La Nochevieja del futuro: ¿todo el mundo cambiando de año a la vez?
Se acerca el momento del año en que más miramos el reloj: la Nochevieja o el Año Nuevo, que todo el mundo celebra a la misma hora pero en diferentes momentos. ¿Qué te parecería un nuevo orden en el que fuera la misma hora en todo el planeta?
Hace unos años, en viaje de trabajo por los Estados Unidos, estuve en Saint Louis, Missouri. De allí volé a Miami para tomar el viaje de regreso a Argentina. Todo iba a la perfección hasta que, llegada la hora del preembarque, vi que no había nadie. Ahí me di cuenta de que, al llegar a Miami, en lugar de adelantar una hora el reloj, lo atrasé, con lo que mi diferencia con la hora real del lugar fue de dos horas. Como es de suponer, perdí el vuelo.
Siempre recuerdo esa anécdota personal cuando se habla del tiempo y su unidad de medida: la hora. La inmensa mayoría creemos saber con cierta precisión cuál es la hora, y todos tenemos una buena idea de cómo transcurre el tiempo.
Pero olvidamos que el tiempo es un concepto abstracto en el que hace menos de un siglo logramos ponernos de acuerdo sobre cómo medirlo universalmente. Una confusión similar, pero con un tren y hace 150 años, motivó que se crease un estándar universal para medirlo.
El Sol como referencia
Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, cada pueblo o ciudad tenía su propia hora local tomando como referencia el punto más alto del Sol, momento que marcaba las 12 del mediodía. Las distancias entre los lugares y la velocidad a la que las personas podían viajar entre localidades (a pie, en barco o a caballo), no afectaban a las pequeñas diferencias en la hora local, generalmente establecida por el reloj del campanario de la iglesia. Pero eso fue cambiando a partir de la llegada del tren y la consecuente aceleración en el ritmo de vida.
Las diferencias entre las horas de cada poblado ya eran mayores y comenzaron los problemas, especialmente con los horarios de los trenes. Los ferrocarriles pudieron resolver este problema hacia 1840, al crear su propio sistema de tiempo estándar llamado “Tiempo de Ferrocarril”.
Pero esta solución no fue la panacea, ya que cada empresa ferroviaria tenía su propio tiempo, generalmente determinado por el mediodía solar en la sede de la empresa. Si un viajero deseaba tomar trenes operados por diferentes ferrocarriles, necesitaba saber qué hora era para cada compañía. Y la solución fue que las estaciones de tren tuvieran varios relojes, uno con la hora elegida por cada empresa, lo que creaba una gran confusión en los usuarios.
En 1876, Sandford Fleming, un ingeniero canadiense de origen escocés y prolífico inventor, perdió su tren debido a un error en el horario que definía la partida en PM y no en AM. Y fue esa misma noche que Fleming, molesto por el percance, ideó un sistema horario de 24 horas, dividiendo el planeta en 24 husos horarios de 15 grados cada uno, determinando la diferencia de una hora entre ellos.
En 1884 se celebró en Washington la Conferencia Internacional del Meridiano, cuyo objetivo fue elegir un meridiano para ser empleado como longitud cero común y como estándar de tiempo en todo el mundo. La propuesta de Fleming fue la base sobre la cual se adoptaron varias resoluciones, entre ellas la selección del meridiano del observatorio astronómico de Greenwich como meridiano único de referencia y origen de la longitud geográfica que se utilizaría para cartografía, pero también para fijar las horas; se adoptó el día universal, también conocido como hora GMT (Greenwich Mean Time: Tiempo Medio de Greenwich), a partir del día solar del mediodía de Greenwich.
Este sistema de huso horario estándar internacional se adoptó el 1 de enero de 1885, y de manera progresiva fueron adoptándolo las diferentes naciones.
GMT, UT, UTC, Z
La hora GMT presentó desde un inicio algunos inconvenientes, ya que al estar basada en la posición del Sol, comienza a contarse a partir del mediodía.
La expresión “Tiempo Universal” (UT), es un estándar de tiempo basado en la rotación de la Tierra, adoptada por la Unión Astronómica Internacional en 1928 para su uso en cuestiones científicas. Toma el GMT como referencia, pero con el día comenzando a medianoche. Y se establece porque los astrónomos descubrieron que era más preciso establecer la hora observando las estrellas cuando cruzaban un meridiano que observando la posición del Sol en el cielo.
Este sistema dio lugar a varias versiones, a medida que ha mejorado el conocimiento de la rotación de la Tierra. Desde 1950, con el empleo de relojes atómicos de gran precisión, los observatorios astronómicos perdieron importancia para la determinación de la hora exacta. Por ello, el 1 de enero de 1972 el Tiempo Universal Coordinado (UTC), basado en el Tiempo Atómico Internacional corregido de segundos intercalares (aquellos que se suman para mantener la hora UTC cercana al tiempo solar medio), se convirtió en la base de la hora civil en el mundo. Este día suele tener 86.400 segundos y se le conoce comúnmente como Hora o Tiempo Civil.
Una hora común para todo el mundo
Algunos expertos consideran que el sistema de husos o zonas horarias se ha vuelto obsoleto a causa de Internet, ya que esta forma de comunicación y conexión entre todo el mundo elimina las barreras de espacio y tiempo entre las personas, por lo que es importante unificar el tiempo.
La propuesta consiste en crear una hora única y universal, es decir, que los habitantes de Buenos Aires, París o Hong Kong tengan todos la misma hora en sus relojes. Así se elimina el riesgo de confusiones, aumentando la seguridad y eficacia en el uso del tiempo. Sólo habría diferentes horarios laborales y de descanso, los que estarían regulados por el tiempo solar local.
No sabemos si prosperará esta propuesta, pero de lo que estamos seguros es que así como el tren cambió nuestra forma de vivir y relacionarnos hace 150 años, ese cambio hoy lo genera Internet.