El "glaciar del fin del mundo" al límite, ¡podría elevar el nivel del mar!
El glaciar Thwaites, situado en la Antártida Occidental, es uno de los mayores del planeta, y se está derritiendo rápidamente, lo que podría provocar su desaparición. ¿Cuáles serían las consecuencias? Aquí te lo explicamos.
El denominado “glaciar del Juicio Final ”, “glaciar del fin del mundo” o “glaciar del Apocalipsis ” se encuentra en la Antártida occidental, y es considerado uno de los glaciares más grandes del mundo, con unos 120 km de ancho y 600 km de largo. Su nombre original es glaciar Thwaites, y estos apodos hacen referencia al alto riesgo de colapso y amenaza al nivel global del mar.
Según la NASA, se trata de una fracción de la capa de hielo de la Antártida Occidental que contiene suficiente hielo para elevar el nivel del mar hasta 4,8 metros. Y a medida que avanza la crisis climática, esta región ha sido monitoreada por su rápido derretimiento y su capacidad de destrucción costera generalizada.
El glaciar Thwaites supone un enorme desafío para los científicos que intentan hacer predicciones globales sobre el aumento del nivel del mar. Esta enorme masa de hielo se encuentra ya en una fase de rápido retroceso (un "colapso" si se considera en una escala de tiempo geológica), lo que lleva a preocuparse por cuándo, o con qué rapidez, podría liberar su hielo en el océano.
Según los científicos, con su completo deshielo, el nivel de los océanos tendería a subir entre 0,91 y 3,05 metros, lo que supondría una amenaza para aproximadamente el 40% de la población humana que vive en áreas costeras
Este glaciar ha preocupado a los científicos durante décadas. En 1973, los investigadores cuestionaron si tenía un alto riesgo de colapso. Casi una década después, se descubrió que debido a que el glaciar está anclado en el fondo del mar, las corrientes oceánicas cálidas pueden derretirlo desde abajo y desestabilizarlo. A partir de esto, los científicos comenzaron consideraron la región alrededor de Thwaites como "el punto débil de la capa de hielo de la Antártida occidental ".
En 2001, los datos satelitales mostraron que la línea de tierra retrocedía aproximadamente 1 km/año. En 2020 se encontró evidencia de que el agua caliente estaba derritiendo el glaciar desde abajo. Ya en 2021, un estudio mostró que la plataforma de hielo, que ayuda a estabilizar el glaciar, podría romperse en cinco años.
En un artículo publicado en septiembre en Nature Geoscience, expertos de Estados Unidos, Reino Unido y Suecia que analizaron previamente el fondo marino cercano al glaciar y sus formaciones geológicas, con el objetivo de cartografiar, por primera vez y en alta resolución, su retroceso histórico.
La expedición se llevó a cabo en 2019 y contó con la colaboración de un vehículo robótico de última generación cargado con sensores de imagen, denominado Rán, que puede soportar condiciones extremas de presión y temperatura. Este equipo estuvo cerca de veinte horas recopilando imágenes y datos del fondo marino frente al Glaciar Thwaites. El robot cartografió un área equivalente a la ciudad de Houston (EE.UU.) a una profundidad de 700 metros.
El equipo documentó más de 160 crestas que se crearon, como una "huella geológica", a medida que el borde del glaciar retrocedía, subiendo y bajando con las mareas, lo que ayudó a comprender lo que podría suceder en el futuro.
¿Cuáles son los principales resultados de este estudio?
Los resultados mostraron que en algún momento de los últimos 200 años, durante un período de menos de seis meses, el frente del glaciar perdió contacto con una cresta en el fondo marino y retrocedió -o colapsó- a una velocidad de más de 2,1 km/h al año. Eso es el doble de la tasa que los científicos han observado durante la última década.
Además, muestran que la estructura voluminosa de la Antártida es capaz de derretirse a un ritmo más rápido de lo previsto en un corto período de tiempo, lo que refuerza las preocupaciones sobre el aumento del nivel del mar y el riesgo para las ciudades costeras. Según los científicos, esta investigación representa un gran cambio de perspectiva.
En el pasado, se pensaba que las respuestas de las capas de hielo al cambio climático tardaban más en producirse. Hoy, la información geológica reciente confirma que estas respuestas suceden más rápido de lo esperado.