¿Cómo se mide la altura de las montañas?
Desde hace miles de años se han utilizado distintos métodos para intentar calcular la altura de las montañas de nuestro planeta. ¿Cuáles son y cómo se hace actualmente? Te lo explicamos aquí.
El ser humano ha sentido desde siempre una fascinación por descubrir los secretos de los lugares más inaccesibles del planeta. Y uno de ellos es la altura de las montañas, objeto de leyendas o suposiciones en las antiguas culturas, que consideraban que en los picos más altos habitaban sus deidades, siendo territorio prohibido para nuestra especie.
¿Cuándo empezaron los humanos a darse cuenta de que era importante saber el tamaño de una montaña? La respuesta es complicada, pero se sabe que las culturas antiguas de China, Oriente próximo, Egipto, algunas culturas precolombinas en América, o griegos y romanos tenían medios para medir alturas de los relieves.
Los primeros intentos de calcular la altitud
Para ello, recurrían a fórmulas trigonométricas de los triángulos rectángulos que todos hemos estudiado en el colegio o en el instituto: seno, coseno y tangente. Esta última es la más importante, ya que es el resultado de dividir entre el cateto opuesto (la altura de la montaña) y el adyacente (la distancia que hay desde la base de la montaña hasta donde está la persona que mide su altura).
Gracias a esta función, en estas culturas antiguas podían obtener la altura aproximada de las montañas. Además, se ayudaban de instrumentos de referencia en los que podían anotar las unidades. A partir de aquí, no hubo grandes novedades durante muchos siglos, hasta que en el siglo XVII comenzaron a usarse los cambios de la presión atmosférica.
Las mediciones de Humboldt y Everest
Y aquí entra en escena Alexander von Humboldt, el padre de la Geografía moderna, que midió en 1802 la altura del Chimborazo, en Ecuador. Para hacerlo utilizó un barómetro. Conviene recordar que este colosal volcán es el punto más alto de la Tierra si tomamos como referencia el centro del planeta en vez del nivel del mar, como ya explicamos en Meteored.
Humboldt ascendió hasta la cumbre y recurriendo a las leyes de Torricelli, que señalan que la presión disminuye con la altitud no de manera totalmente lineal, pero casi, pudo calcular de forma aproximada la altura de este coloso. El problema con este método es que las cambiantes condiciones meteorológicas locales, que lo son más aún en alta montaña, también hacen que varíe la presión por lo que es una técnica imprecisa.
Unas décadas después aparece una nueva forma de medir la altura de las montañas gracias a los teodolitos, instrumentos mecánicos y ópticos muy similares a un telescopio que permiten medir a pie de calle y con gran precisión ángulos verticales y horizontales. Uno de sus principales impulsores fue George Everest, el topógrafo británico que dio nombre a la reina de las montañas de la Tierra en los años cincuenta del siglo XIX.
Conociendo un lado del triángulo (la distancia horizontal a la montaña o cateto adyacente) y la tangente del ángulo, por trigonometría, se puede calcular la altura de la montaña (el cateto opuesto). Pero este método también tenía problemas, ya que cuanto más alejado estuviera el pie de la montaña, el cálculo sería también más impreciso.
Otra desventaja importante era el nivel de referencia. ¿Dónde situamos el 0? No hay que olvidar que la altura se mide con respecto a un referente. Ya se sabía que el nivel del mar, que podía ser la referencia más adecuada, oscilaba, calculándose una media entre los niveles máximos y mínimos de las mareas para obtener la altitud.
Además, también sabemos que la Tierra no es una esfera perfecta: se trata de un elipsoide que está achatado en los polos y es más ancho en el ecuador debido a la la rotación, algo que influye en las medidas de las montañas. Y por eso, si se mide la altura del Everest respecto al centro de la Tierra, está más bajo que el Chimborazo. Y para acabar de complicar más el asunto, el nivel del mar varía entorno a unos 100 metros y hay que tener en cuenta el efecto de las mareas.
Así se mide actualmente la altura de las montañas
Las alturas de las montañas actualmente se calcula con gravimetría. Tomando la gravedad en diferentes puntos se puede decir a qué altura teórica estaría el hipotético nivel del mar, el geoide: esa es la superficie de referencia para calcular la altura de las cumbres de las montañas. Se obtiene a partir de triangulaciones de satélites de GPS.
Estos sistemas necesitan de tres satélites al menos para la superficie y cuatro para medir la altura calculan cuánto tiempo tarda en llegar la señal desde un punto hasta el satélite que está realizando la medición, y a partir de este tiempo es posible calcular la distancia.
Las técnicas aún actuales más precisas para medir la altura de un objeto terrestre son los LIDAR (Light Detection and Ranging), que emite un rayo infrarrojo y calcula cuánto tiempo de retraso hay entre esa emisión y la señal que se refleja al "rebotar" contra el objeto que se quiere medir. De hecho, esta técnica es ampliamente utilizada hoy en día en cartografía para otras muchas