El hombre que salvó la torre John Hancock y todos los rascacielos del mundo

A veces, una idea inspirada en un sencillo elemento de la naturaleza puede cambiar el mundo. La observación de la estructura de una flexible caña de bambú fue la clave para el desarrollo de la arquitectura vertical del siglo XXI.

El imponente John Hancock Center sobresaliendo frente a otros rascacielos de la ciudad de Chicago, en Estados Unidos.

Antes de 1969, la construcción de los rascacielos dependía de marcos rígidos convencionales que requerían ingentes cantidades de acero y hormigón para soportar cargas verticales y la amenaza que representan fuerzas laterales, como el viento y los movimientos sísmicos.

Un sistema costoso e ineficiente a medida que los edificios aumentaban de altura, hasta que Fazlur Rahman Khan, un ingeniero estructural y arquitecto nacido en Bangladesh en 1929 y luego nacionalizado estadounidense, transformó para siempre la manera en que se diseñan y construyen los rascacielos.

Su visión y creatividad constituyó un legado que sigue presente en las estructuras modernas: permitió construir edificios más altos, ligeros y económicos, facilitando el auge de la arquitectura vertical en el siglo XXI.

Esta es la idea que consolidó a Khan como una de las figuras más influyentes en la historia de la ingeniería estructural, sin el cual, la silueta actual de las grandes ciudades como Nueva York, Dubái o Shanghái sería muy distinta.

Una idea brillante: el sistema de tubos

Inspirado en la caña de bambú, un material con el que estaba familiarizado por su origen indio, Khan revolucionó el diseño de los rascacielos al introducir el concepto de "sistema de tubos".

Su idea era utilizar un perímetro rígido de columnas y vigas para resistir las fuerzas laterales, permitiendo una mayor eficiencia estructural.

La Torre Willis, en Chicago, fue durante 20 años el edificio más alto del mundo. También fue construida por Fazlur Rahman Khan y su sistema de tubos.

De ese modo, el edificio actuaría como un tubo hueco en el que la carga se distribuiría de manera uniforme por toda la estructura, reduciendo la necesidad de materiales en el núcleo central y mejorando la flexibilidad en el diseño de interiores, que aparecen diáfanos gracias a que los pilares del edificio se trasladan hacia el exterior.

El John Hancock Center: de la teoría a la práctica

Situado en Chicago (Estados Unidos), el John Hancock Center, fue diseñado por el arquitecto Bruce Graham para la firma Skidmore, Owings & Merrill (SOM) y se convirtió en la primera edificación en la que se implementó el sistema de tubos con refuerzos diagonales.

Se trata de un rascacielos de 100 plantas y 344 metros de altura que sigue siendo un ícono arquitectónico gracias a su distintiva estructura con diagonales exteriores visibles, que aportan valor estético y una mayor estabilidad.

Empire State Building, en la ciudad estadounidense de Nueva York.

Cuando el edificio alcanzó su punto más alto el 6 de mayo de 1968, se convirtió en el segundo rascacielos más alto del mundo, solo superado por el Empire State Building de la ciudad de Nueva York.

Pero, sobre todo, se había marcado un hito en la ingeniería estructural que sentó las bases para el desarrollo de los rascacielos modernos.

Menos acero y más altura

Y es que el uso del sistema de tubos permitió reducir el consumo de acero en comparación con los métodos tradicionales, lo que disminuyó de manera significativa los costes de construcción.

De los 250 kg de acero por metro cuadrado empleados en edificios de cincuenta pisos de aquella época, el John Hancock Center solo precisó 145. Es decir, mucho menos acero para conseguir el doble de altura.

Además, esta técnica logró proporcionar una mayor flexibilidad al diseño de los espacios interiores, lo que hizo posible la incorporación de áreas comerciales, oficinas y residencias dentro del mismo edificio. De hecho, el John Hancock Center fue el primer rascacielos de uso mixto de la historia.

El problema del que surgió una solución

Sin embargo, una obra de tal envergadura y con un sistema de construcción nunca antes empleado, no estuvo exenta de serios problemas. En julio de 1966, cuando ya se habían construido 20 plantas de la torre, esta empezó a hundirse en el suelo.

A pesar de su blando suelo, condicionado por el lago Michigan, el paisaje urbano de Chicago está dominado por los rascacielos.

El nivel de asentamiento del suelo para esos 20 pisos, un metro, era el mismo que se preveía alcanzar para los 99 pisos completos. La causa era el blando suelo de fango de la ciudad de Chicago.

La construcción de la torre se interrumpió durante seis meses hasta que se resolvieron los problemas de cimentación. Pero ese tiempo no fue en balde y se aprovechó para desarrollar otro innovador método de ingeniería para poder verter hormigón en etapas y a grandes alturas.

Influencia en la construcción de otros rascacielos

El éxito del John Hancock Center demostró la viabilidad del sistema de tubos y abrió horizontes para su aplicación en otros proyectos.

Burj Khalifa, en el centro de Dubái, otro hito de la ingeniería posible gracias a las innovaciones de Fazlur Rahman Khan.

Gracias sus innovaciones en el campo de la ingeniería, el sistema de tubos de Khan se convirtió en la base para la construcción de rascacielos en todo el mundo.

Imponentes estructuras como el Burj Khalifa en Dubái, la Jin Mao Tower en Shanghái o las desaparecidas Torres Gemelas (World Trade Center) en Nueva York, se construyeron sobre principios derivados de la idea de Khan, que murió tempranamente en 1982, a los 52 años, en Arabia Saudí.