¿Cuántas horas debemos dormir según nuestra edad? Esto dice la ciencia
Cuando uno duerme muchas horas se suele decir que duerme como un bebé, pero... ¿sabemos realmente cuántas horas necesita dormir un bebé, un niño de 12 años, un adulto o un anciano?
El sueño es una parte esencial de nuestras vidas, y su impacto en nuestra salud física y mental es innegable. La teoría más extendida es que para que una persona descanse bien, tiene que dormir unas siete u ocho horas diarias, cuestión que no es tan exacta, pues depende de cada individuo, de su edad, de sus condiciones físicas y de diversos factores.
Edad, estilo de vida y salud, los factores clave
Lo primero a tener en cuenta es que cuanto más jóvenes somos, más gasto energético tenemos, y sin duda el sueño es un elemento crucial a la hora de poder recuperarnos de ese desgaste.
Infancia y adolescencia, un periodo vital de desarrollo
Durante las primeras etapas de la vida, el sueño juega un papel fundamental en el desarrollo físico y cognitivo. Los recién nacidos necesitan entre 14 y 17 horas de sueño por día, mientras que los lactantes y los niños pequeños deberían dormir de 12 a 15 horas.
A medida que entramos en la adolescencia, la necesidad de sueño disminuye ligeramente, pero sigue siendo esencial. Se recomienda que los adolescentes duerman entre 8 y 10 horas cada noche para optimizar su rendimiento académico y su salud general.
Y es que durante el sueño, los niños y adolescentes experimentan procesos de consolidación de la memoria, liberación de hormonas de crecimiento y reparación celular. Estas funciones son esenciales para el desarrollo físico y mental adecuado, y la falta de sueño durante estas etapas puede tener consecuencias a largo plazo.
El equilibrio, la clave en adultos jóvenes y de mediana edad
A medida que entramos en la edad adulta, las demandas de la vida cotidiana pueden afectar significativamente nuestras horas de sueño. Para adultos jóvenes y de mediana edad lo ideal es dormir entre 7 y 9 horas por noche. La falta de sueño en esta etapa de la vida puede contribuir al estrés, la fatiga y afectar negativamente la concentración y la toma de decisiones.
En esta fase, la calidad del sueño también se vuelve crucial. Mantener una rutina de sueño regular, crear un ambiente propicio para dormir y limitar la exposición a dispositivos electrónicos antes de acostarse son prácticas recomendadas para garantizar un sueño reparador.
Los cambios en el ciclo del sueño en adultos mayores
A medida que envejecemos, las necesidades de sueño tienden a cambiar. Aunque la cantidad de horas recomendadas puede disminuir ligeramente a alrededor de siete y ocho horas por noche, la calidad del sueño se vuelve aún más fundamental. Los adultos mayores pueden experimentar cambios en su ciclo de sueño, como despertarse más temprano por la mañana o tener dificultades para conciliar el sueño.
Establecer una rutina regular, participar en actividades físicas durante el día y limitar la cafeína y las siestas prolongadas pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño en esta etapa de la vida. Además, es esencial consultar a un profesional de la salud si se experimentan problemas persistentes de sueño, ya que estos podrían ser indicativos de otros problemas.