El mar Mediterráneo bate un nuevo récord de temperatura, ¿cuáles pueden ser las consecuencias en España?

El mar Mediterráneo ha vuelto a batir un nuevo y preocupante récord histórico, según el CEAM. ¿Cómo podría afectar a España este fenómeno en las próximas semanas?

Nos acercamos al mes de septiembre y el mar Mediterráneo ha vuelto a batir un nuevo récord: ¿cómo podría afectar a España?

El mar Mediterráneo vuelve a ser, una vez más, un punto caliente del cambio climático. El pasado 13 de agosto, la temperatura en su conjunto alcanzó los 28,22 ºC, lo que supone un nuevo récord, según el CEAM. Nunca antes por estas fechas desde que hay mediciones, la temperatura media del Mediterráneo había sido tan alta.

No se trata de una efeméride aislada, puesto que de los 20 valores más altos observados desde 1982, casi todos se han registrado en los últimos dos años.

Las temperaturas más altas de la superficie del agua del mar se registran en estos momentos en los mares Adriático, Tirreno y en las costas de Jordania, con hasta 31 ºC. En la boya de Dragonera, al oeste de Mallorca, se alcanzaron 31,87 ºC el pasado 12 de agosto. Se trata del valor más alto registrado en esta boya del el mar Balear, y probablemente también es el registros más alto medido en zonas de alta mar de toda España.

Los efectos a corto plazo

Cuando la dinámica atmosférica es favorable, un mar más caliente implica más energía disponible, lo que se puede traducir en lluvias más torrenciales y tormentas más violentas. La masa de aire mediterránea es el combustible perfecto para las tormentas: aire cálido y cargado de humedad.

Desde Meteored volvemos a recordar que un mar caliente por sí solo no puede generar lluvias torrenciales, y que es imprescindible la presencia de una DANA o de alguna vaguada.

No es casualidad que, solo tres días después de registrarse el récord de la boya de Dragonera, se iniciara un episodio de lluvias torrenciales en Menorca con acumulados de hasta 204 l/m2 medidos en muy pocas horas Es Mercadal, Menorca. Eso sí, recalcamos que el ingrediente principal es la presencia de inestabilidad en altura.

Algunos estudios, como uno publicado por el físico de AEMET Juan Jesús González-Alemán (en colaboración como otros autores), relaciona una destructiva tormenta ocurrida en Córcega, con la presencia previa de una ola de calor marina en el Mediterráneo potenciada por el calentamiento global.

El 17 de agosto de 2022, un sistema tormentoso de grandes dimensiones, concretamente un derecho, barrió varios países mediterráneos, desde Baleares hasta el sur de la República Checa, saldándose a su paso con diez muertos y más de 100 heridos.

Las simulaciones numéricas llevadas a cabo por los autores, demostraron que en un clima previo a la era industrial, sin calentamiento global, el episodio del 17 de agosto de 2022 hubiera desembocado tan solo en algunas tormentas aisladas y no en un episodio tan severo como el ocurrido.

Aumento del número de noches tropicales y tórridas

Un mar más caliente implica un aumento del número de noches cálidas en zonas costeras. Hablamos de noche tropical cuando la temperatura no baja de los 20 ºC entre la puesta y la salida del sol. Una noche tórrida es más adversa, porque en este caso el mercurio no desciende de los 25 ºC. En los últimos años se ha introducido el concepto de "noche infernal", para hacer referencia a aquellas en las que no se baja de los 30 ºC.

En muchas ciudades mediterráneas, el aumento de noches cálidas va a la par con el aumento de temperatura del mar Mediterráneo observado en los últimos años. En la ciudad de Palma, en la década de los ochenta, había de media 70 noches tropicales al año. Desde 2014, la media ha subido a más de 100 al año, con un récord de 124 noches tropicales en 2022.

Las altas temperaturas del mar también influyen en el calor diurno. Al ser menor la diferencia de temperatura entre mar y tierra, las brisas pierden su capacidad refrigerante. Esto permite que las máximas alcancen valores más elevados en zonas prelitorales y de interior.