"¡Ayuda!" El planeta grita para que salvemos a las tierras del colapso
Este 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. El cambio en el uso de la tierra constituye un motor de nuevas enfermedades en humanos. ¡Es fundamental restaurar y recuperar nuestras tierras!
El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se celebra todos los 17 de junio desde el año 1995. Su objetivo primordial es la concienciación sobre la importancia que tiene para los seres humanos y para nuestro planeta abordar y dar soluciones a los problemas de desertificación y sequía, los cuales representan graves complicaciones presentes y futuras para toda la humanidad.
Participa y no dejes pasar esta oportunidad de ayudar en esta lucha, nuestro pequeño aporte cuenta y hará la diferencia para vivir en un lugar mejor para todos. Os animo a difundir mensajes de solidaridad con esta campaña bajo estos hashtags: #desertificacionysequia, #ContraLaDesertificacion, #RestorationLandRecovery o #DesertificationAndDroughtDay. El lema escogido este año es “Restauración. Tierras. Recuperación. Tierras saludables para una mejor reconstrucción”.
Nuestro planeta nos grita ¡ayuda!
Aproximadamente el 75% del suelo, que no está cubierto de hielo, ha sido alterado por los humanos para mantener la demanda de alimentos, de materias primas, aumentar y mejorar las rutas terrestres de comunicación y conseguir más y mejores lugares de residencia. Una de nuestras mayores premisas sería evitar nuevos destrozos en nuestro planeta, ralentizando el ritmo de su destrucción e intentando revertir la pérdida de terrenos productivos y de ecosistemas naturales tan importantes en la biodiversidad de la Tierra.
En la actualidad existe el compromiso de más de un centenar de países para intentar la restauración de tierras por todo el planeta con una superficie del tamaño de China a lo largo de los próximos 10 años. Recuperar esos suelos nos daría grandes beneficios y sería un balón de oxígeno para la Tierra.
Nuestro planeta nos chilla pidiéndonos ayuda y nosotros seguimos haciendo oídos sordos y no solo eso, continuamos degradando el suelo que deja de ser productivo, cambiamos los espacios naturales y los transformamos, emitimos cada vez más gases de efecto invernadero logrando que la biodiversidad de nuestro planeta disminuya y aumentamos el cambio climático, provocando cada vez más fenómenos atmosféricos violentos.
Sequía y desertificación, dos grandes problemas para la economía
La RAE define a la primera como “tiempo seco de larga duración”, a lo que podemos añadir “escasez de precipitaciones y su mala repartición temporal”, que provocará una disminución de los niveles de agua y de humedad en la tierra, afectando a todas las especies que crecen y se desarrollan en esa área geográfica afectada por la sequía. Y para la segunda su definición es la “acción y efecto de desertificar”, que, a su vez, es “transformar en desierto amplias extensiones de tierras fértiles”.
Pues eso es lo que estamos haciendo, degradar continuamente amplias áreas de la Tierra por nuestro exceso de actividad, con desforestación, erosión y salinización del suelo, abuso y agotamiento de los acuíferos, etc. Si tenemos en cuenta que unos 2000 millones de personas habitan en zonas secas, que corresponde a un tercio de los ecosistemas terrestres y que son áreas muy vulnerables, cualquier sobreexplotación por parte de los humanos afectaría negativamente a la productividad del suelo y acabaría por convertir una tierra fértil en un futuro desierto.
Y nuevamente el cambio climático
Este fenómeno no es del todo nuevo en la historia de la humanidad, de hecho, ha sido un elemento fundamental en su evolución, contribuyendo a la caída de imperios debido a los desplazamientos de poblaciones enteras. Sí que lo es el ritmo al que se produce la degradación de las tierras cultivables, mucho mayor que las velocidades históricas. Frente a esto, se aplican ya medidas para intentar reducir los efectos de la desertificación, como son la reforestación y la regeneración de las especies arbóreas autóctonas.
Por todos estos motivos, la Convención de las Naciones Unidades de Lucha contra la Desertificación hace un llamamiento urgente para que, entre todos, tratemos a la Tierra como un capital único, preciado y limitado, dando prioridad a su salud y nos esforcemos para intentar restaurar mucho de lo que nos estamos llevando. Esta labor es de todos, porque el futuro nos afecta a todos.