El pueblo de Guadalajara que podría ser Patrimonio de la Humanidad gracias a la ayuda del rey Carlos III
La combinación de patrimonio arquitectónico y natural del ‘Paisaje Dulce y Salado’, ha llevado a que España presente su candidatura a ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Sin quizá pretenderlo, el rey Carlos III ha conseguido que, siglos después de su reinado, Sigüenza, ubicado en la provincia de Guadalajara, pueda ser considerado Patrimonio de la Humanidad. La urbe, que ha sido testigo del paso de diversas civilizaciones, desde los celtíberos hasta los árabes, dispone de una zona apta para que la UNESCO la declare Patrimonio de la Humanidad. ¿Qué zona es y por qué merecería dicho reconocimiento?
Un paraje único en Sigüenza
Sigüenza es un destino de gran riqueza histórica, cultural y natural. Hoy en día no solo destaca por su patrimonio arquitectónico, sino también por un paisaje único que ha llevado a que España presente su candidatura para que el ‘Paisaje Dulce y Salado’ sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El ‘Paisaje Dulce y Salado’ abarca una extensión de 219 kilómetros cuadrados y se extiende entre el Sistema Central y la Cordillera Ibérica. Este territorio, definido desde la Edad Media, ha mantenido una relación armónica entre la actividad humana y el entorno natural. El río Dulce, con sus manantiales, y el río Salado, junto a sus salinas, configuran un ecosistema de gran pureza en el que se entrelazan zonas agrícolas y paisajes de gargantas y hoces.
Aprovechamiento sostenible de recursos
El conjunto, prácticamente intacto desde tiempos medievales, es uno de los pocos que cumplen los estrictos criterios de la UNESCO en cuanto a integridad y autenticidad. A lo largo de la historia, las intervenciones humanas en este paraje se han centrado en aprovechar los recursos de manera sostenible, lo que ha permitido conservar la esencia del lugar.
Uno de los aspectos más singulares de la candidatura de Sigüenza es su conexión con las Salinas de Imón, un enclave que data del siglo X y que desempeñó un papel clave en la economía de la región durante siglos.
Situadas a solo 14 kilómetros de la ciudad, fueron un motor de crecimiento para los municipios circundantes. La importancia de este lugar quedó patente en el siglo XVIII, cuando el rey Carlos III impulsó una modernización de las instalaciones, dotándolas de un aspecto que, en gran parte, se conserva hasta la actualidad.
Las Salinas de Imón están compuestas por varias estructuras, incluyendo tres almacenes, cinco norias y recorrederos, que atestiguan su relevancia histórica. Aunque cesaron su actividad en 1996, hoy en día se consideran un patrimonio ecológico de gran interés, ya que muchas especies animales y vegetales utilizan este espacio como hábitat natural.
Un legado histórico
La candidatura no solo se sustenta en la belleza natural del lugar, sino también en su valioso patrimonio histórico. Este espacio abarca 17 localidades, entre ellas Sigüenza, Atienza y Palazuelos, y alberga castillos, como el de La Riba de Santiuste, y monumentos religiosos de gran valor, como la catedral de Sigüenza o la iglesia del Salvador de Carabias.
El rey Carlos III dejó su huella en la historia de Sigüenza y sus alrededores al modernizar las Salinas de Imón, pero también contribuyó a que este paraje pudiera aspirar hoy en día a ser reconocido como Patrimonio de la Humanidad.