Descubren una milenaria y extraña megaestructura bajo las aguas del mar Báltico
Situada al sudoeste del mar Báltico, la Bahía de Mecklemburgo esconde un sorprendente tesoro fruto de la ingeniería humana, que se ha convertido en la megaestructura más antigua conocida de Europa.
Nos tenemos que remontar a 2021, cuando unos geólogos estaban investigando en el golfo de Mecklemburgo, una gran bahía en el sudoeste del mar Báltico. Sus exploraciones se centraban en buscar acumulaciones de manganeso en el fondo del mar, cuando se encontraron con algo que no esperaban..
La megaestructura hecha por humanos más antigua de Europa
Lejos de encontrar lo que buscaban, se toparon con una sorpresa mayúscula: una inusual hilera de piedras de casi un kilómetro de largo en el fondo de la bahía. El hallazgo era tan raro y difícil de entender que enseguida sospecharon que era algo artificial, creado por el hombre.
Y así fue, por pura casualidad, que se descubrió la megaestructura más antigua construida por humanos en Europa, un muro submarino de la Edad de Piedra, localizado a unos 10 kilómetros de Rerik (Rostock, Alemania) en un punto en el que el Báltico alcanza los 21 metros de profundidad, pero que antiguamente estaba situado en tierra firme.
Parece ser que el muro, bautizado como Blinkerwall, fue construido hace más de 10000 años por los primeros cazadores del planeta con una finalidad clara: la caza del reno. El diseño y tamaño de la estructura estarían pensados para ayudarles a esconder presas, y también para guiar a los renos hacia un cuello de botella y poder ser apresados con mayor facilidad.
Casi un kilómetro de rocas alineadas a la perfección
La construcción del muro se remonta a un periodo en el cual el nivel del mar en la región era considerablemente más bajo. Alrededor de 8500 años atrás, el aumento del nivel del mar resultó en la sumersión de la estructura, que actualmente reposa a una profundidad de 21 metros.
Sorprende la perfección con la que se construyó este muro, formado por 1673 piedras individuales de un metro aproximado cada una, colocadas unas al lado de las otras a lo largo de una distancia de 971 metros.
Aunque la mayoría de piedras no llegan a los 100 kilos, hay una situada en el tramo central que supera los 11000 kilos, y otra situada al final de la estructura que pesa casi 6000 kilos. No obstante todas las rocas, juntas, tienen un peso acumulado de 142 437 kilos.
Utilización de tecnología punta
Para poder "reconstruir" el muro y hacerse una idea de cómo era en su totalidad, los expertos recurrieron a métodos geofísicos que les permitieron crear un modelo 3D detallado del muro y reconstruir su antiguo paisaje. Para ello utilizaron imágenes hidroacústicas de alta resolución, un vehículo submarino autónomo y buzos humanos para explorar la bahía y poder mapear la verdadera extensión de la estructura.
Y aunque se trata de un hallazgo sorprendente, no es el único, pues se han encontrado otros similares en Michigan, en el fondo del lago Huron, a unos 30 metros de profundidad. Incluso no se descarta la existencia de otros muros de piedra del mismo estilo en otros lugares de la Bahía de Mecklemburgo.