¿El tiempo se ha vuelto loco este mes de abril en España? José Miguel Viñas explica los vuelcos en las temperaturas
En el mes de abril se dan grandes amplitudes térmicas diarias y también importantes oscilaciones de temperatura de unos días a otros. Las heladas tardías conviven con los fuertes calores.
Uno de los principales rasgos de la primavera –particularmente acusado en el mes de abril– es el de los grandes altibajos de temperatura, tanto a lo largo de un mismo día, como de unos días a otros. Esto nos obliga a tener a mano todo tipo de vestimenta. Los días calurosos, cada vez más frecuentes, usamos ropa ligera y la manga corta, pero suele hacer frío por la mañana y la noche, y tampoco faltan las jornadas de tiempo más invernal que primaveral.
En esta época del año el alargamiento de los días (duración entre la salida y la puesta de sol) es particularmente evidente. Cada día que pasa el día recorta algunos minutos a la noche y es justamente al aumento del factor insolación, lo que va provocando un gradual aumento de las temperaturas, si bien el sol queda todavía lejos de alcanzar su mayor altura en su recorrido por la bóveda celeste, produciéndose un marcado enfriamiento nocturno.
La primavera marca la transición entre el invierno y el verano, aunque el calentamiento global está haciendo que en ella haya cada vez más días de tiempo veraniego. Ciñéndonos al patrón clásico del comportamiento atmosférico estacional, en esta época del año lo normal es que las masas de aire subtropical vayan imponiéndose a las de aire polar, si bien se producen aún entradas frías de cierta entidad, provocando bruscos descensos de temperatura.
La convivencia del frío y el calor
Basta con echar un vistazo a las efemérides meteorológicas para ver reflejados en los datos los grandes altibajos térmicos típicos de primavera. Fijemos nuestra atención en un día del mes de abril; comprobaremos que no es raro tener amplitudes térmicas mayores de 20 ºC, incluso bastante más en lugares de marcada continentalidad.
Tenemos un ejemplo muy reciente. El mapa que acompaña estas líneas, disponible en el blog de César Rodríguez Ballesteros, muestra gracias a una escala de colores cuáles fueron las amplitudes térmicas en la Península, Baleares y Canarias el pasado viernes, 12 de abril de 2024. Comprobamos que en una extensa franja del norte peninsular y algunas otras zonas del este, dichas amplitudes superaron los 20 ºC, incluso los 25 ºC en algunas zonas (color rojo).
En lo que respecta a las grandes diferencias de temperatura que pueden darse en un mismo lugar (observatorio) en un mes de abril, debido a esos vaivenes atmosféricos a los que se hizo referencia, basta con consultar los valores de las temperaturas máxima y mínima absoluta para comprobar ese hecho. El banco de datos climatológicos de AEMET nos permite consultar las citadas efemérides.
Vemos, por ejemplo, cómo en el observatorio centenario de Madrid-Retiro se alcanzó el 28 de abril del año pasado (2023) una máxima absoluta de 30,9 ºC, mientras que la mínima absoluta es de -1,6 ºC registrados el 13 de abril de 1986. En Sevilla, donde los fuertes calores no suelen faltar a su cita anual el cuarto mes del año, también el año pasado se registró la máxima absoluta de toda su serie (36,9 ºC, el 27 de abril de 2023), lo que contrasta con una mínima absoluta de tan solo 1 ºC, medida el 14 de abril de 1958.
Comentemos un par de parejas de extremos térmicos más, igualmente significativos. En Valencia, la máxima absoluta en abril es de 35,2 ºC y se remonta al 21-4-1945, mientras que la mínima también absoluta es de 1 ºC (igual que la de Sevilla), registrada el 23 de abril de 1970. Por último, en Burgos: 29,8 ºC de máxima absoluta (28-4-2023) y -6,9 ºC de mínima absoluta (5-4-2023).
Heladas tardías y fuertes calores
Esa convivencia del frío y el calor abrileño llega a veces a convertir cualquiera de esas dos circunstancias en un impacto muy negativo en la agricultura. Desde siempre, las heladas tardías han sido temidas por las gentes del campo, ya que en abril y mayo muchas de las especies están en plena floración, y una noche heladora causa graves daños en las plantas que están en flor, alterando su normal desarrollo.
Lo que en los últimos años es una novedad es el impacto también negativo de las altas temperaturas a estas alturas del año. Volviendo a las efemérides que se han comentado y las demás que hay disponibles, no se puede afirmar que tener un día muy caluroso en abril sea algo nuevo, lo que sí que está empezando a cambiar es la frecuencia con las que empiezan a darse esos días y la magnitud que llega a alcanzar el calor.
Hasta ahora los agricultores no veían en el calor de abril un riesgo, pero ahora con el calentamiento global comienzan a verlo con preocupación, ya que empiezan a encadenarse días seguidos con anomalías cálidas muy destacadas, que sí que empiezan a pasar factura a los cultivos. Si, además, las altas temperaturas persistentes se combinan con la sequía (la situación que tuvimos en la primavera de 2023) las pérdidas en la producción agrícola son enormes, con lo que ello conlleva.