¿Es mejor el aceite de oliva virgen extra sin filtrar? Esto es lo que dicen los expertos
La tendencia del consumidor por el aceite de oliva virgen extra sin filtrar gana terreno, pero... ¿estamos realmente ante un producto de mayor calidad y naturalidad? Los expertos lo niegan, y muchas son las razones.
En los últimos años, el aceite de oliva extra virgen sin filtrar ha ganado popularidad como símbolo de autenticidad. Sin embargo, como ocurre con otros productos, como puede ser el vino sin clarificar, no estamos ante un producto de mayor calidad y/o naturalidad.
Han sido muchos los expertos que han advertido y advierten que no es inherentemente superior ni más natural que el aceite filtrado; es más, su calidad puede deteriorarse si no se conserva adecuadamente y se consume en un periodo de tiempo muy corto posterior a su elaboración.
¿Qué tiene de especial el aceite de oliva sin filtrar?
Este producto, caracterizado por su turbidez, ha capturado de forma excelente la atención de los amantes de la cocina, posicionándose como el top gastronómico de la dieta mediterránea. No obstante, más allá de esta excelente acción marketing, una exploración más profunda revela que su ascenso a la cúspide de la moda culinaria podría no ser tan indiscutible como parece.
En un mundo que valora lo natural y auténtico, el aceite sin filtrar ha ganado popularidad por su presentación y por conservar la esencia completa de las aceitunas frescas. Este aspecto turbio, a menudo comparado con el vino en rama sin filtrar ni clarificar, confiere al aceite una sensación de pureza y rusticidad que enamora a los consumidores contemporáneos.
Sin embargo, surgen discrepancias cuando se compara esta tendencia con otros productos artesanales.
En contraste con la noción romántica de que lo menos procesado es lo mejor, el aceite sin filtrar no es inherentemente más natural que su contraparte filtrada. De hecho, muchos expertos destacan que, justo al revés de la creencia común, el aceite sin filtrar puede ser más susceptible a la degradación de la calidad si no se maneja correctamente.
¿Qué hay detrás de la turbidez de un aceite de oliva sin filtrar?
La turbidez que presentan estos productos, suele ser, en la mayoría de ocasiones un signo de impurezas y partículas en suspensión que, con el tiempo, podrían afectar negativamente al sabor y aroma, empobreciendo la calidad de un producto exquisito como es el aceite de oliva virgen extra.
De manera general, esa turbidez propia de los productos sin tratamientos de estabilización para su correcto almacenamiento, suele estar provocada por la presencia de agua, restos de pulpa y del propio hueso de la aceituna. La presencia de esos restos de agua propios del proceso de elaboración originan con el paso del tiempo un incremento de la acidez del aceite, lo que empeora de forma inmediata su calidad.
Por todo ello es esencial entender que la calidad del aceite de oliva depende de diversos factores, como la calidad de las aceitunas utilizadas, el proceso de extracción y el almacenamiento adecuado. Si bien el aceite sin filtrar puede ofrecer una experiencia sensorial única, no es la panacea de la autenticidad culinaria.
En definitiva, la moda del aceite de oliva extra virgen sin filtrar refleja la creciente demanda de productos alimentarios menos procesados y más auténticos. Sin embargo, la clave está en reconocer que, en el mundo del aceite de oliva, la calidad y autenticidad no se definen únicamente por su estado de filtración, y todo esto nos indica que, en ocasiones, lo que aparentemente es más natural arrastra consigo una serie de problemas que pueden volverse en contra de la calidad final de un producto único como es el aceite de oliva virgen extra.