Alerta, bulo: ¿se están destruyendo embalses en plena alerta por sequía?
En los últimos días están circulando noticias por redes sociales y medios de comunicación que afirman que el Gobierno está demoliendo presas en plena sequía. ¿Hay algo de cierto en eso? Te lo explicamos aquí.
Más información no es igual a una mejor información. Y un buen ejemplo de ello lo estamos viendo en los últimos tiempos en las redes sociales y en muchos medios de comunicación en nuestro país, donde en esta época de sequía han empezado a proliferar bulos y fake news, algunos recurrentes en temporadas de escasez de lluvia: chemtrails, avionetas antilluvia, previsiones con cabañuelas y hormigas...
Ahora se ha puesto de moda, especialmente entre páginas y medios afines al clickbait y a las teorías conspiranoicas, afirmar que el Gobierno de España está destruyendo de forma masiva embalses en plena sequía, una de las más importantes de las últimas décadas. Como vamos a ver a continuación, la realidad es bien diferente.
El Gobierno de España no está demoliendo presas en España
El origen de este bulo está en la Estrategia sobre Biodiversidad para 2030 de la Unión Europea, cuyo uno de sus objetivos es el de restaurar el flujo libre del agua en al menos 25000 km de ríos del continente europeo. Y la eliminación de barreras físicas es una de las piezas clave para alcanzar esta meta. Por tanto, no es una decisión de Gobierno de España, y sí una transposición de una directiva Europea.
Por otra parte, efectivamente se están eliminando barreras físicas de los cauces. Una presa es un ejemplo, pero está más que constatado que la gran mayoría de las barreras desmanteladas son pequeños azudes o infraestructuras similares que desde hace mucho tiempo están en desuso por abandono o colmatación. Nada de grandes embalses, como afirman estos bulos.
En definitiva, estamos hablando de construcciones sin utilidad ni capacidad de almacenar agua. En las últimas décadas estas obras han perdido su utilidad, al desaparecer los secanos y pequeños regadíos (una de las consecuencias del éxodo rural). También entran aquí molinos abandonados y pequeñas centrales hidráulicas.
Los impactos negativos de estas barreras en los ecosistemas fluviales
Aunque parezca mentira, una las principales consecuencias las notamos en las playas: estas barreras físicas impiden que los sedimentos alcancen la costa. Recordemos que es uno de los elementos clave para la regeneración natural de las playas, y que es una de las causas que explican la grave regresión que sufren muchos sectores costeros en nuestro país.
También suponen una gran afección a los peces y otros seres vivos, que ya no pueden remontar ni bajar por el río. Y no sólo estamos hablando de grandes presas, sino incluso de pequeños azudes o rampas de 50 centímetros. Por este motivo, especies como la lamprea, el esturión o las anguilas prácticamente se han extinguido en España.
En las últimas décadas se han producido unos cuantos ahogamientos y accidentes en azudes y otras pequeñas barreras físicas abandonadas. En algunos casos es muy peligroso bañarse en estas zonas por el reflujo de las aguas que producen. También hay casos de derrumbes de estas estructuras con efectos devastadores aguas abajo, especialmente tras une evento de lluvias intensas.
En definitiva, esta normativa que procede de Europa persigue la renaturalización de los ríos demoliendo barreras físicas que son inútiles, perjudiciales e incluso peligrosas, con el objetivo de recuperar los bosques de galería originales y los organismos acuáticos y terrestres que habitaban originalmente en ese río.
¿Cuántas barreras se han demolido España y cuándo se ha hecho?
En estos últimos años, España ha derribado casi un 2% de sus barreras potencialmente destruibles, muy por debajo del promedio de otros países que analiza la Fundación de Migración de Peces (18,65%). Estonia (233,33%) está a la cabeza, al destruir más barreras de las que tienen potencial de destrucción, completando el podio Finlandia (29,63%) y Montenegro (21,43%).
Y no, no es cierto que en nuestro país se están derribando la mayoría de estos obstáculos en plena sequía. De acuerdo con los datos ofrecidos por la Fundación de Migración de Peces, la demolición de 108 barreras físicas en España no se ha producido en estas últimas semanas, coincidiendo con la peor sequía de los últimos 40 años, sino que se llevó a cabo en 2021, con una situación bastante mejor que la actual.
El caso del embalse de Valdecaballeros
En los últimos días se ha vuelto muy mediática la demolición de la presa del embalse de Valdecaballeros (Badajoz), un pequeño reservorio de agua del río Guadalupejo situado en uno de los brazos de que desaguan en el gran embalse de García de Sola, que almacena las aguas del río Guadiana. Aquí hablamos de una gran presa y de una situación que está generando rechazo entre algunos colectivos de la zona.
Hay que recordar que esta presa se construyó para refrigerar la Central Nuclear de Valdecaballeros (que nunca fue puesta en marcha). Además, como explican desde la Plataforma en Defensa de las Fuentes, se encuentra junto al enorme embalse de García de Sola y está sin finalizar, por lo que no añade capacidad de regulación al tramo medio del Guadiana. Y por si fuera poco, carece de mantenimiento, planes de seguridad y la presa sigue abierta en su canal de desvío de margen izquierda.
En este caso nadie quiere pagar el mantenimiento de un embalse inútil, ni siquiera los ayuntamientos cercanos que se han puesto en pie de guerra, por lo que finalmente se aprobó su demolición. Además, es otro bulo que se va a dejar sin abastecimiento a los municipios de Valdecaballeros y Castilblanco, cuya toma de agua en el embalse de Valdecaballeros se construyó de forma ilegal. Ya se ha aprobado una toma de agua legal en el embalse de García de Sola.
Por último, la Costa Dulce, llamada así por los gigantescos embalses que rodean al de Valdecaballeros (que forma parte del de García de Sola), cuenta con una capacidad muy superior a la real para los usos consuntivos. Valdecaballeros sólo supondría un 1% más de capacidad de embalse. Por tanto, parece difícil que faltará agua por no haber suficientes embalses.