El gobierno de EE. UU. deniega la entrada a un científico francés crítico con la administración Trump, publica Reuters

Crece la alarma en la comunidad internacional por el endurecimiento de las restricciones de entrada al país norteamericano, que pone en peligro la libertad académica, de opinión y la colaboración entre naciones, un pilar fundamental para el progreso científico.

Se extiende el temor a que las represalias limiten la participación de investigadores en conferencias internacionales o impidan la colaboración con colegas de Estados Unidos.

Ocurrió el pasado 9 de marzo. A un científico francés, del que solo ha trascendido que pertenece al Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) del país galo, no se le permitió pasar el control fronterizo de Estados Unidos ni, en consecuencia, asistir a la conferencia a la que había confirmado su asistencia y que se celebraba cerca de Houston.

El sorprendente motivo, que ha desvelado la agencia de noticias Reuters, no ha tenido nada que ver con las situaciones por las que, normalmente, se suele denegar la entrada a un país. En este caso no había problemas con los visados, ni sospechas de inmigración ilegal, historial delictivo o enfermedades infecciosas…

Lo que el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) ha considerado una amenaza para la seguridad nacional han sido los mensajes detectados en el teléfono del investigador, en los que este intercambiaba opiniones con colegas y amigos y expresaba una opinión personal negativa sobre la política de investigación de la Administración Trump.

Desde que asumió el cargo en enero de este año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado el recorte y la congelación de los fondos federales destinados a la financiación de universidades, centros médicos y otras instituciones relacionadas con la investigación.

¿Éxodo de científicos estadounidenses?

Sobre este asunto no ha tardado en manifestarse el ministro de Educación Superior e Investigación de Francia, Philippe Baptiste, quien ha expresado su preocupación por un incidente que no solo penaliza la libertad de expresión, sino que pone en peligro la necesaria colaboración entre naciones sobre la que se sustenta el progreso científico.

Al respecto, el ministro declaró a la Agence France-Presse que la libertad de opinión, la libre investigación y la libertad académica “son valores que seguiremos defendiendo con orgullo”. “Defenderé el derecho de todos los investigadores franceses a ser fieles a ellos, respetando la ley”, aseguró Baptiste en un alegato publicado por Le Monde.

Además, Baptiste ha asegurado que “muchos investigadores de renombre” se empiezan a cuestionar su futuro en Estados Unidos. Por ello, Francia se ha ofrecido a acogerles garantizándoles un “entorno propicio para la innovación, la excelencia y la libertad académica”.

De momento, la Universidad de Aix-Marsella, ha anunciado la creación de un programa dedicado específicamente a acoger a investigadores estadounidenses, especialmente a quienes trabajan en el campo del cambio climático.

En peligro la colaboración científica entre naciones

Bajo el argumento de que una sociedad democrática debe proteger la libertad de expresión y respetar la diversidad de opiniones, especialmente en el ámbito académico, organizaciones universitarias y de derechos civiles también se han dirigido a la administración Trump.

Le instan a reconsiderar esta nueva política de impedir la entrada a Estados Unidos por simples opiniones políticas o críticas legítimas. Y es que, en la comunidad científica se ha extendido el temor a que acciones como esta puedan disuadir a los investigadores de participar en conferencias internacionales o colaborar con colegas de Estados Unidos.

Eso, desde luego, sería un obstáculo al progreso científico global y podría dañar la reputación de este país como líder en investigación e innovación.

Otros países europeos denuncian situaciones similares

Este incidente también ha generado preocupación en otros países europeos. Por ejemplo, en Alemania se ha actualizado el aviso de viaje para Estados Unidos, haciendo énfasis en que los visados y permisos de entrada ya no garantizan la admisión en ese país.

El gobierno germano se ha visto obligado a realizar esta advertencia después de que, recientemente, tres ciudadanos alemanes fueran detenidos en la frontera. Dos de ellos pudieron volver a Alemania, mientras un tercero fue enviado a un centro de detención.

Reino Unido también ha revisado sus recomendaciones para los británicos que se trasladan a Estados Unidos, a los que advierten que cualquier persona que infrinja las reglas de entrada puede enfrentarse al arresto. Otros gobiernos europeos han expresado su preocupación las nuevas políticas fronterizas de Estados Unidos y están valorando medidas para proteger a sus ciudadanos.

En el caso concreto de los investigadores, buscan garantizar que puedan participar plenamente en la comunidad científica internacional sin temor a restricciones o represalias.