¿Cuánto nos protege realmente la ropa del sol?
A pesar del calor, no debemos limitar exclusivamente la protección solar a sombrillas, sombreros o cremas solares. La ropa es uno de los grandes aliados. Te contamos cómo y cuánto nos protege.
Venimos al mundo sin ella, pero la ropa es la primera defensa que tenemos frente a la radiación ultravioleta. De hecho, nos la quitamos para luego protegernos con cremas solares. Grandes enigmas del ser humano al margen, nos protege como la que más, aunque hay tejidos que nos protegen más que otros. Te contamos cuáles.
Según un estudio de la Sociedad Estadounidense de Fotobiología, el algodón puede llegar a protegernos del sol como lo hace una crema con factor de protección solar 40. En cambio, el lino apenas no protegería como una crema FPS 10 debido a que su entramado -los agujeritos existentes entre las fibras- es menos tupido. Teniendo en cuenta esto, un vaquero sería una de las prendas que más nos protegería frente al sol, mientras que en el otro extremo de la tabla estarían, por ejemplo, unas medias de licra.
Pero no solo influye el tejido, también el color. Aunque la ropa blanca o de color claro refleja más los rayos del sol, cuando usamos una camiseta de color oscuro aumenta el filtro de protección. La tinta hace que el tejido sea más grueso y por tanto más compacto y opaco.
Tampoco nos protege de la misma forma si la ropa que llevamos es nueva o por el contrario tiene ya bastantes usos. En este caso el entramado de la camiseta será menos compacto y nos protegerá menos. Además, si la ropa está mojada el filtro de protección puede descender a la mitad.
Ropa con protección solar
Al margen de la ropa que llevamos en nuestro día a día, existen algunas prendas especialmente diseñadas para protegernos del sol. Habitualmente las vemos en la playa en los niños de menor edad, pero también se diseñan para la práctica de algunos deportes. Estas prendas llevan micropartículas de óxido de titanio o zinc que absorben la radiación solar y se secan, además, con mayor facilidad.
Australia y Nueva Zelanda fueron los primeros países en legislar la protección solar en el sector textil como respuesta al agujero de la capa de ozono. La normativa europea recomienda incluir a los fabricantes de ropa el Ultraviolet Protecting Factor, la cantidad de radiación ultravioleta que es capaz de bloquear un tejido, aunque no es obligatorio.
Filtros físicos o químicos
La ropa, por tanto, es el mejor aliado frente al sol, aunque lo ideal es compaginarlo con cremas solares. Dentro de estas, existen las compuestas por filtros físicos y filtros químicos. Los primeros actúan como una pantalla, permanecen en la superficie de la piel y su protección es inmediata, aunque estéticamente no son las mejores. Son las cremas que dejan la piel blanquecina. Estos filtros están incluidos en las cremas de los más pequeños y son los más adecuados para las personas con problemas de piel sensible. Además, tienen un mayor compromiso con el medioambiente.
Los filtros químicos son los más comercializados, aunque cada vez tienen peor fama. Captan la radiación ultravioleta y la emiten nuevamente como radiación térmica, inofensiva para nuestra piel. Es necesario aplicarlos 30 minutos antes de la exposición solar para que la protección sea efectiva y son absorbidos por la piel, por lo que no son recomendables para pieles dañadas o sensibles.