Embalses en marzo, muy por debajo del promedio de la última década
Un anticiclón durante gran parte del mes ha impedido la circulación atmosférica normal, llegando polvo en suspensión al centro y sur peninsulares y solo un par de depresiones aisladas. ¿Cómo se han visto afectados nuestros embalses con estas situaciones? Lo vemos a continuación.
El balance hídrico de marzo no es excesivamente bueno. Los aportes se han producido por precipitaciones ligadas a la entrada de una perturbación por el sur peninsular a primeros de mes y luego por la “marzada” que sufrimos durante el puente de San José. Cabe destacar sobre todo la primera, por las importantes lluvias que produjo, con valores cercanos a los 200 l/m2 en zonas de la provincia de Cádiz y Málaga.
Estas semanas las temperaturas han sido entre normales y ligeramente más altas en la mayoría de las comarcas, sobre todo en esta última, con el nuevo dominio anticiclónico. Por otro lado, el viento no ha sido tan fuerte como en otras ocasiones. El último factor a tener en cuenta es la humedad relativa, que ha sido en general baja, sobre todo en la segunda quincena.
Por tanto, de las principales condiciones meteorológicas para la evaporación, solo no ha sido adversa para la reserva de agua embalsada la temperatura. Esto hace que por semanas tengamos que la reserva de agua aumentó menos que la media de los últimos 10 años, con la excepción de la primera semana, que sí ascendió más.
Aumentos en el agua embalsada
Como decíamos, este mes no ha tenido muchos momentos importantes de precipitaciones. Para la reserva hídrica, el más destacado fue el acontecido en los primeros días, en el extremo sur y sureste peninsulares y en el área levantina, sobre todo en las comarcas situadas entre las provincias de Cádiz y de Málaga.
Por tanto, los embalses que más se han beneficiado han sido los de las cuencas Mediterránea Andaluza y Júcar. Analizando todos los casos, en porcentaje, la primera es la que ha recibido un aporte hídrico más destacable.
En esta ocasión, hay varios embalses que han mejorado claramente su estado con las precipitaciones, como son los del Charco Redondo, en el río Palmones, y el de Guadarranque, en el río del mismo nombre, que están situados en una de las zonas de mayor precipitación, como ha sido el entorno de la sierra de Grazalema y que han tenido, respectivamente, subidas del 45% y 47% de su capacidad. Por todos estos factores la cuenca que más ha aumentado ha sido la Mediterránea andaluza, con una subida durante el mes de casi el 5,0%.
Disminución en el agua embalsada
Como sabemos, el problema de los grandes almacenamientos de agua es la pérdida por evaporación. Los factores que más influyen son la temperatura, el viento y la radiación solar. En este marzo nos encontramos con que los factores más negativos han sido en parte el viento y sobre todo la radiación solar, factor que va a empezar a ser predominante en los próximos meses.
También hay que considerar la relativa escasez de precipitaciones durante una buena parte del mes, ya que la zona de Galicia y del área cantábrica han estado fuera del recorrido de las perturbaciones durante muchos días. La suma de todos estos factores hacen que la cuenca de Galicia Costa, con una disminución ligeramente superior al 16%, sea la más perjudicada.
Conclusiones
En teoría hemos terminado el período relativamente seco invernal en la mayoría de nuestras comarcas, principalmente del centro y del este, y se puede considerar que marzo está siendo seco desde el punto de vista de las precipitaciones generales. Durante este mes se ha perdido un 0,3% en el agua embalsada, que en estos momentos está al 63,29%, casi un 3% por encima de la misma fecha del año pasado y nos encontramos, nuevamente muy por debajo de la media de los diez últimos años, en este caso algo más de un 5%.
En situación atmosférica normal, las irrupciones frías del norte y nordeste, más secas, y el anticiclón invernal de bloqueo, deberían ser sustituidos por temporales atlánticos de lluvia; de todas maneras debemos seguir vigilando mucho la situación de nuestros embalses, principalmente en el sur peninsular, ya que las cuencas del Guadalquivir y del Guadiana, siguen rondando el 30%, por debajo de su media de los diez últimos años, siendo la peor de todas esta última con tan solo el 41,51% de su capacidad total.