Ola de calor marina de récord en el Mediterráneo, datos y consecuencias
Un informe muestra los sorprendentes y preocupantes datos que ha dejado la extraordinario ola de calor marina que ha sufrido este verano el Mediterráneo occidental. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias? Aquí te lo contamos
Acabamos de dejar atrás un verano que ha sido histórico, extremo y excepcional, con un calor intenso y anómalo que ha persistido durante semanas. Pero no solo en tierra, también el Mediterráneo ha sufrido una ola de calor marina que ha dejado datos demoledores y excepcionales.
Según un informe reciente elaborado por el Departamento de Meteorología y Dinámica de Contaminantes del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), confirma que la cuenca occidental del Mediterráneo se ha visto afectada ese verano por una extraordinaria y persistente ola de calor marina, que se ha extendido durante todo el verano.
Desde principios de junio, la temperatura superficial de esta zona del Mediterráneo está muy por encima de sus medias climáticas. No hay que olvidar la situación de los últimos meses: calor anómalo y persistente, ausencia de episodios de inestabilidad destacables, circulaciones de terrales prácticamente inexistentes y vientos débiles propiciaron que el mar se convirtiera en un auténtico caldo.
De acuerdo con el CEAM, durante el pasado verano se registraron anomalías muy significativas en en el Mediterráneo occidental, las más altas del registro histórico. En cambio, las anomalías negativas han sido muy raras en el presente siglo, señala el informe.
Así evolucionó la ola de calor marina por meses
Como se ha comentado, esta gran ola de calor marina comenzó en la primera mitad de de junio. A lo largo de ese mes ya se empezaron a registrar anomalías muy destacables (ocuparon la tercera posición de la serie temporal analizada, que arranca en 1992) en varios sectores del Mediterráneo occidental y en la costa tunecina.
En julio, la cuenca occidental mostró valores de anomalía superiores al percentil 90 de la serie histórica, registrándose los valores más altos en el Golfo de Génova. En cuanto a las anomalías medias, el valor mensual de julio fue el más alto de la serie.
La anomalía diaria más alta se registró el 26 de julio, con 1,8 °C (aunque en el Mediterráneo occidental llega a los 3 ºC). Debido a afloramientos de aguas profundas, más frías, en el Egeo, Golfo de León y el Estrecho de Gibraltar se registraron valores inferiores a los 24 °C.
En agosto la temperatura superficial marina más alta se registró entre la costa de Valencia y Baleares, el mar Tirreno, la costa de Túnez-Libia y la cuenca levantina más oriental. Las mayores anomalías se produjeron en torno al Golfo de Valencia-mar Balear, el Golfo de Génova y el sector occidental del mar Tirreno.
En la serie histórica, agosto de 2022 presenta el segundo valor más alto desde 1982, prácticamente igualado con el de 2018. El valor máximo de la temperatura superficial media del Mediterráneo occidental se registró el 6 de agosto con... ¡27,6 °C!
Los valores cálidos se están extendiendo en la época estival
En cuanto a los registros absolutos en nuestras aguas, destacan los más de 30 ºC que se registraron en algunas boyas de Puertos del Estado de Baleares, mientras que en la de València prácticamente se alcanzó esa cifra. La temperatura superficial del Mediterráneo en esta zona fue similar a la del Caribe o el mar Rojo.
También resulta preocupante cómo los valores cálidos se han ido ampliando en el calendario, sobre todo en la época estival. De acuerdo con el informe, la temperatura superficial media del Mediterráneo presentó este verano el período continuo más largo estando por encima de 27 °C, con 43 días consecutivos.
Los valores registrado en las aguas de la cuenca occidental fueron excepcionalmente elevados y persistentes, lo que explica la intensa y prolongada ola de calor marina. La anomalía de la temperatura del Mediterráneo occidental respecto a los valores medios fue de 2,2 ºC durante el verano, aunque la mayor anomalía se produjo el 19 de junio, siendo de 3,1 ºC.
Las consecuencias en un mar que se está tropicalizando
Según el CEAM, desde 1982 la temperatura superficial del Mediterráneo ha aumentado en 1,4 ºC. A escala humana puede parecer un ascenso poco significativo, pero a nivel climático y biológico es muy brusco, y esta tropicalización del "Mare Nostrum" implica una serie de consecuencias, que comentaremos a nivel general (hay muchas otras) a continuación.
En primer lugar, la flora y la fauna marina autóctonas sufren mucho ante olas de calor marinas como las del pasado verano. Algunas especies de peces han sufrido grandes episodios de mortandad. Además, las especies invasoras y exóticas están ganando terreno a las nativas de la zona.
Esta temperatura tan alta del mar es uno de los factores que explican la persistencia de las noches tropicales y tórridas en la vertiente mediterránea en los últimos meses. Con un mar tan caliente la sensación de bochorno se dispara, y las brisas suelen ser más débiles.
Un mar con temperaturas muy elevadas es un factor importante (que no determinante) en situaciones de inestabilidad tardoestivales u otoñales, ya que tiene una mayor capacidad para desarrollar y sostener en el tiempo grandes sistemas convectivos o tormentas con un alto grado de organización, responsables en última instancia de eventos de lluvias torrenciales. Es un gran colchón de calor y humedad, "gasolina".
Actualmente las aguas del Golfo de Valencia-mar Balear están registrando temperaturas que rondan o superan los 27 ºC, valores más habituales de plena canícula. Irá bajando progresivamente (no hay que olvidar la gran inercia térmica del mar) por el descenso gradual de las temperaturas de estas fechas, las situaciones de inestabilidad o por afloramientos de aguas frías asociadas a circulaciones de vientos terrales.
El calendario de lluvias torrenciales se alarga y se pierde confort climático
A grandes rasgos, que las temperaturas del Mediterráneo alcancen valores más altos durante un período de tiempo más prolongado se traduce en una extensión en el calendario de lluvias torrenciales, al tener ese plus de energía que proporciona un mar más cálido. Ya lo estamos percibiendo.
También supone una pérdida de confort climático en áreas costeras, donde las noches tropicales y tórridas se han disparado en los últimos años. Los turistas que nos visitan podrían elegir otras zonas con un ambiente más agradable y templado. Desde luego, es muy preocupante la tendencia observada en el Mediterráneo.