En verano... ¡cuidado con los 'cortes de digestión'!
Los cortes de digestión son uno de los principales problemas del verano. Se dice que aparecen al meterse en el agua sin esperar a que el cuerpo haya terminado el proceso de digestión, ¿es esto verdad? ¿A qué se deben?
Seguramente cuando eras joven habrás escuchado por parte de los más mayores que 'ojito con el agua' o 'no te metas de golpe al mar que aun no has hecho la digestión'. Los cortes de digestión son un problema frecuente en la temporada de verano, básicamente porque después de comer te entran esas ganas de meterte en el agua sin que tu cuerpo haya acabado el proceso digestivo pero, ¿por qué se producen los cortes de digestión y, qué son?
Los cortes de digestión, el problema del verano
Todo esto comienza cuando acabas de comer y arranca el proceso de digestión, aquel donde nuestro cuerpo obtiene los nutrientes de los alimentos. La expresión de la que estamos hablando, es decir, 'corte de digestión o hidrocución' se utiliza para referirse a la parada radical de este proceso y, aunque no solo ocurre a la hora de meterse al agua después de una comida, es una de las principales causas y problemas entre los más jóvenes que únicamente quieren bañarse y disfrutar de una jornada pasada por agua para aliviar el calor que está haciendo.
Se produce cuando nuestro cuerpo entra en contacto con las bajas temperaturas -aquí nos referimos al agua a menos de 27 ºC-. El sistema más activo después de comer es el digestivo por lo que nuestro cuerpo recibe menos aporte de sangre, si justo en ese momento nos metemos en el agua de forma 'brusca' nuestra sangre se ve obligada a repartirse por el cuerpo para contrarrestar esa pérdida de calor. Es por eso que pegarse un 'chapuzón' después de comer puede ocasionar mareos, náuseas y vómitos, más comúnmente entre niños que no son conscientes de este problema.
Los principales afectados, los niños y los más jóvenes
En verano, debemos tener un cuidado especial con la temperatura de las piscinas y del agua del mar. Es importante que la temperatura de nuestro cuerpo no baje ni suba de forma brusca. Hace mucho calor y el agua fresquita nos atrae más que nunca. Los niños insisten en meterse en el agua justo después de comer y, es normal. Las altas temperaturas hacen casi imposible estar al aire libre sin que te entren ganas de bañarte. ¿A ti tus padres te obligaban a esperar?
La temperatura corporal oscila entre los 36 y 37 ºC, después de comer y a la hora en la que nuestro cuerpo comienza la digestión, es normal que suba un poco. Nuestro sistema digestivo libera más calor para absorber los alimentos consumidos. En este caso la temperatura también varía en función de las calorías que hemos ingerido.
Sí, casi siempre son los niños los más afectados, los que tienen que esperar casi dos horas para volver a meterse al agua, pero nadie queda inmune ante este problema. A todos nos puede pasar, también a la hora de hacer ejercicio, beber agua muy fría, un estado de estrés o incluso el simple hecho de colocarnos boca abajo. Cualquier acción que pueda provocar una redistribución del flujo sanguíneo durante la digestión puede provocar este problema. Ahora que lo sabemos hay que meterse en el agua de forma lenta, y mojando cada parte de nuestro cuerpo poco a poco, ¡no hay excusa, sigue disfrutando del agua de manera consciente!