El futuro del Mediterráneo: decálogo de noches ‘tórridas’ y lluvias torrenciales
Ayer Valencia acogió la 'Jornada sobre Fenómenos Meteorológicos Extremos en el Mediterráneo'. La AEMET dispuso sobre la tarima del Rectorado a expertos de primera línea para debatir sobre los efectos del cambio climático. Aquí están sus conclusiones.
La Universidad de Valencia ayer celebró una jornada sobre fenómenos meteorológicos extremos en el Mediterráneo y su posible vinculación con el cambio climático. Las ponencias y mesas redondas despejaron cualquier atisbo de duda: la Tierra se está calentando y eso tiene efectos en nuestro entorno. Tras un preámbulo de reconocimientos, del Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, sobre la importancia creciente de la meteorología y el clima, y otro más sentido por la grada, a cargo del Presidente de la AEMET, Miguel Ángel López, en homenaje a la trayectoria del meteorólogo Agustí Jansà, se pusieron las cartas sobre la tarima.
Las sequías no han cambiado
Jansà tardó poco en rehacerse del “abrumador” reconocimiento y despertó el interés de la sala con la “singularidad del Mediterráneo, el mar entre tierras”. Esto le confiere una masa de aire y, en ocasiones, una circulación propia al margen del chorro polar. A sotavento de las montañas se dan las ciclogénesis mediterráneas, con la borrasca de Génova como máximo exponente. Aunque ahora con decreciente protagonismo. Las últimas investigaciones concluyen que el centro de bajas presiones ‘italiano’ está perdiendo recurrencia en favor de los ciclones que salen del este de la Península Ibérica. Estos últimos parecen estar creciendo en número. “El Mediterráneo occidental es el lugar más ciclogenético en invierno de todo el mundo”, subrayó Jansà.
En la línea del cambio climático el experto asumió que las sequías son una constante en nuestro rincón del planeta debido, en parte, a estar lindando con el continente africano. “Los periodos secos hasta ahora no están modificándose con el cambio climático”, según Jansà.
Las tormentas sí, están incrementándose
“Hay evidencias del cambio climático, como el aumento de temperaturas, del nivel del mar y la pérdida de masa de hielo ártico y continental”, enumeró Mari Carmen Llasat, Doctora en Física por la Universidad de Barcelona (UB). Su exposición arrancó poniendo en evidencia el aumento de la temperatura media anual, concretamente de 1.4 ºC respecto al periodo preindustrial. “Los registros están aumentando sobre todo en verano”, atestiguó. También hay indicios razonables de que las tormentas están incrementándose. "Se está produciendo un aumento de la precipitación convectiva, de corta duración y concentrada en menos días”.
José Ángel Núñez: “el verano se ha expandido”
José Ángel Núñez, Jefe de Sección Climatología de la AEMET en Valencia, empezó advirtiendo de los riesgos que atenazan a la ciudad de Valencia, y que casi se han olvidado. “Las lluvias que produjeron la riada (octubre de 1957) se volverán a repetir. Este año ya no, quizás el próximo”. A tenor de los datos recopilados en los últimos siglos, las riadas allí se producen en promedio cada 70 años “aunque no es algo fiable, en el siglo XX hubo dos en un par de décadas”, avisó Núñez.
Cogiendo el testigo de Llasat, el delegado habló del incremento de temperaturas que se está dejando notar especialmente en el periodo estival. “En la Comunidad Valenciana el verano se ha expandido nueve días en su inicio y cinco al final”. A tenor de los datos de la AEMET, en las últimas décadas la temperatura media del verano ha subido 1.2 ºC en la región.
Cada vez somos más vulnerables
Jorge Olcina, Catedrático de la Universidad de Alicante, hizo hincapié en la falta de prevención y la deficiente planificación urbanística en los últimos años. “Ahora somos más vulnerables que cuando aconteció la Pantanada de Tous”, aseguró frente al atril. Olcina asumió que el problema es de origen, “en el Mediterráneo pueden caer 800 litros por metro cuadrado en 24 horas. Si no lo tenemos en cuenta no podemos llevar a cabo una buena prevención”.
El incremento de los riesgos se debe sobre todo a la ocupación de los cursos fluviales, la especulación inmobiliaria y la población residente no autóctona que desconoce el clima. “Las inundaciones no son un problema nuevo y desde los años cincuenta están incrementándose los riesgos”, lamentó el Catedrático.
Martín Vide: “las noches tórridas se han convertido en un riesgo para la salud”
Martín Vide, Catedrático de la UB, centró su argumentación en el “nuevo riesgo climático” de la isla de calor urbana. La Ciudad Condal ha sido su objeto de estudio en los últimos años y las conclusiones que subyacen son esclarecedoras. “En el 90% de las noches el centro de la ciudad tiene temperaturas mínimas más altas que el aeropuerto”, señaló.
En los últimos años cada vez son más abundantes las noches tórridas con temperaturas mínimas iguales o superiores a los 25ºC. “En personas con enfermedades crónicas y en el umbral de la pobreza, sin aire acondicionado, estos valores nocturnos se han convertido en un riesgo para la salud”, destacó Vide. Se ha constatado que en las olas de calor aumenta un 20% la mortalidad. Para empezar a paliar esta tendencia, el experto aboga por reverdecer las ciudades con cubiertas verdes y suelos más vegetados.
Predicciones probabilísticas para anticiparse
La última mesa redonda versó sobre la predicción de los fenómenos extremos. La primera reflexión de Antonio Conesa, Delegado en Cataluña de la AEMET, resaltó la necesidad de optar por las predicciones probabilísticas y emitir avisos con recomendaciones. En esta línea transcurrió también la exposición del divulgador José Miguel Viñas, “en la información meteorológica hay que comunicar la probabilidad. Desterrar el acierto o el error”.
Romualdo Romero, investigador de la Universidad de las Islas Baleares, argumentó sobre la ocurrencia de los fenómenos extremos como los ‘medicanes’. Según Romero, probablemente habrá una reducción de estos ciclones pero los que haya serán más fuertes. Esto último no es una cuestión baladí. “Los desastres naturales en cuanto a riesgos –humanos y económicos- están al nivel de las armas de destrucción masiva”, destacó Rodríguez Camino, meteorólogo de AEMET. No será fácil suprimir esta tendencia. “Aunque las emisiones de gases contaminantes lleguen a cero el sistema climático se dejará llevar por la inercia”, zanjó Camino.