El fascinante turismo bajo tierra de Asturias
El vasto patrimonio industrial asturiano conserva un legado invaluable que representa la historia de Asturias, España y Europa. Este testimonio vivo nos recuerda el camino recorrido y a quienes lo hicieron posible.
¿Cuántos sabéis poner ladrillos? ¿Y lo que significa la palabra “mampostería”? En este siglo XXI, hemos dejado de usar las manos casi para cualquier cosa que no sea encender un aparato o desplazar los dedos por una pantalla. Supuestamente somos más inteligentes, pero en cuanto a habilidades físicas, probablemente nos hemos vuelto más torpes.
Ni siquiera reparamos ya los objetos, directamente los cambiamos. La historia de la minería en Asturias es la del esfuerzo de miles de hombres y mujeres: de sus manos, desde la herramienta más rudimentaria hasta la tecnología contemporánea. Hoy, esa historia es un patrimonio mundial convertido en un turismo industrial único. Y está más cerca que nunca gracias al AVE y a las 29 conexiones aéreas directas que se han llegado a alcanzar en el conjunto del año.
La riqueza del patrimonio industrial en Asturias
Salas de máquinas, castilletes, jaulas, entibados, lampisterías. Los oficios sólo desaparecen cuando los olvidamos. En Asturias, sin embargo, se preservan y les proporcionamos un nuevo futuro como cultura compartida. En el Pozo Sotón desciendes a una mina real acompañado por auténticos profesionales.
En el Museo de la Minería y la Industria (MUMI), igualmente situado en San Martín del Rey Aurelio, puedes recorrer un pedazo de la historia de la humanidad contemplando cómo hemos producido, controlado y aprovechado la energía ayudados por picos, mulas y carretas. Cómo hemos extraído el carbón, la entraña de la tierra, el corazón del subsuelo y la montaña.
Hay pocas imágenes más icónicas del Principado que los castilletes de los orgullosos pozos mineros que recorren su interior, y que componen la otra cara de su abierto litoral. Estructuras metálicas, con una belleza propia, erguidas hacia el cielo, que recuerdan nuestra tradición industrial, el esfuerzo de tantas generaciones y cómo ese carbón oculto generó una cultura única, un carácter, una forma de supervivencia y una convivencia.
Asturias, mejor conectada que nunca por aire y tren
Este otoño es más fácil descubrirlo que nunca, gracias a las conexiones aéreas que llegan a alcanzar durante el año hasta 12 aeropuertos internacionales y 17 nacionales, más los trenes de alta velocidad que acercan Madrid y Castilla a unas tres horas, e incluso mucho menos si partimos de Valladolid o León.
El AVE completa una lista aeroportuaria que en el transcurso del año llega a Amsterdam, Bruselas, Düsseldorf, Frankfurt, Lisboa, Londres, Milán, Munich, París, Roma, Venecia. Y, en las comunicaciones nacionales, a Castellón, Alicante, Barcelona, Fuerteventura, Gran Canaria, Granada/Jaén, Ibiza, Lanzarote, Madrid, Málaga, Menorca, Murcia, Palma de Mallorca, Sevilla, Tenerife y Valencia.
Un viaje a las entrañas de Asturias
Desde ahí, empieza otro mapa. El Pozo de Santa Bárbara y su historia épica de sacrificio. El Pozo Fondón, que hoy alberga el Archivo Histórico de Hunosa. Incluso minas que se adentran en las profundidades del mar como la de Arnáu (Castrillón), el primer yacimiento construido bajo un lecho marino, o la de Llumeres (Gozón). O el Ecomuseo Minero Valle de Samuño, con su espectacular viaje en un auténtico tren minero.
Cada antigua explotación cuenta algo distinto tanto de la evolución de la ingeniería, como del coraje de sus gentes. Porque recorrer los pozos implica recorrer las cuencas, la del Caudal y la del Nalón, sus antiguos economatos populares, sus chigres, su gastronomía profunda de cebollas rellenas
y potes de nabos. Pucheros intensos para capear duras jornadas de trabajo.
El mundo ha cambiado tan deprisa que parece que ha pasado mucho más tiempo, pero la mina utilizaba pájaros y ratones para alertar de la emanación de gases nocivos. Caballos, burros y mulas que sirvieron de fuerza tractora, tirando de vagonetas, transportando mineral, materiales y personas. Palas hidráulicas, máquinas perforadoras.
Un forma de turismo distinta
Ferrocarriles que tenían que salvar enormes pendientes en el exterior, a la par que recorrer espacios angostos en el subsuelo. Equipos de telefonía que ocupaban oficinas inmensas.
Todo ese patrimonio también permanece conservado y rehabilitado para un turismo distinto, interesado por algo más que la visita, con una curiosidad que supera la reseña de Internet, que quiere indagar detrás de cada objeto, de cada cartel, de cada estampa.
El patrimonio industrial de Asturias, ingente, revela un legado que es historia de Asturias, España y Europa. Memoria que cuenta cómo fuimos, gracias a los que fueron.