Descubre otros pueblos medievales de Cataluña: un recorrido por joyas ocultas

Cataluña es un paraíso para los amantes de la historia y la arquitectura medieval, por ello hoy vamos a hablar de cinco pueblos que cautivan con su belleza, su legado histórico y su conexión con la naturaleza.

Pals, Girona
Vista aérea de Pals, un impresionante enclave medieval en el corazón de la Bahía del Empordà, en la Costa Brava gerundense, rodeado por sus emblemáticas murallas y muy cerca del mar.

Cataluña es la segunda comunidad autónoma que lidera en cuanto a número de pueblos en su territorio, suma 947 municipios, a rebufo de Castilla y León que cuenta con 2.248. Lo que quizá no sabías es que, de esos casi 1000 pueblos, hay una gran mayoría que son de origen medieval. Son tantos que sería imposible hablar de todos ellos, nos detendremos en los cinco más impresionantes.

Un viaje al pasado entre murallas en Pals, Girona

Situado en el corazón del Empordà, Pals es un pueblo que parece detenido en el tiempo. Su casco antiguo, conocido como el "Barri Gòtic", se encuentra rodeado por imponentes murallas del siglo XII.

Al recorrer sus calles empedradas, se pueden admirar casas de piedra perfectamente conservadas, arcos medievales y la Torre de las Horas, una estructura románica del siglo XI que ofrece vistas espectaculares de los alrededores.

La gastronomía también es un punto fuerte de Pals, con especialidades locales como el arroz del Empordà, cultivado en los campos cercanos. Este pueblo, además, es ideal para visitar en primavera, cuando los arrozales verdes enmarcan el paisaje y los colores del Empordà cobran vida.

Rupit, el encanto de la naturaleza y la piedra en la provincia de Barcelona

Ubicado en la comarca de Osona, Rupit es un pequeño pueblo rodeado por un paisaje espectacular de acantilados y bosques. Sus calles empedradas y sus casas de piedra con balcones llenos de flores parecen sacadas de un cuento.

Rupit
Rupit es un destino perfecto para quienes buscan tranquilidad y desean combinar la visita cultural con senderismo en el Parque Natural del Collsacabra.

Uno de los puntos más destacados de Rupit es su puente colgante, una estructura de madera que cruza el río y ofrece una experiencia única. También es imprescindible visitar la iglesia de San Miguel y las ruinas del castillo, que datan del siglo XII.

Un laberinto de piedra medieval de "piedra cortada"

Y dejamos la provincia de Barcelona y volvemos de nuevo a Girona, donde se encuentra unos de sus pueblos más emblemáticos, Peratallada, el claro ejemplo de la arquitectura medieval catalana, que traducido al castellano sería "Piedra cortada".

El castillo de Peratallada y su torre del homenaje son los puntos más icónicos del pueblo, junto con el foso que lo rodea, excavado directamente en la roca. Además, sus pequeñas plazas, como la Plaza de les Voltes, ofrecen el ambiente perfecto para disfrutar de la gastronomía local, con restaurantes que destacan por su cocina tradicional catalana.

Besalú, el portal medieval que conecta pasado y presente

Famoso por su imponente puente medieval, Besalú es uno de los pueblos más fotografiados de Cataluña. Este puente, construido en el siglo XII, cruza el río Fluvià y conduce directamente al casco antiguo, donde la historia judía juega un papel destacado.

Besalú
Imponente vista del icónico puente de Besalú, una joya arquitectónica del siglo XII, uno de los puentes medievales mejor conservados de España.

Besalú alberga una de las micvé mejor conservadas de Europa, un baño ritual judío del siglo XII, testimonio de la importante comunidad judía que vivió allí. Las calles del casco histórico están llenas de tiendas de artesanía, pequeños bares y restaurantes, ofreciendo un ambiente vibrante y acogedor. Visitar Besalú es como adentrarse en un museo al aire libre que narra siglos de historia.

Castellfollit de la Roca, el pueblo colgado sobre el abismo

Acabamos nuestro repaso sin movernos de la provincia de Girona, en este caso a un pueblo de nombre curioso: Castellfollit de la Roca, único por su impresionante ubicación.

La particularidad de este pueblo es que se alza sobre un acantilado de roca basáltica de 50 metros de altura, formado por antiguas coladas de lava. Sus casas parecen estar suspendidas en el aire, ofreciendo vistas espectaculares del entorno natural.

El casco antiguo, con sus callejuelas empedradas y casas de piedra, sigue respirando ese aire medieval que lo hace tan especial. Desde el mirador de la iglesia de San Salvador, las vistas a los valles de los ríos Fluvià y Toronell son simplemente espectaculares. Castellfollit es, sin duda, un lugar perfecto para los que disfrutan de la fotografía y la naturaleza, un rincón donde historia y paisajes se mezclan de forma única.