¿Es más adecuado usar el término DANA que gota fría?
Los términos de gota fría y DANA suelen asociarse a lluvias y tormentas fuertes, en ocasiones de consecuencias catastróficas. ¿Esto es correcto? ¿Hay alguna diferencia entre estos dos elementos atmosféricos? Te lo explicamos aquí.
En determinadas épocas del año es frecuente hablar en España de fuertes tormentas asociadas a la llegada de descuelgues fríos a nuestras latitudes. Precisamente, en estas últimas semanas el término de DANA ha estado de actualidad debido a las fuertes tormentas. También algunos meteorólogos o medios de comunicación han hablado de la gota fría. ¿Por qué? ¿Son dos fenómenos completamente diferentes
Gota fría y DANA, ¿hablamos de lo mismo?
Ya te podemos adelantar que cuando hablamos de gota fría o DANA nos referimos al mismo elemento atmosférico. De hecho, este primer término surgió a finales del siglo XIX en Alemania, donde algunos meteorólogos introdujeron el concepto de “kaltlufttropfen”, cuya traducción aproximada vendría a ser gota de aire frío.
Años más tarde, climatólogos como Köppen y Scherhag definieron la gota fría como “una marcada depresión en altura, sin reflejo en superficie, en cuya parte central se encuentra el aire más frío”. Aquí ya se resalta que hablamos de una depresión en altura con un núcleo frío, un concepto innovador en su tiempo y que diferenciaba estos elementos de las típicas borrascas atlánticas.
A mediados del pasado siglo, apareció el concepto "cut-off low", que podría traducirse como depresión o baja aislada, algo que se acerca más al término de DANA. Desgraciadamente, a partir de la tragedia de la Pantanada de Tous de 1982 la gota fría se convirtió en un comodín meteorológico y un simple sinónimo de lluvias torrenciales o de consecuencias catastróficas en otoño. Este fue uno de los motivos de la implementación de la nueva idea de DANA.
¿Qué es una DANA?
Gracias a las nuevas teorías meteorológicas y a la necesidad de reemplazar el concepto de gota fría, en el seno de la actual AEMET apareció el término de DANA, siendo Francisco Martín uno de sus principales impulsares. De acuerdo con nuestro compañero de Meteored, una DANA es "una depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado completamente de la circulación asociada al chorro, y que se mueve independientemente de tal flujo llegando, a veces, a ser estacionaria o, incluso, retrógrada".
Esta definición se centra más en otras cuestiones relacionadas con algunas características del ciclo de vida de la depresión en altura, como su aislamiento, separación y su movimiento errático al quedar desgajada del chorro polar. Otra de las novedades que aporta este enfoque es que esta perturbación ciclónica aislada que se refleja verticalmente en todos los niveles, y que en sus últimas etapas lo hace aún más, incluso en superficie, en cuyo caso hablaríamos de una borrasca fría aislada.
La DANA de septiembre de 2019, ¿un punto de inflexión?
El término de DANA era bastante desconocido entre la población, hasta que llegó septiembre de 2019, cuando se gestaron varios trenes y sistemas convectivos asociados a una depresión en altura dejaron lluvias torrenciales de consecuencias catastróficas y varias víctimas en el sureste. Sin que se sepa exactamente el porqué, repentinamente este concepto se popularizó entre los medios de comunicación.
Y se repitió la historia de la gota fría. Desde entonces, en numerosas comarcas de la vertiente mediterránea se empezó a asociar la DANA con algo catastrófico, y que incluso daba más sensación de peligro. Es una palabra que enciende las alarmas, sobre todo en aquellas personas que desarrollaron pluviofobia tras sufrir de forma directa las consecuencias de aquel episodio.
¿Siempre hay lluvias torrenciales con una gota fría o DANA?
Como hemos visto, en ninguna de las definiciones de gota fría o DANA se hace referencia a las lluvias torrenciales. De hecho, es un error bastante extendido utilizar estos términos como sinónimos de precipitaciones intensas o/y catastróficas. Sólo un pequeño porcentaje de gotas frías o DANAs acaban generando eventos de lluvias torrenciales, siempre y cuando coincidan una serie de factores. Además, no es un fenómeno exclusivo del otoño.
Tampoco hay que olvidar que se pueden producir episodios de fuertes aguaceros sin la presencia de una depresión en altura. Entonces, ¿es más adecuado utilizar el término de DANA o el de gota fría? A nivel técnico y profesional resulta más aconsejable el primero, pero el segundo se puede usar también perfectamente, y además está muy arraigado en el ámbito mediterráneo, donde sigue siendo muy usado por aficionados y profesionales. Incluso en países como Francia o Portugal se recurre frecuentemente al concepto de gota fría. Lo importante es explicarlo adecuadamente.