Emergencia en el vino español: estos serán los impactos del hielo en plena floración de las vides
Las lluvias de primavera alivian la situación de sequía en muchas zonas vitivinícolas, pero los viticultores mantienen la cautela ante la producción, y existe gran preocupación por el daño de las heladas.
El sector vitivinícola sufre las consecuencias de varias campañas en situación extrema de sequía, algo que afecta de forma directa en la producción y calidad de las uvas destinadas a la elaboración de vino.
La viticultura se encaja dentro de un sector extremadamente delicado y sensible a las condiciones meteorológicas, y a nivel productivo se enfrenta a desafíos cada vez más pronunciados debido a la creciente incidencia de fenómenos como la sequía y las heladas. Estos fenómenos tienen un impacto muy significativo en la producción de uvas y, por ende, en la industria del vino a nivel nacional e internacional, ocasionando al mismo tiempo desajustes y daños en el ámbito económico.
Sequía y heladas ponen en apuros la viticultura
La sequía, fenómeno caracterizado por una disminución prolongada en el tiempo de las precipitaciones, ha generado, desde hace varias campañas, estragos en numerosas regiones productoras de uva. La vid es un cultivo tradicionalmente de secano, sin embargo, cuando las temperaturas durante sus ciclos de desarrollo son excesivas requieren agua para una correcta maduración de la uva.
Además de la falta de precipitaciones, las heladas son otro fenómeno muy temido por los viticultores, representando una amenaza en ocasiones devastadora para los viñedos.
Las heladas producidas a mediados de la primavera pueden ser catastróficas, ya que coinciden con un estado de desarrollo de la vid donde pueden dañar los brotes tiernos y las flores incipientes, reduciendo por tanto la cosecha potencial. Las heladas tardías, justo antes de la cosecha, también pueden causar estragos, afectando la calidad de las uvas restantes, o incluso, anulando la producción.
Más allá de la sequía, Cataluña un claro ejemplo
Cataluña es una de las regiones más afectadas por la sequía, además, allí, las lluvias primaverales por el momento no han sido suficientes para salir del déficit hídrico en el que se encuentran la mayoría de embalses.
En esta zona las pérdidas económicas en producción de uva debido a la sequía se situaron en datos cercanos a los 18 millones de euros. Un valor que hace pensar en el impacto directo que tiene el déficit hídrico en cuanto al desarrollo del sector del vino. Además, ante esta situación, la DO Cava ha puesto en marcha un fondo de reserva de vino del que las bodegas puedan servirse ante una situación venidera peor.
Una de las bodegas más conocidas del país perteneciente a la DO Cava, como es el grupo Freixenet, ha presentado recientemente un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que podría afectar a cerca de 600 trabajadores, motivado por la crisis en el sector del cava a consecuencia de la situación de sequía.
Las heladas hacen mella en la viticultura
Tras las lluvias de primavera, y la entrada en el mes de mayo, las vides comienzan la brotación y en muchas zonas la floración. Sin embargo, los episodios de frío que provocan heladas, como las de hace unos días, causan daños importantes en los campos.
Durante la última semana, los siniestros por heladas han alcanzado cerca de 26800 hectáreas de viñedo, algo realmente preocupante, que ha tenido mayor incidencia en las regiones de Ribera del Duero, Rueda, Madrid o la Rioja, según datos de Agroseguro.
Tan solo en Ribera del Duero se estima un 80% del total del viñedo dañado, aún con el esfuerzo que han realizado los viticultores para intentar esquivar el frío mediante el uso de candelas y fuego.
Todo este desajuste productivo y cualitativo jugará un papel clave en los mercados vitivinícolas, donde la oferta y la demanda harán su balanceo en la búsqueda de precios justos para el campo y para el consumidor.