El humor meteorológico de Forges
El humor meteorológico no faltó entre las miles de viñetas que Forges publicó a lo largo de su vida. Coincidiendo con el 4º aniversario de su fallecimiento, rendimos un homenaje póstumo compartiendo varias de ellas.
Hoy hace cuatro años que nos dejó Antonio Fraguas “Forges” (1942-2018). No se me ocurre mejor homenaje póstumo que compartir algunas de las viñetas que el genial humorista gráfico y excelente persona dedicó a distintos temas recurrentes de la actualidad meteorológica, como la sequía (que ahora es noticia), el tiempo en Semana Santa, los tópicos en torno a los meteorólogos, o el cambio climático. Antes de eso, permítame, querido lector, unas líneas escritas en primera persona, ya que tuve la suerte de conocerle y compartir con él grandes momentos, con el humor siempre como bandera.
Gracias a mis colaboraciones en “No es un día cualquiera”, durante la etapa de Pepa Fernández al frente del veterano programa de RNE, tuve ocasión de conocer a Forges y a Pilar, su encantadora mujer. A lo largo de los años coincidí con ellos en repetidas ocasiones, a veces en viajes de la radio, lo que me permitió comprobar el gran contador de historias que era Antonio, su fino sentido del humor, inteligencia y bondad. Le gustaba bromear conmigo sobre el discurso de los hombres y mujeres del tiempo y los fallos en la predicción, que es su sambenito por excelencia; pero en repetidas ocasiones me dejó claro el respeto que le infundía la Meteorología y la labor de los meteorólogos.
La casualidad quiso que me enterara de su fallecimiento en unas circunstancias un tanto especiales, que nunca olvidaré, a más de 12.000 km de casa. La madrugada del 22 de febrero de 2018, en el huso horario del archipiélago antártico las Shetland del Sur, me encontraba a bordo del BIO (buque de investigación oceanográfica) Hespérides, en la Bahía Sur de la isla Livingston, cuando recibí un whatsapp de mi mujer que decía: “Ha muerto esta noche Forges”. Faltaban escasas horas para el desembarco, junto a otros compañeros de campaña, en la pedregosa playa anexa a la BAE (base antártica española) Juan Carlos I, en la que, durante casi tres semanas, viví una de las mejores experiencias de mi vida.
Lamentablemente, a mi vuelta a España ya no pude reencontrarme con Forges y contarle de viva voz cómo me había ido mi aventura polar. Me queda su recuerdo y nos queda a todos su legado universal, plasmado en miles de viñetas con un estilo único e inimitable, que retratan la condición humana y el día a día de la sociedad española durante varias décadas. El tiempo (atmosférico) –el tema de conversación de ascensor por excelencia– lo plasmó con su habitual genialidad en decenas de viñetas, alguna de las cuáles acompañan estas líneas. Sacó tajada, por ejemplo, de las ciclogénesis explosivas, como podemos ver en una de ellas.
El cambio climático fue otro de los asuntos que abordó en algunas viñetas de los últimos años, cuando el tema empezó a estar en boca de todos y el tratamiento en los medios de comunicación era con frecuencia catastrofista. Dicha circunstancia la aprovechó Forges para llevarlo al extremo y despertar una sonrisa. Sirva como ejemplo la viñeta anexa. También le dieron juego los negacionistas y su sinrazón, así como cualquier circunstancia meteorológica que convirtiera al tiempo, o al citado cambio climático, en noticia.
El tiempo en Semana Santa, con frecuencia cambiante y contrario a los intereses de las cofradías y a los turistas ávidos de sol y playa, así como los bruscos vaivenes meteorológicos del final del verano (y de las vacaciones), con sus inoportunas tormentas, también sirvieron a Forges para desplegar su ingenio. Van a continuación otro par de viñetas ilustrativas.
Este pequeño muestrario del humor meteorológico que desplegó Forges en sus viñetas puede extenderse a cualquier otra temática. No hay colectivo profesional al que este genio y compañero en las ondas, no dedicara viñetas. Es muy común encontrarlas en los lugares de trabajo, desde hospitales hasta bufetes de abogados u oficinas bancarias. Nadie escapó a la atenta mirada de este genial notario de su tiempo, incluidas las chisposas situaciones de pareja, en las que, quien más, quien menos, se ha visto identificado, a pesar de llevar esas escenas a la hipérbole.
¡Gracias, querido Forges, por regalarnos tantas risas! Desplegaste tu ingenio como nadie, con tu desbordante imaginación. Mi último saludo –un sincero abrazo– va para tu adorable familia, con Pilar a la cabeza. Que sepáis que Antonio sigue entre nosotros.