El planeta hace aguas: basura oceánica, calor marino y la creciente amenaza de fenómenos extremos
El Día Mundial de los Océanos (8 de junio) se inauguró en Madrid la exposición Back Wash, que permanerá abierta hasta el 30 de junio. En ella se exponen objetos recogidos del fondo del Atlántico en una campaña. Su objetivo es la toma de conciencia de la protección del medio ambiente.
En las informaciones de cambio climático, lo que está aconteciendo en los océanos compite cada vez más con el calentamiento y los distintos impactos que afectan a la atmósfera. La componente oceánica está cobrando cada vez más relevancia. El peso informativo de las olas de calor marinas, las alteraciones de las corrientes oceánicas o la contaminación de las aguas en sus distintas formas, aumenta en paralelo al ritmo y la magnitud de los cambios que están ocurriendo en los mares y océanos de la Tierra, a los que dedicaremos las siguientes líneas.
El pasado 8 de junio se celebró el Día Mundial de los Océanos 2023 y con tal motivo se inauguró en Madrid una pequeña y original exposición llamada Back Wash, organizada por el Grupo EDP, una de las compañías del mundo más importantes del sector de las renovables. Se exponen en ella 13 objetos seleccionados de todos los que fueron rescatados del fondo marino del océano Atlántico, en la mayor limpieza subacuática llevada hasta la fecha.
La acción tuvo lugar frente a las costas de Sesimbra (Portugal). El objetivo de esa exposición es la toma de conciencia de la población para reducir la generación de basura, que en gran parte y de forma irremediable va a parar al mar.
Entre los objetos expuestos en esta pop up store (la primera en el mundo) encontramos un ordenador portátil, una bota o una figura de Darth Vader. Todos estos objetos fueron arrojados al mar, en su día, por sus dueños, cuando decidieron de esa manera dejar de darles uso. Cada objeto expuesto tiene un valor asociado, a modo de la etiqueta del precio, pero el valor que aparece en ella no indica el coste del objeto para el cliente, sino su coste para el planeta; es decir, el número de años que le cuesta biodegradarse. En el caso del ordenador portátil, lleno de herrumbre, tienen que transcurrir algo más de cinco siglos para descomponerse por completo en el fondo abisal.
Basura en los océanos a todas las escalas
Desde hace ya varios años, los plásticos presentes en los océanos han escalado a los primeros puestos de las informaciones relacionadas con el medioambiente y el cambio climático.
Las famosas “islas de plástico”, como la del Pacífico Norte, forman ya parte del imaginario colectivo, si bien lo que tenemos allí y en otras regiones oceánicas no son propiamente islas de objetos flotantes similares a los escombros de hielo flotante de la banquisa polar por donde va abriéndose paso un rompehielos, sino vastas extensiones donde tanto en la superficie como bastantes metros por debajo de ella la concentración de plásticos y microplásticos es elevada. Es más acertado referirse a una sopa de plástico, tal y como indican con acierto los oceanógrafos.
El plástico que va a parar a los océanos (12 millones de toneladas cada año) está formado mayoritariamente por objetos como los que pueden verse en la exposición, si bien con el paso del tiempo se van degradando, fragmentándose en elementos cada vez más pequeños hasta llegar a ser microscópicos. Son estos microplásticos los que suponen una gran amenaza para todos los seres vivos, no solo la fauna y flora acuática.
Su difusión es extraordinaria y parte de ellos escapan al aire y de ahí, se incorporan al ciclo del agua, y terminan diseminados por cualquier lugar de la Tierra que se nos ocurra, aparte de en el interior de cada uno de nosotros. Los ingerimos con los alimentos, los bebemos y los respiramos. El gran basurero oceánico es la gran fuente de microplásticos, pero no es lo único que está cambiando en las grandes masas de agua del planeta.
Océanos calientes e impactos crecientes
El calentamiento de las aguas superficiales oceánicas está adquiriendo una magnitud nunca vista desde que hay observaciones de su temperatura (SST). Las anomalías cálidas, aparte de extenderse por la mayor parte de la enorme superficie de los océanos (un 71% de la superficie terrestre), alcanza unos valores cada vez mayores, produciéndose cada vez más olas de calor marinas, que afectan cada vez a más zonas.
Lo estamos viendo esta primavera en el Atlántico Norte, con varias de esas olas encadenadas en la parte oriental de la cuenca. Ese calentamiento de las aguas irá a más en las próximas semanas en el Cantábrico y las aguas que rodean las Islas Británicas.
Con la vista puesta en los próximos meses y a escala global, el mapa anexo nos muestra la predicción estacional para el trimestre julio-agosto-septiembre y es llamativo y sintomático comprobar cómo en la mayor parte de la superficie oceánica hay una probabilidad alta de que tener anomalías cálidas.
Una de las regiones donde esas anomalías de la SST irán alcanzando una magnitud creciente es la franja tropical del Pacífico, donde se ha iniciado un evento de El Niño, que se intensificará a lo largo del verano y el otoño, y que se prevé intenso. En este marco que acabamos de describir, la probabilidad de que los fenómenos meteorológicos extremos que se produzcan sean de gran intensidad aumentará debido al aporte extra de calor oceánico que se vaya transfiriendo a la baja atmósfera.
Para terminar y volviendo con la exposición Back Wash, sepa que se puede visitar online en el siguiente enlace. Además, los valores que indican las etiquetas de cada uno de los 13 objetos expuestos se pueden convertir en donativos con fines solidarios. La cantidad que se recaude será destinado a la ONG The Ocean Clean Up; una organización que desarrolla y utiliza tecnologías avanzadas para eliminar los residuos plásticos de los océanos de todo el mundo.