"Abuelo, ¿dónde está el agua del mar?"

La primera vez que mi nieta Nahara vio las oscilaciones del océano me sorprendió con una pregunta y una cara de incredulidad como nunca antes había visto. ¿Qué es lo que sucedió?

Isla de Santa Cruz, La Coruña.
Isla de Santa Cruz, La Coruña. Composición de imágenes donde se observa el ciclo de las mareas.

Para los adultos hay muchas cosas que nos parecen evidentes porque estamos acostumbrados a ellas, y en la mayoría de las ocasiones no recordamos nuestra reacción vivimos por primera vez un determinado evento. Quizás alguno de ustedes se acuerde cuando vio nevar por primera vez. En mi caso no, pero estoy seguro que la cara que debí poner causó sorpresa y, a la vez, alegría a mis padres por mi reacción.

Me imagino que sería algo parecido a lo que sucedió cuando estando de vacaciones con mi nieta Nahara en las costas gallegas, que vivió su primera marea y además de forma sorpresiva, ya que entramos en un restaurante con casi pleamar y salimos con bajamar. Abrió los ojos como platos y lo primero que dijo es “abuelo, ¿dónde está el agua del mar? Y ahí me tenían ustedes, maravillado con su reacción pero metido en un gran aprieto, porque... ¿cómo le explico las mareas? Así que espero que estas líneas les resulten útiles si en algún momento se encuentran en una situación parecida.

Meteorología y astronomía

- Querida Nahara, en otras excursiones nuestras te he hablado de muchos fenómenos atmosféricos, de los que estudia la meteorología, por ejemplo de la lluvia y de las tormentas. En esta ocasión necesitamos de otra ciencia, la astronomía, que es la encargada de estudiar las cosas que pasan un poco más arriba de la atmósfera, nos explica qué son los puntos luminosos que vemos por las noches, princialmente las estrellas, los satélites y los planetas, cómo se mueven e influyen en nuestra vida, sobre todo el más cercano a nosotros, la Luna.

- ¿Me explicas por qué en el día no veo esos puntos brillantes en el cielo nocturno?

- Claro que sí, y tú ya sabes también la respuesta a esa pregunta, porque nuestro planeta gira sobre él mismo y se mueve alrededor del Sol y por eso tenemos los días, las noches y las estaciones. El movimiento diario o rotación es sobre ella misma, como una peonza y nos explica la alternancia del Sol y las estrellas; el movimiento durante el año o traslación se produce alrededor del astro rey y hace que tengamos el calor y la luz del verano, las lluvias y la caída de las hojas del otoño, el frío y la oscuridad del invierno y los chubascos y las flores de la primavera.

Los satélites artificiales y naturales

- Nahara, ahora soy yo quién te hace una pregunta. ¿Recuerdas como se llama el aparato que nos manda las fotos de las nubes?

- Abuelo, ¡qué cosas tienes! Es el Meteosat y es un satélite.

- Muy bien, como es algo que ha construido el hombre es un satélite artificial, da vueltas alrededor de nuestro planeta y hay muchos de ellos por encima de las nubes. Pero la Tierra solo tiene un satélite natural, que es la Luna, y al estar tan cerca de nosotros y ser tan grande tiene mucha influencia en lo que pasa en nuestro planeta.

- Yayo, ¿si el Sol es más grande que la Luna no influiría más?

- ¡Que nieta tan lista tengo! Sí influye, pero lo que sucede es que está mucho más lejos que nuestro satélite y por eso su efecto es menor. Claro que hay que contar con él, en realidad, a los efectos que hace la Luna tenemos que sumarle también los del Sol.

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Mientras paseábamos por la playa de Oleiros alcanzamos la pasarela que une esta localidad gallega con la isla de Santa Cruz, donde está ubicado el castillo del mismo nombre (ver composición de portada). Nahara y yo empezamos a cruzar tranquilamente y llegamos a una isla muy bonita enfrente de la ciudad de La Coruña, y visitamos la fortaleza que servía de defensa de la ría en caso de ataque naval. Durante el paseo continuamos con la conversación.

La gravedad y la fuerza centrífuga

- ¿Recuerdas cuando llegamos que todo estaba lleno de agua? Lo que estás viviendo se llama marea o fuerzas de marea, cuando el agua está alta es la pleamar, mientras que cuando está baja, como ahora, es la bajamar y parece que el agua se ha perdido.

- Yayo, el agua no se pierde, tiene que estar en algún sitio, ¿a dónde se ha podido ir?

Entusiasmados con la charla y con el paisaje había transcurrido un buen rato y tuve que animar a Nahara para acelerar el paso. Observa que el agua está regresando, será mejor que volvamos a tierra firme y al llegar le propongo que hagamos un experimento. Por supuesto que teníamos el imprescindible cubo de construir castillos de arena, ideal para esta demostración. Poniendo un poco de agua, levantamos el cubo boca arriba. De momento el agua no se cae.

Si después le das la vuelta, ¡zas! el líquido se derrama y cae al suelo. Eso es debido a la fuerza de gravedad que nuestro planeta ejerce sobre todas las cosas. Nuevamente pon otro poquito de agua en el cubo. Ahora empieza a darle vueltas rápidamente, ¡fíjate que curioso!, ahora el agua no se derrama aunque esté boca abajo. Tenemos otra “fuerza” que impide que se caiga, una fuerza de inercia que la vamos a llamar centrífuga.

Marea alta, baja, viva y muerta

Tenemos a la Luna y al Sol que afectan a todo nuestro planeta, principalmente al agua, con su fuerza de gravedad. Y también está la Tierra girando sobre ella, ya sabes, como una peonza, y provocando una fuerza centrífuga hacia fuera. La Luna al estar situada más cerca de la Tierra que el Sol ejerce una atracción mucho mayor. Aproximadamente cada 12 horas se produce un movimiento ascendente del agua, con dos descendentes entre medias, es decir, cada 6 horas se producirá el cambio.

Cuando hemos llegado teníamos a nuestro satélite en línea con nuestro océano, tirando de él, provocando la marea alta o la pleamar. En la zona opuesta de nuestro planeta entra en juego la fuerza centrífuga y produce una marea alta, pero de menor altura. En estos momentos ya no miramos a la Luna, por tanto ella no nos afecta y nuestra fuerza gravitatoria contrarresta la fuerza centrífuga, el agua del mar desciende y se produce la marea baja o la bajamar.

- Abuelo, nuestro satélite va cambiando de tamaño, ¿esto también afectará en el ascenso y descenso del agua del mar?

- Mi querida niña, ¡siempre me sorprendes! Sí, porque como hemos visto antes, la Luna es la que más influye en las mareas. Así cuando nuestro satélite está en “cuarto”, ya sea creciente o menguante, los efectos de atracción del Sol y la Luna se contrarrestan y las mareas son pequeñas, recibiendo el nombre de mareas muertas. En cambio, cuando es Luna llena o nueva, el Sol ayuda a nuestro satélite y hacen más fuerza, por lo que las mareas son mayores y las llamamos mareas vivas.

- Abuelo, qué interesante lo que me has contado. Como está subiendo el agua será mejor que me ayudes a terminar la protección de arena para que no se nos moje la toalla cuando llegue la pleamar.

Y así terminamos este maravilloso día en el que mi nieta se sorprendió cuando vio que el mar había perdido el agua.