¡El polvo del Sáhara viaja hasta Colombia!
La semana pasada pudimos ver como el polvo del Sáhara se colaba en el continente americano, ¿por qué sucede? Estas partículas viajan por el Océano Atlántico durante muchos días.
Parece que la distancia no es un problema para el polvo del Sáhara. Muchas veces se ha oído hablar sobre sus partículas suspendidas en el aire, que viajan de un lado a otro. El polvo del desierto africano no entiende de fronteras y más de una vez lo hemos podido ver amenazando al continente americano. La semana pasada fueron noticia las partículas de polvo procedentes del desierto del Sáhara en ciudades colombianas.
Hacia donde el viento sople
Son más de 10.000 kilómetros los que separan Colombia del desierto del Sáhara. Resulta increíble que cada año lleguen estas partículas a lugares del Caribe, Centroamérica y América del sur, viajando durante 5, 6 y 7 días por el Océano Atlántico. Sobre estas fechas, las autoridades ambientales de Bogotá están pendientes de la meteorología y vigilan la presencia de estas partículas en la atmósfera, para así poder evitar cualquier afectación a la salud de los ciudadanos.
En Colombia, entre los meses de diciembre y marzo, esta 'arenilla' puede saturar la atmósfera y mezclarse con otras partículas contaminantes procedentes de ciudades industriales. Por ejemplo, debido a la inversión térmica, el aire frío queda atrapado bajo el cálido con los contaminantes y este PM -material particulado-, que se convierten en una amenaza para la salud.
En la última semana allí se ha podido ver este cóctel y, aunque no se hayan generado alertas, sigue siendo peligroso. El subdirector de la calidad de aire, auditiva y visual de la Secretaría de Ambiente de Bogotá dice que este fenómeno es muy común en los meses invernales y que está asociado al régimen de los vientos. También en junio y julio quizás de manera más reforzada, como en el 2014 en Bogotá y Medellín.
¿Cómo se genera?
Principalmente, tiene que soplar un viento intenso durante varias horas en el desierto africano, para remover y levantar la arena: con algunas tormentas del norte de África las partículas se pueden extender hasta los 6000 metros de altura. Después se generan núcleos tormentosos en el océano atlántico que las arrastran hasta las costas orientales de Centroamérica y América del sur. Ahí entran en juego los vientos alisios, de este a oeste, que ayudan a transportar el polvo.
Este 'aerosol' está en suspensión en la atmósfera reforzado por las altas temperaturas del día y las bajas de la noche. Los materiales no pueden dispersarse y se mantienen provocando una saturación, donde la atmósfera es incapaz de limpiarse sola.
Durante este fenómeno es muy común ver cielos rojizos, esa especie de bruma que nos recuerda a la calima en la Península. Las nubes de polvo son visibles en las fotos de satélite. Tanto como para nosotros, como para el continente americano, este tipo de bruma es potencialmente dañina para la salud. Recogen bacterias, virus y algunos pesticidas -entre muchas otras cosas-, ya que en el Sáhara muchas de las zonas están afectadas por el agotamiento de los bosques.