos y hay que seguir los senderos establecidos -muy bien señalizados- para evitar daños en la vegetación y la fauna. Estas son algunas de las rutas más recomendables:
- El Alto de Garajonay. Como ya hemos apuntado, el punto más alto de La Gomera, por lo que ofrece vistas panorámicas impresionantes de la isla y, en días despejados, de otras islas del archipiélago.
- El Raso de la Bruma. Este sendero permite experimentar de cerca la magia del bosque de niebla y su exuberante vegetación.
- Las Creces. Para senderistas que requieran un recorrido más accesible para disfrutar de la belleza del bosque de laurisilva con menor dificultad.
Además, en la isla existen áreas recreativas de descanso o para disfrutar de un picnic en plena naturaleza, como Laguna Grande. Y, por su supuesto, conviene perderse en alguna de sus playas y calas volcánicas de arena negra y cantos rodados, bañadas por las cristalinas aguas del Atlántico.

Las playas más populares y con mayores servicios son la del Inglés, en el Valle Gran Rey, San Sebastián, Santiago o Vueltas. En cambio, quienes busquen calas más recónditas y salvajes deberán decantarse por La Caleta, Avalo o Alojera, verdaderos remansos de paz.
Vestigios aborígenes, silbos y amores de leyenda
La visita a la isla también puede aprovecharse para descubrir la huella de sus aborígenes: los gomeros, entroncados genética y culturalmente con los bereberes del norte de África.
En la zona del parque aún pueden encontrarse estaciones de grabados rupestres y aras de sacrificio, la estructura ceremonial predominante en La Gomera. Otra de las señas de identidad de la cultura tradicional de la isla es el "silbo gomero", un lenguaje silbado único en el mundo, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009.

El Parque Nacional Garajonay también está impregnado de historia y leyenda. Su denominación proviene de la trágica historia de amor de Gara y Jonay, una versión canaria del mito de Romeo y Julieta.
Según cuentan, la princesa gomera Gara y Jonay, un joven de Tenerife, vivieron un romance prohibido que terminó en tragedia en lo alto de la montaña que hoy lleva el nombre de ambos.