El asombroso parecido de las catastróficas inundaciones de Derna (Libia) con las del sureste de España de 1973
La ciudad libia de Derna ha sido arrasada tras un aluvión de agua, fango y rocas, dejando imágenes escalofriantes. Aunque a menor escala, en las últimas décadas hemos vivido episodios similares en España.
Daniel ha sido el ciclón más mortífero de los últimos años, y en esta ocasión le ha tocado a la cuenca mediterránea. Todavía seguimos con los pelos de punto con todas las terribles imágenes que llegan desde el norte de Libia, que fue azotada por esta borrasca que adquirió diversos rasgos (sub)tropicales, siendo la localidad de Derna el epicentro de la tragedia. Y eso que las inundaciones de Grecia ya nos dejaron muy impactados.
Las causas de las catastróficas inundaciones de Derna, Libia
Esta ciudad, que contaba con unos 50000 habitantes en 2010, creció con el paso de los años sobre un gigantesco cono aluvial de un wadi (rambla), cuya desembocadura fue desviada y canalizada hacia el noreste. Estas alteraciones de los cauces no sólo se llevan a cabo en África, sino que son muy habituales en toda la cuenca mediterránea.
Daniel dejó más de 400 l/m² en algunas regiones de Libia, probablemente más, aunque la recopilación de datos se torna muy compleja en un país dividido política y socialmente y con una infraestructura meteorológica muy precaria. Los satélites han detectado la aparición de grandes extensiones de agua en áreas desérticas, que probablemente perdurarán años.
Aguas arriba de la rambla existen varias barreras fluviales, destacando la Wadi Boumansour (la Gran Presa). Su aliviadero de tipo morning glory no tuvo capacidad suficiente para evacuar la inmensa crecida y colapsó, enviando mas de 20 hm³ a la segunda presa junto a la ciudad de Derna, de tan solo 1 hm³ de capacidad. La tragedia estaba servida.
La ciudad literalmente fue borrada del mapa. Se cree que más de 20000 personas han muerto por la avalancha de lodo, agua y piedras, mientras que más de 10000 personas siguen desaparecidas. El Mediterráneo devuelve cada día decenas de cuerpos a la costa que fueron arrastrados por la crecida. Más de la mitad de la población de Derna ha perecido en estos últimos días, lo que da una idea de la magnitud de la catástrofe.
La mortífera riada de 1973 en La Rábita (Granada)
A mucha gente de España y Europa le puede parecer que estas tragedias sólo ocurren fuera del "primer mundo", pero no hay que retroceder mucho en el tiempo para encontrar situaciones similares en nuestro país. Quizás la catástrofe del camping de las Nieves de Biescas del 7 de agosto de 1996 sea el ejemplo más mediático. Y en cuanto al desmoronamiento de presas por crecidas extraordinarias, sin duda la Pantanada de Tous de 1982.
No obstante, las terribles e históricas riadas de octubre de 1973 en el sureste ibérico nos dejaron una estampa muy parecida a la de Derna, salvando las distancias y a menor escala. Por ello, nos trasladamos a La Rábita, una pedanía turística y costera perteneciente al municipio granadino de Albuñol, que se extiende junto a la desembocadura de una peligrosa rambla (como en Derna) de igual nombre.
En Meteored ya hemos hablado en varias ocasiones de aquel extraordinario episodio de lluvias torrenciales, que dejó un balance de más de 500 fallecidos. En esta ocasión nos vamos a centrar en Albuñol, donde se acumularon... ¡unos 600 l/m² en unas 6 o 7 horas! Hay estimaciones que incluso sugieren que los registros podrían ser aún mayores. No hace falta imaginarse cómo bajaría la rambla, que ya contaba con un largo historial de grandes crecidas súbitas, ante semejante diluvio.
La gran avalancha de agua, lodo, rocas y otros materiales diversos provocó el taponamiento del puente del tramo de la N-340 que pasaba justo por encima del núcleo urbano. Finalmente, los muros de contención que se situaban en el borde de la rambla junto al pueblo cedieron debido a la presión, lo que hizo que el agua acumulada y las toneladas de sedimento se desviaran hacia La Rábita, arrasando todo lo que encontraba a su paso.
Las olas de agua y fango llegaron a medir tres o cuatro metros de altura, según los vecinos. La riada afectó a 101 viviendas, de las cuales destruyó 74, principalmente de los barrios de pescadores de Mochila y Santa Adela. Los muertos identificados fueron en un principio cuarenta, a los que había que unir casi treinta desaparecidos, y un número desconocido de otros desaparecidos en caseríos y cortijos. Hoy en día aún no se sabe el número exacto de muertos, pero más de medio pueblo fue barrido del mapa.
Lluvias extremas más recurrentes por el cambio climático
En definitiva, estas tragedias podrían haberse evitado si no se hubiera ocupado zonas inundables. Aunque fueron producto de lluvias excepcionales con grandes períodos de retorno, como reza el dicho al final el agua siempre acaba reclamando sus escrituras. Además, estos fenómenos extremos parece que se están volviendo más recurrentes en los últimos años. Y la cuenca mediterránea es un punto caliente del cambio climático. Nunca hay un riesgo cero.