El glaciar de Monte Perdido entra en la lista internacional de "víctimas climáticas", ¿cuándo podría desaparecer?

La Lista Mundial de Víctimas Glaciares (GGCL) incluye masas de hielo recientemente desaparecidas o que debido a su degradación lo harán muy pronto, y cuenta ya con 18 glaciares repartidos por todo el mundo

Glaciar Monte Perdido
En unos pocos años el glaciar de Monte Perdido podría ser sólo un recuerdo.

El calentamiento global ha provocado la desaparición de miles de glaciares en todo el mundo en las últimas décadas. Se vio primero en muchos glaciares pequeños, pero en la actualidad se está presenciando el derretimiento de glaciares más grandes.

El glaciar de Monte Perdido es uno de los lugares más emblemáticos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y, también, de todo el Pirineo aragonés. El hecho de que haya sido incluido en la lista de glaciares en peligro de extinción evidencia su declive y permite barajar una fecha para su final.

¿Qué es la Lista Mundial de Víctimas Glaciares?

La Lista Mundial de Víctimas Glaciares (GGCL) es una plataforma dinámica que visualiza datos sobre los glaciares extintos o en peligro de extinción. Actualmente incluye otros 18 glaciares que se localizan en países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Venezuela, Islandia, Suiza, Francia, Tanzania, Nueva Zelanda, China o Nepal, entre otros.

El proyecto GGCL fue fundado recientemente en 2024 gracias a una colaboración entre la Universidad Rice, la Universidad de Islandia, la Sociedad Glaciológica de Islandia, el Servicio Mundial de Vigilancia de Glaciares y la UNESCO.

Muchos de los glaciares son fuente de vida y de vital importancia cultural, económica y ambiental para las comunidades humanas. El objetivo de esta lista es recordar sus nombres y contar su historia, aún cuando ya no existan como tales.

GGCL apoya la designación por parte de las Naciones Unidas de 2025 como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares y el 21 de marzo como el primer Día Mundial de los Glaciares.

Todas las entidades que participan en esta iniciativa, invitan a organizaciones de la sociedad civil, representantes gubernamentales, líderes comunitarios y científicos de todo el mundo a unirse a ellos para compartir las historias de los glaciares cercanos a sus vidas, con el objetivo de poner de manifiesto su valor y que nunca caigan en el olvido.

Una historia bien documentada

Desde los primeros estudios de Ramond de Carbonnières en el siglo XVIII, el glaciar de Monte Perdido ha atraído la atención de numerosos naturalistas y montañeros, destacando Henry Russell, Franz Schrader, Célestine Passet y Lucien Briet durante el siglo XIX. Gracias a sus aportaciones, el glaciar está bien documentado con más de 80 registros, entre pinturas, mapas y fotografías de los siglos XIX y XX.

Existe un mapa de Schraeder que data de 1874, y una pintura que creó en 1879, Troumouse. Estas son las primeras representaciones del glaciar que fue creado tan sólo 3 décadas después de la máxima extensión de hielo durante la Pequeña Edad del Hielo, cuando cubría aproximadamente 3,88 km².

Las fotografías tomadas por Jules Beck en 1884, y posteriormente, en 1895 y 1898 por Lucien Briet proporcionan la representación más precisa del tamaño del glaciar. Estaba formado por 3 masas de hielo conectadas por dos cataratas de seracs, cada una de varios centenares de metros de altura.

Hace 137 años, en 1888, Passet, Monts y Bernat-Salles ascendieron por primera vez al glaciar y la cumbre del Monte Perdido a 3.354 m. Un hito en la historia de las rutas glaciares de los Pirineos.

En 1931 el glaciar inferior se separó del resto, y el superior también lo hizo antes de 1946. A pesar de su fraccionamiento, el glaciar hasta 1990 seguía siendo impresionante, con imponentes paredes de seracs en las que se producían frecuentes y espectaculares caídas de hielo.

La agonía de un glaciar emblemático del Pirineo

El adelgazamiento y el retroceso del glaciar de Monte Perdido se aceleraron a partir de la década de 1990. Entre 1984 y 2010, el glaciar se redujo a sólo 0,33 km² de tamaño, adelgazando la capa de hielo en un promedio de más de 17 m.

Desde 2011, el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CISC) realiza cada otoño investigaciones de campo. Los investigadores han descubierto que el glaciar de Monte Perdido continúa reduciéndose de manera constante e incluso a veces, de forma dramática.

El glaciar de Monte Perdido perdió 3,9 m de su espesor en la temporada 2021-2022 debido a las condiciones atmosféricas extremas. En la temporada siguiente 2022-2023, perdió 3,7 m más, triplicando las pérdidas medias anuales de los 10 años previos. Además, en el verano de 2022 la parte inferior principal del glaciar se dividió en dos y la parte occidental dejó de moverse.

Las simulaciones recientes de la evolución futura del glaciar demuestran una probabilidad extremadamente baja de supervivencia más allá de 2034, augurándole 9 años de vida.

El hielo más antiguo de Monte Perdido ha sido fechado con 2.000 años de antigüedad, lo que significa que el glaciar sobrevivió a los períodos cálidos de las épocas romana y medieval. La pérdida de este glaciar significa que los científicos ya no podrán tener la oportunidad de analizar el registro histórico ambiental y climático almacenado en su hielo.

Lamentablemente, otros glaciares pirenaicos como el glaciar del Aneto y el de la Maladeta corren el mismo destino, y no se espera que quede ninguno activo dentro de unas décadas en esta cadena montañosa ni en la Península Ibérica, ya que son los únicos activos. Sólo quedará el archivo documental, fotográfico y de la GGCL como testimonio de un tesoro natural que se habrá perdido.