La borrasca Dennis alerta al ámbito meteorológico y no ha tocado techo
La borrasca Dennis rivaliza en intensidad con Braer, la borrasca más profunda registrada en el Atlántico Norte. Su oleaje se extiende por todo el norte de este océano y sus vientos, que ya han alcanzado los 200 km/h, empiezan a causar daños en Islandia.
Dennis es ya una borrasca excepcional que ha conseguido reducir su presión atmosférica 50 hPa en tan sólo 24 horas. Generalmente se considera que una borrasca es de desarrollo explosivo cuando el ritmo de profundización supera los 20-24 hPa en 24 horas, lo que da idea de la magnitud del proceso de ciclogénesis que está experimentando Dennis. No sólo es extremadamente intensa, sino que su intensificación aún no ha concluido, esperándose que alcance su máxima profundidad a últimas horas de este sábado.
Dennis se mueve en el seno de una corriente en chorro también excepcional que ha superado los 400 km/h a una altitud de 10 km, consecuencia del enorme gradiente de temperatura existente en la atmósfera en esa región del Atlántico. La presión mínima de esta extraordinaria borrasca quedará probablemente por debajo de los 920 hPa, una cifra que sólo se puede observar a nivel del mar en los ciclones tropicales más intensos, como el huracán Dorian que alcanzó los 910 hPa, y en alguna borrasca excepcional, como fue el caso de Braer el 10 de enero de 1993 con 913 hPa.
La consecuencia inmediata de tener un gradiente de presión tan pronunciado es la formación de un campo de vientos muy intenso a nivel de superficie, con velocidades sostenidas en amplias zonas del Atlántico por encima de los 120 km/h y que de forma puntual se han aproximado a los 180 km/h con rachas aún más fuertes. Esto otorga a Dennis una intensidad similar a la de un huracán de categoría 3 pero con un diámetro hasta 10 veces superior al de un ciclón tropical promedio.
Islandia a punto de batir el récord de viento
Aunque esta poderosa borrasca se encuentra en mar abierto, afortunadamente lejos de zonas pobladas, su gigantesco tamaño permite que sus efectos se puedan sentir en muchas zonas costeras, siendo Islandia la más afectada al encontrarse mucho más cerca de su centro que el resto del continente. El viento aquí lleva soplando con intensidad huracanada desde hace días en las zonas más expuestas debido a la presencia de Dennis y de la borrasca que le precedía, también muy intensa.
Pero ha sido a lo largo de estas últimas 24 horas cuando el viento ha alcanzado su máxima intensidad en la isla: hasta 256 km/h ha llegado la velocidad máxima registrada, lo que supone una de las ráfagas de viento más fuertes registradas en Islandia, quedándose a tan sólo 11 km/h de su récord nacional del 16 de enero de 1995.
Los efectos se notarán en las costas de Europa, también en la Península Ibérica
Una consecuencia directa de unos vientos tan intensos abarcando una superficie de océano tan amplia, es la formación de un oleaje muy energético, con olas extremadamente altas y de largo periodo. Estas olas están alcanzando una altura significativa superior a los 16 metros en las zonas más favorables, en mar abierto. Hay que tener en cuenta que la altura del oleaje significativo nos indica la altura promedio del tercio de las olas más altas. Por tanto, no es descartable que, en esas zonas del océano donde la altura significativa supere los 15 metros, ocasionalmente se formen olas aisladas monstruosas de alturas comprendidas entre los 20 y los 30 metros de altura.
Estas olas pueden viajar por el océano miles de kilómetros, por lo que están empezando a afectar también a las costas de Europa occidental, donde ya se registran alturas en torno a los 10 metros en las proximidades de las Islas Británicas y entre los 6 y los 9 metros en buena parte de la fachada atlántica europea. En la Península Ibérica también se está notando, con alturas significativas de más de 4 metros, aunque en estos próximos días probablemente se rebasarán puntualmente los 6 metros en las costas gallegas y prácticamente en la totalidad del Cantábrico.
Desde luego, la borrasca Dennis será recordada como una de las más intensas registradas en el Atlántico y en el hemisferio norte. Probablemente debido a su intensidad, está dejando en segundo plano otras borrascas que la sucederán y que tendrán igualmente mucha relevancia, con presiones mínimas inferiores a los 950 hPa. Esto se debe a que el entorno en el que se ha formado Dennis seguirá siendo especialmente favorable para el desarrollo explosivo de nuevas borrascas, con un intenso gradiente de temperaturas (inestabilidad baróclina) sobre el Atlántico Norte y un chorro polar muy potente. Europa tendrá que estar pendiente del Atlántico estos próximos días, no sólo de Dennis, sino también de las borrascas que le sucederán.