Aire frío cautivo: congelador permanente al aire libre con sorpresas
La niebla, la nieve y la lluvia engelante son meteoros radicalmente distintos pero unidos armónicamente por el concepto de "aire frío cautivo": una situación que se da en valles y zonas deprimidas durante el invierno, cuándo ese aire frío e húmedo se acumula en la troposfera baja.
El aire frío cautivo no es un concepto muy utilizado en el sector profesional y en los medios de comunicación, pero es un factor imprescindible para desencadenar tres fenómenos importantes: nieblas persistentes, nevadas en cotas bajas o lluvia engelante.
El interior peninsular durante las noches serenas y calmadas de invierno es un auténtico congelador, con temperaturas ampliamente negativas y heladas frecuentes e intensas. La irradiación nocturna es el mecanismo por el cuál la energía calorífica acumulada durante el día se escapa desde la superficie terrestre hacia el espacio a través de la atmósfera y se produce un descenso térmico. Este proceso se da con noches totalmente despejadas, viento en calma y contexto anticiclónico.
La sobreacumulación de aire frío en los valles y zonas deprimidas debido a la inversión térmica vendría a ser ese aire frío cautivo, que está "disponible" y queda "atrapado" en según qué circunstancias. Dicho de otra manera: un congelador en pleno funcionamiento que actúa como almacén permanente de aire frío, muy difícil de disipar o romper.
Tres meteoros asociados: niebla, nieve o lluvia engelante
En primer lugar, ese aire frío almacenado es una máquina de producir nieblas en muchos puntos del interior peninsular. Estos estratos bajos aumentan de grosor a medida que avanzan los días anticiclónicos de invierno, porque el aire frío se va acumulando, de tal modo que la radiación solar invernal es insuficiente para romper o evaporar esas nieblas.
En segundo lugar, hablamos de nevadas en cotas bajas. El aire frío acumulado en valles después de una noche despejada implica temperaturas bajo cero. Pues bien, la llegada de una masa de nubes o un frente a primeras horas actúa de "tapadera" e impide que ese aire frío se escape. Así pues, la combinación de frente con precipitaciones y aire frío en la troposfera baja da lugar a nevadas. A veces, los modelos numéricos no son capaces de proyectar la acumulación de ese aire frío y monitoriza cotas bastante más elevadas, asociadas al seno de la masa de aire en cuestión.
Sin embargo, cuando la llegada de una borrasca o frente viene con un colchón de aire más cálido en capas medias y altas, tenemos otro fenómeno: la lluvia engelante. La precipitación líquida asociada al frente o bajas presiones llega en una superficie totalmente helada debido a ese aire frío cautivo y produce esa congelación inmediata de la lluvia. Es un fenómeno peligroso, especialmente en la movilidad, porqué provoca la formación de muchas placas de hielo.