Cuevas heladas, conoce estos sorprendentes tesoros ocultos en las profundidades de los Pirineos
Descubre la magia subterránea de los Pirineos, donde cuevas heladas guardan milenios de secretos. Este viaje al corazón de la naturaleza revela tesoros congelados en las profundidades de las montañas.
Bajo la majestuosa cordillera pirenaica, un secreto congelado aguarda en las profundidades de la tierra: las cuevas de hielo fósil. Estos lugares mágicos y silenciosos han permanecido ocultos durante miles de años, revelando su sabiduría a aquellos que se aventuran a explorar sus intrincados pasadizos.
Un sorprendente mundo subterráneo
La oscuridad es iluminada por la gélida luz que emana de las formaciones de estalactitas de hielo. Estas cuevas, inaccesibles para muchos, albergan un tesoro único de la naturaleza: el hielo fósil. A medida que exploramos este universo subterráneo, descubrimos no solo la belleza congelada, sino también la riqueza de información que estas estructuras atesoran.
Las cuevas de hielo fósil actúan como archivos geológicos que conservan evidencias de climas pasados. Los científicos pueden analizar capas de hielo para comprender cómo ha cambiado el clima a lo largo de los milenios. Varias se encuentran monitorizadas, recogiéndose periódicamente muestras de agua, goteos, precipitaciones de carbonato y temperaturas.
Cada estalactita de hielo cuenta la historia de su formación, registrando fluctuaciones en la temperatura y ofreciendo datos cruciales para comprender la evolución climática.
¿Dónde se encuentran?
Estas cavidades se ubican entre los 1900-3000 metros. La orientación de la entrada, las condiciones climáticas y la morfología de las cuevas influyen enormemente en la génesis y conservación de los depósitos de hielo. Se concentran en la zona del Alto Aragón, especialmente en el macizo de Tres Serols o Monte Perdido, el macizo calcáreo más alto del continente europeo.
En la zona de Marboré hay hasta 35 grutas heladas identificadas, siendo la más conocida la de Casteret, cuyo acceso tuvo que se ser clausurado por el trasiego de gente, ya que está muy cerca de algunas de las rutas más concurridas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. En Tendeñera, en el Macizo de Collarada, Cotiella o en el Parque Natural de los Valles Occidentales también hay más cavidades con hielo fósil.
El acceso a estas cavidades es complicado, ya hay que salvar importantes desniveles, a lo que hay que sumar la presencia de hielo y nieve en invierno. Además, dentro de ellas hay que moverse con crampones y piolets, incluso descender algún pozo o sima rapelando.
Su gran valor en la biodiversidad
Además de su valor científico, estas cuevas también son verdaderos santuarios naturales. La fauna que las habita ha evolucionado para adaptarse a las condiciones únicas del ambiente subterráneo. Insectos, arácnidos y otros organismos se han convertido en parte integral de este ecosistema singular, desafiando las expectativas de vida en las profundidades heladas.
A pesar de su belleza y relevancia científica, las cuevas de hielo fósil enfrentan desafíos ambientales. El cambio climático amenaza con alterar las condiciones de estas cuevas, poniendo en peligro tanto su belleza natural como su valiosa información científica.
La conservación de estos lugares se vuelve crucial para preservar no solo la biodiversidad única que albergan, sino también los registros vitales que ofrecen sobre el pasado de nuestro planeta.
No te las puedes perder
Si las grutas heladas quedan fuera de tu alcance, te recomendamos otras cuevas del Pirineo que custodian secretos geológicos y poseen una belleza única, proporcionando una experiencia subterránea inolvidable. A continuación os mostramos un pequeño repertorio de cavernas kársticas.
Cueva de las Güixas de Villanúa
Situadas al pie del macizo del Collarada, en el corazón del valle del Aragón, la cueva de las Güixas de Villanúa se destacan como uno de los paisajes espeleológicos más impresionantes de los Pirineos aragoneses. Gracias a una abertura natural o 'chimenea', se brinda la singular oportunidad de contemplar el cielo, las estrellas y la luna desde el interior de estas cautivadoras cuevas.
Cueva del Oso de Tella
En las proximidades del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, a una altitud de 1600 metros, se encuentra la Cueva del Oso de Tella, el yacimiento del oso de las cavernas más elevado de Europa occidental. Desde la entrada de la cueva, se ofrece una panorámica impresionante que permite contemplar la imponente cara Norte del Castillo Mayor y la profunda garganta de Escuaín .
Las cuevas de Canalettes
Designadas como Patrimonio Mundial de la Unesco, deslumbran con sus espectaculares formaciones naturales. Conocidas como el "Versalles subterráneo", estas cuevas se encuentran en los Pirineos Orientales, al pie del macizo del Canigou y a tan solo 300 metros de la ciudad medieval de Villefranche-de-Conflent.
Descubiertas de manera fortuita en 1951 por M. Motte, este tesoro subterráneo ofrece un viaje sorprendente con un lago, estalactitas y estalagmitas de formas asombrosas. Convertido en uno de los destinos más visitados de Francia, este sitio natural cautiva a los exploradores con la majestuosidad de sus maravillas geológicas
Las cuevas de Bétharram
Ofrecen una inmersión fascinante a 80 metros bajo tierra. Descubiertas en 1903, se encuentran en Saint-Pé-de-Bigorre, en la frontera entre los Pirineos Atlánticos y los Altos Pirineos. Este excepcional sitio natural tiene su entrada en la ladera de la montaña, a través de una tronera natural. Ofreciendo múltiples rutas en 5 niveles, el recorrido a pie se extiende a lo largo de 2,8 km.
Los visitantes pueden explorar las diversas galerías a su propio ritmo, maravillándose ante formaciones geológicas de variadas formas y colores. Además de concreciones espectaculares, también se encuentran con una sorprendente piscina natural conocida como la "piscina de las Náyades" .