El fenómeno de La Niña sigue desafiando a los expertos: no acaba de llegar y esto es lo que está ocurriendo

La Niña sigue haciéndose de rogar, interfiriendo en una temporada de huracanes en el Atlántico que se preveía de récord. La Organización Mundial de la Meteorología ha actualizado su pronóstico en torno a La Niña, esto es lo que dicen.

Es bien sabido que La Niña está asociada a una disminución de la cizalladura en la cuenca Atlántica y el Golfo de México, favoreciendo el desarrollo de ciclones tropicales en la zona.

La Niña está tardando más en establecerse de lo que se preveía en un principio, ahora la Organización Meteorológica Mundial estima en un 60% la probabilidad de que La Niña se instaure entre octubre y febrero de 2025. Por el momento, las condiciones han sido de ENSO en fase neutra, es decir, sin El Niño ni La Niña.

Las aguas del Pacífico empiezan a enfriarse, pero la anomalía no es todavía muy destacable. Para hablar de La Niña las anomalías de las aguas del Pacífico central deben sobrepasar los -0.5 ºC durante al menos tres meses consecutivos.

El ENSO y La Niña

El ENSO (El Niño-Southern Oscillation) es un patrón climático caracterizado por cambios en la temperatura superficial del océano Pacífico tropical. Estas variaciones de la temperatura del agua generan cambios en el régimen de temperaturas y precipitaciones en muchas partes del mundo. Cuando las aguas marítimas en esta zona del planeta están más calientes de lo normal hablamos de El Niño y cuando están más frías, La Niña.

En condiciones normales, los vientos del este (alisios) soplan a través del pacífico, empujando agua caliente hacia las costas de Australia y Oceanía. Como resultado, afloran aguas frías en las costas de Sudamérica.

Durante La Niña, los vientos del este se intensifican por lo que el agua del mar cerca de las costas de Sudamérica se enfría. El enfriamiento se produce debido a un efecto conocido como "upwelling", traducido como afloramiento de aguas frías. Los vientos que soplan de la costa hacia el mar, desplazan el agua del mar, alejándola de la costa. El vacío es rellenado por aguas más frías, procedentes de las profundidades.

La Niña lleva a una mayor presencia anticiclónica en las costas de Sudamérica, por lo que, mientras dura La Niña, las lluvias en esta zona escasean y pueden producirse grandes sequías. Por el contrario, en Australia e Indonesia, debido al desplazamiento de aguas cálidas hasta esta zona, las lluvias se ven incrementadas, con posibilidad de inundaciones y fuertes tormentas.

Una temporada de huracanes en la media

Al principios del mes de junio se anticipó una temporada de huracanes "hiperactiva", esto fue debido al efecto combinado de las elevadas temperaturas del agua del mar en el Atlántico y La Niña. Es bien sabido que La Niña está asociada a una disminución de la cizalladura en la cuenca Atlántica y el Golfo de México, favoreciendo el desarrollo de ciclones tropicales en la zona.

Hasta el día 10 de septiembre, se han nombrado 6 ciclones en el Atlántico tropical y cuatro de ellos han llegado a intensidad de huracán. Estos valores se alejan poco de las medias: 8 ciclones nombrados y tres huracanes es lo que se considera normal por estas fechas. El retraso de La Niña podría haber perjudicado la formación de ciclones tropicales en la zona.

La temporada de huracanes en el Atlántico acaba el 1 de noviembre, aproximadamente, por lo que si La Niña se sigue retrasando, será una temporada normal. Aún así no hay que confiarse, todavía hay margen para que La Niña se establezca, pudiendo beneficiar el desarrollo de ciclones tropicales en esta zona.