¿Es la noche de San Juan la más corta del año?
Tradicionalmente, se considera que la noche de San Juan (23 a 24 de junio) es la más corta del año, pero dicha circunstancia ocurre en el solsticio de verano boreal, algunos días antes. Aquí te lo explicamos.
Existe la creencia generalizada de que la noche más corta del año es la de San Juan, cuya celebración se inicia cuando cae la noche el 23 de junio y se prolonga durante la madrugada del día 24, en que se celebra la onomástica. El calendario cristiano conmemora este día el nacimiento de San Juan Bautista y, al igual que ocurre con otros rituales, el fuego es uno de sus protagonistas. Si somos precisos, esa noche festiva, llena de magia para muchos, no es la más corta del año. Dicha circunstancia ocurre en el solsticio de verano en el hemisferio norte (de invierno en el sur).
El solsticio de verano boreal
El inicio de las estaciones astronómicas se suele fijar en los días 21 de diciembre, marzo, junio y septiembre. Aunque dicha circunstancia ocurre con relativa frecuencia, el día en el que tienen lugar los solsticios o los equinoccios pueden adelantarse o retrasarse uno o incluso dos días con respecto al 21. Tomemos como ejemplo el presente año y consideremos las efemérides en la hora oficial peninsular española. El solsticio de verano tuvo lugar el pasado miércoles, 21 de junio de 2023, a las 16 horas y 58 minutos y el equinoccio de otoño se producirá el próximo 23 de septiembre a las 8 horas y 50 minutos.
El solsticio de verano boreal marca el momento del año en el que el Sol alcanza una mayor altura sobre el horizonte, iniciando a partir de esa fecha su lento declive, por lo que es justamente en el solsticio cuando se produce la noche más corta de las 365 noches que tiene el año. Lo normal es que el solsticio se produzca el 20 o 21 de junio, aunque cada mucho tiempo (por los caprichos de la mecánica celeste) puede llegar a caer a últimas horas del día 19 o a primeras del 22. Lo que nunca puede ocurrir es que el solsticio de verano en el hemisferio norte se produzca un 24 de junio, en cuyo caso sí que podríamos afirmar que ocasionalmente la noche de San Juan es la más corta del año.
En la figura que acompaña estas líneas tenemos las horas del orto y del ocaso en la ciudad de Madrid a lo largo del presente mes de junio (de 2023). En la columna central aparece la duración de cada día, entendiendo este “día” como el periodo que transcurre entre la salida y la puesta de sol.
Podemos comprobar cómo la duración aumenta con cierta regularidad desde el día 1 (en la parte inferior), con 14 h y 45 min, hasta el día 18 en que por primera vez alcanza el máximo (15 h y 4 minutos) para mantenerse con ligeras variaciones (minuto arriba, minuto abajo) hasta el día 24, en que se inicia el acortamiento. En la parte central de ese periodo de siete días (del 18 al 24 de junio) es cuando la duración del día alcanza su máximo y, en consecuencia, la de la noche su mínimo. Es justamente ahí cuando tiene lugar el solsticio.
El simbolismo del fuego y el calendario
Según explicaba el antropólogo social y folclorista escocés James George Frazer (1854-1941) en su libro “La rama dorada. Magia y religión” (Fondo de Cultura Económica, 1981), existen dos teorías sobre el significado de los rituales con fuego, como las hogueras de la noche de San Juan. Una de ellas es la teoría solar y otra la purificadora.
La primera explicaría la cercanía en el tiempo (aunque no coincidencia exacta, como acabamos de contar) de la celebración de esas fiestas con fuego con las fechas de los solsticios. La segunda teoría da más peso al fuego como un elemento purificador. Al arder las hogueras o quemar cosas en ellas, damos un carpetazo a lo que consideramos malo o negativo y pasamos página.
En España destacan tres rituales de fuego por encima de los demás: la noche de San Juan, las Fallas y la Candelaria. La primera –a la que estamos dedicando estas líneas– es la fiesta de bienvenida del verano. Se inicia un periodo del año en el que cambiamos nuestros hábitos de vida, socializamos mucho más y estamos más tiempo al aire libre. En el caso de las Fallas, coincide en el tiempo con el equinoccio de primavera (boreal) y la quema de los ninots y lo que en ellos se representa (crítica social), simboliza la destrucción de personajes y hechos ocurridos durante el último año. Malos y buenos.
Por último, tenemos la fiesta de las candelas, en la que tampoco faltan las hogueras en algunos de los lugares donde se celebra. Su celebración coincide con la mitad del invierno 2 de febrero) y el fuego de las velas (candelas) representa la llegada de la luz, quedando atrás el largo y oscuro invierno. También –una vez bendecidas– se usan como elemento protector. En esa época del año el alargamiento de los días comienza a ser perceptible y se reanuda la actividad agrícola.