Embalses en noviembre: acaban el tramo otoñal más húmedo con problemas
Nuevamente este mes se está caracterizando por una gran parte seca y unos pocos días muy lluviosos. A lo que hay que añadir que no en todas las cuencas se han recibido aportes, por lo que solo hay aumentos parciales.
Varios han sido los episodios de precipitación durante noviembre, destacando el provocado por la borrasca de gran impacto Blas del 9 al 23, que principalmente afectó a las Baleares y el que estamos viviendo en estos últimos días, que está dejando en muchas áreas del extremo septentrional peninsular cantidades muy grandes de precipitaciones.
En lo que llevamos de mes y para observatorios principales, la máxima cantidad de agua recogida, hasta el momento, son los 346,2 l/m2 del aeropuerto de San Sebastián. Aunque hay estaciones que, debido a las grandes lluvias de este temporal, han medido cantidades más elevadas. En la otra cara de la moneda hay algunas áreas peninsulares, en especial del sur y suroeste, donde las precipitaciones están siendo muy escasas. Con todas estas particularidades, podemos considerar, hasta ahora, a noviembre un mes ligeramente más seco de lo normal en el conjunto de la Península.
Las temperaturas están por debajo de la media, sobre todo los valores nocturnos, debido a las importantes heladas en ambas mesetas que ha provocado la situación anticiclónica. Las rachas de viento esta vez sí están siendo una variable importante. El otro factor a tener en cuenta es la humedad relativa, que durante este mes se puede considerar dentro de sus valores normales.
Por tanto, de las principales condiciones meteorológicas para la evaporación, solo el viento está siendo adverso para nuestros embalses. Todo esto hace que por semanas tengamos que la reserva de agua disminuyó más que la media de los últimos 10 años durante todo el mes, excepto en la segunda semana.
Aumento en el agua embalsada en el norte
Este mes ha tenido varios momentos importantes de precipitaciones; para la reserva hídrica, el más destacado es el que estamos viviendo desde el día 21 hasta la fecha, en especial en el tercio norte peninsular.
Los embalses que más se deberían haber beneficiado de esta situación tenían que haber sido los de las cuencas septentrionales, en especial del área cantábrica y el Ebro. Y así ha sido, la cuenca que más ha aumentado es la del País Vasco interna, con una subida ligeramente superior al 21,0%.
De todos los pantanos de estas cuencas, el que más ha aumentado es el de Ibai-Eder, en la provincia de Guipúzcoa, con una subida del 43%. Este embalse de uso variado, terminado en 1991, tiene una superficie máxima de ocupación de 52 ha, siendo alimentado por el río del mismo nombre y rodeado de zona de monte, por lo que ha podido recoger la mayoría de las lluvias caídas, con puntos en sus cercanías que han superado los 400 l/m2.
Problemas en la Mediterránea andaluza
El problema de los grandes almacenamientos de agua es la pérdida por evaporación. Los factores que más influyen en ella son la temperatura, el viento y la radiación solar. Por lo que nos encontramos que en este mes de noviembre los más negativos han sido el segundo y el último. Aunque ya las horas de Sol son muy inferiores a las de oscuridad, la ausencia de nubosidad durante muchas jornadas ha provocado que su efectividad haya sido muy alta.
Debemos mantener la vigilancia en varios pantanos donde el factor humano ha trastocado en su evolución, sufriendo grandes desembalses durante los últimos meses, principalmente en las cuencas del Duero y del Ebro. Los escogidos, como ya saben mis lectores habituales son, respectivamente, el de Ricobayo en Zamora, que fue vaciado hasta el 11%, con un escasísimo 14,5% en la actualidad y el de Mediano, en Huesca, que lo dejaron a un 17%, estando en estos momentos al 31,5% de su capacidad.
También hay que poner en la lupa al pantano de Tanes, en la cuenca hidrográfica del Cantábrico Occidental, que en esta última semana ha sufrido una disminución del 24%, estando en la actualidad al 64,7%. Y está situado en una zona de Asturias donde las precipitaciones se han acercado al 200% sobre su media.
La escasez de precipitaciones y el dominio anticiclónico, con sus cielos poco nubosos, hace que la cuenca más perjudicada en este mes sea la Mediterránea andaluza, con una pérdida cercana al 8%. Esto representa una cantidad del 33% sobre su capacidad total, alejada casi un 20% de su media de los últimos 10 años.
Conclusiones
Ya hemos pasado el período del otoño más húmedo, y por tanto más propicio para nuestros embalses y la situación, apenas ha mejorado, ya que durante este mes hemos ganado 0,38% en el agua embalsada, que en estos momentos está al 39,19%, un 7% inferior a la misma fecha del año pasado y nos encontramos, por debajo de la media de los diez últimos años, algo más de un 14%.
En situación atmosférica normal, ya cerca de iniciar el invierno, aún deberíamos tener temporales atlánticos; pero de todas maneras, vista la evolución atmosférica, hay que seguir vigilando mucho la situación de nuestros embalses, principalmente en el sur peninsular, ya que la cuenca del Guadalquivir es la peor de todas con tan solo un 26,40% de su capacidad. Siendo la más alejada de su media de 10 años, la de Guadalete-Barbate, por debajo algo más de un 31%.
La importancia de aprovechar nuestros recursos hídricos es siempre primordial, pero en una situación como la que estamos viviendo desde hace unos meses, con el encarecimiento de materias primas para la producción eléctrica y su traslado a la economía y al aumento de los precios; la escasez de precipitaciones y por tanto la falta de agua en nuestros pantanos, podría llevarnos a unas restricciones, tanto para esa producción como para el consumo agrícola, con lo que la repercusión para nuestros bolsillos podría ser enorme. Tenemos todos un reto por delante, ¡ahorrar agua más que nunca!