El túnel más largo del mundo: una obra faraónica que marca un hito en la ingeniería

El reto era descomunal: atravesar una cordillera que forma parte del Himalaya, donde en invierno se alcanzan los -30 ºC, para conectar a los habitantes de una de las regiones más vastas del planeta. Este país lo ha conseguido.

Este 2025 entrará en funcionamiento el túnel de autopista más largo del planeta.

China lo ha vuelto a hacer. El gigante asiático, experto en pulverizar récords mundiales cuando se trata de megainfraestructuras, ha estrenado 2025 anunciando la inminente finalización del túnel de autopista más largo del planeta, cuyas obras se iniciaron hace cinco escasos años.

Ubicado en la región autónoma de Xinjiang, esta enorme galería de 22,13 kilómetros de longitud, que ha sido bautizada como Tianshan Shengli, atraviesa imponentes montañas, lo que ha determinado la enorme complejidad de su construcción.

Además, ha supuesto un hito en la conectividad de la que es la mayor provincia china, que ahora cambiará para siempre. Un ejemplo de cómo la ingeniería puede superar complicadísimas barreras naturales para mejorar la calidad de vida de los casi veinte millones de personas que pueblan esta zona.

Ingeniería avanzada para desafiar condiciones extremas

Construir el túnel Tianshan Shengli ha sido, desde luego, una tarea titánica. El principal reto ha sido atravesar las montañas Tianshan, que forman parte del cinturón orogénico del Himalaya, y son famosas por su altitud y sus condiciones climáticas extremas, como los -30 °C que se registran allí en invierno.

Para superar estos obstáculos, los ingenieros han utilizado tecnologías de perforación de última generación, materiales especialmente diseñados para soportar el frío intenso y las presiones subterráneas, así como la mano de obra de más de 3.000 trabajadores.

La cadena montañosa de Tianshan forma parte del cinturón orogénico del Himalaya.

Otros de los importantes logros de esta infraestructura es su avanzado sistema de seguridad.

A lo largo de todo el túnel, se han dispuesto sensores que, cada pocos kilómetros, monitorean las condiciones estructurales, los sistemas automáticos de extinción de incendios y las estaciones de emergencia.

Además, está equipado con un sistema de ventilación de última generación que asegura la circulación constante de aire fresco, un aspecto crítico en túneles de este calibre.

Este pozo de ventilación tiene una profundidad de 706 metros, lo que supera en longitud a la Torre de Shanghái, que es la más alta de China.

Un impacto económico y social sin precedentes

La apertura del túnel Tianshan Shengli representará un antes y un después para la región de Xinjiang. Hasta ahora, viajar a través de las escarpadas montañas supone un importante desafío, especialmente durante los meses de invierno, cuando las serpenteantes carreteras suelen quedar bloqueadas por la nieve.

Así es la carretera que ahora atraviesa las montañas Tianshan, en la región china de Xinjiang.

Sin embargo, gracias al nuevo túnel, un trayecto que actualmente tarda en recorrerse varias horas, podrá realizarse en solo veinte minutos, lo que, sin duda, mejorará el comercio y la conectividad entre las comunidades locales.

Además, el Tianshan Shengli forma parte de la autopista Ürümqi-Yuli, que medirá 319,72 kilómetros cuando esté terminada en octubre de este año, y permitirá recorrer la provincia de norte a sur en 180 minutos, lo que reducirá considerablemente un tiempo de viaje que ahora es de siete horas.

Los otros grandes túneles del mundo

Aunque el Tianshan Shengli está considerado ya el más largo de los túneles de autopista, existen otros corredores que también impresionan por sus extraordinarias dimensiones.

Es el caso del túnel que conecta Aurland y Lærdal, en Noruega. Con 24,5 kilómetros, en el año 2000 se convirtió en el mayor túnel de carretera convencional. También merece una mención especial el de San Gotardo, en Suiza, considerado el túnel ferroviario más largo del mundo con sus 57,1 kilómetros.

En el capítulo de túneles submarinos, destaca el del Canal de la Mancha, que conecta Francia con el Reino Unido, y tiene una longitud de 50,5 kilómetros. De ellos, 37,9 transcurren bajo el agua.

Cada una de estas imponentes infraestructuras ha supuesto la aplicación de soluciones de ingeniería únicas a los complejísimos retos planteados.

Y es que, mientras que el túnel de San Gotardo está condicionado por la presión y el calor de las profundidades alpinas, el del Canal de la Mancha debió superar las enormes complejidades ligadas a su construcción bajo el mar.