El chorro polar se va a ondular mucho, ¡los cambios llegarán pronto!
El otoño es una estación de cambios muy marcados, pero hay escenarios a gran escala que favorecen aún más esta tendencia, como el que parece estar gestándose de cara a esta próxima semana.
Según avanza el otoño, la diferencia de temperatura entre los polos y el ecuador va aumentando. En el trópico la radiación solar sigue siendo intensa y el océano tiene mucha inercia térmica, mantieniéndose con temperaturas bastante elevadas en su superficie en latitudes medias. Sin embargo, en latitudes septentrionales la insolación ha descendido mucho, llegando a ser nula en el polo desde hace casi un mes, y la nieve y el hielo poco a poco van ganando terreno. Esta situación aumenta el contraste de masas de aire de latitudes medias, reforzando el vórtice polar y permitiendo que las borrascas proliferen con mayor frecuencia e intensidad.
No siempre el vórtice polar es igual de estable, puede pasar por periodos en los que se refuerce especialmente, dando lugar a un chorro muy intenso que conserva una latitud muy similar con el paso de los días. Pero también puede debilitarse temporalmente y dar lugar a una circulación muy irregular con grandes ondulaciones conocidas como 'ondas de Rossby'. En este tipo de situaciones hay una gran facilidad para que las masas de aire frío desciendan de latitud afectando a latitudes menos habituales.
Este último será el caso previsto para mediados de este mes de octubre. Una forma de comprobar esta tendencia es echando un vistazo a la oscilación del Atlántico Norte (NAO) que básicamente es un índice que nos indica la diferencia de presión entre la baja islandesa y el anticiclón que generalmente se sitúa en el entorno de las Azores. Una baja diferencia de presión da lugar a una NAO negativa, con una circulación débil y muy ondulada, como es el caso. Este escenario es muy dado a dejar precipitaciones abundantes en el sur de Europa, especialmente en el entorno del Mediterráneo donde pueden provocar incidencias. También garantiza un ambiente fresco en general en todo el continente.
¿Qué consecuencias tiene en la Península Ibérica?
La presencia de una NAO negativa persistente favorece la llegada de centros de baja presión y masas de aire frío a latitudes más bajas de lo habitual, lo que suele dar lugar en la Península Ibérica a una situación cambiante y por lo general inestable, con formación de borrascas en nuestro entorno, abundancia de precipitaciones y cambios bruscos de temperatura, pudiendo pasar de temperaturas suaves a un ambiente casi invernal en cuestión de horas cuando nos rebasan esas masas de aire frío.
Por tanto, cabe esperar que este ambiente seco y templado se interrumpa por un largo periodo de tiempo en el que será probable la llegada de frentes e incluso sistemas de bajas presiones a nuestro territorio, con grandes oscilaciones de temperatura y algunas precipitaciones. Este fin de semana ya experimentaremos la llegada de una masa de aire mucho más frío y todo parece indicar que durante la próxima semana estos cambios se acentuarán. De la misma forma algunas masas de aire cálido se desplazarán a latitudes mayores permitiendo el desarrollo de dorsales y anticiclones de bloqueo en el Atlántico Norte a latitudes en las que es poco habitual encontrarlos.