El "escudo antiborrascas" podría ceder, ¿cambio de tiempo a la vista?
El bloqueo anticiclónico tan persistente podría tener las horas contadas, ya que a medio plazo podría ceder, dejando la puerta abierta a la llegada de algunos cambios. ¿Pueden volver las nevadas a principios de febrero?
En las últimas semanas el anticiclón persistente situado en el entorno de las islas británicas ha condicionado mucho la situación meteorológica en todo el continente, generando un dipolo térmico muy notable.
Una potente dorsal se situaba sobre la mitad occidental dando lugar a una situación seca y estable muy duradera, mientras que en el este de Europa el efecto era completamente distinto: el aire frío descendía de latitud dando lugar a una gran vaguada planetaria que ha dejado bajísimas temperaturas y nevadas extraordinarias.
Durante los próximos días el anticiclón de bloqueo seguirá centrando en el sector de las islas británicas, por lo que estos últimos días de enero transcurrirán con una situación similar a la del resto del mes. Lo más destacado serán las heladas y las inversiones térmicas en los valles, predominando por lo general cielos despejados, con la excepción de algunas nubes de retención en los litorales y bancos de niebla o nubes bajas dispersas en valles del interior.
En el resto de Europa, continuará el dipolo térmico, con masas de aire muy frío decolgándose por el este hasta el Mediterráneo oriental y aire templado en las regiones occidentales.
Se debilitará el bloqueo anticiclónico, ¿qué podría pasar después?
Sin embargo, parece que se van a producir cambios a medio plazo. Actualmente más del 75% de los escenarios contemplados por nuestro modelo de confianza, el IFS del ECMWF, contemplan que el anticiclón podría ceder a finales de la semana que viene. Migraría hacia el corazón del Atlántico Norte, en las proximidades de las Azores, mientras que las bajas presiones irían ganando terreno por el noroeste del continente. Esto dará lugar a una situación de NAO positiva, con una circulación zonal que se irá estableciendo sobre Europa, y que de forma pasajera podría desencadenar una advección marítimo polar, del noroeste, sobre la Península Ibérica durante el final de la próxima semana.
De cumplirse este escenario, estaríamos ante un cambio importante debido a esta nueva posible configuración sinóptica. La probabilidad de que se produzcan precipitaciones aumentará, también descenderá la temperatura en niveles altos y se romperán las inversiones térmicas en superficie, disminuyendo la intensidad de las heladas en cotas bajas y facilitando la dispersión de contaminantes. Sin embargo, todavía no hay indicios fiables de que las precipitaciones vayan a ser generalizadas o que, al menos, puedan romper esta situación de déficit que llevamos arrastrando todo el invierno.
Se abren nuevos escenarios
De producirse una irrupción de aire polar de cara a finales de la semana que viene, las precipitaciones quedarían restringidas sólo a los extremos norte y noroeste de la Península, pudiendo extenderse de forma más débil a los sistemas montañosos de otras zonas. Esto significa que todavía no puede darse por sentado que las lluvias y la nieve vayan a hacer acto de presencia de forma general y abundante en el territorio.
Pero por otra parte, cabe destacar que muchos de los sistemas meteorológicos que dejan precipitaciones abundantes en la Península son depresiones de menor escala, y por tanto casi invisibles para las predicciones a más de 5 ó 6 días vista. Sabiendo que el bloqueo persistente se va a debilitar y desplazar, no es descartable tampoco que uno de estos sistemas pueda desarrollarse en nuestro entorno y cambiar la tendencia hídrica del invierno, pese a que los modelos de momento nos indican que es poco probable. Desde luego, el debilitamiento de este bloqueo tan persistente nos dará una pequeña posibilidad que hasta ahora no existía.