Cómo mejorar las digestiones: rutinas y alimentos que te ayudarán a tener un sistema digestivo equilibrado
Lo hacemos cada día y varias veces, y no le damos la importancia que tiene, pero es fundamental realizar un proceso de digestión adecuado. El tipo de comida y lo que hacemos después de comer juega un papel fundamental.
Si atendemos a las cifras, se trata de un problema más que habitual: el 30% de los españoles padece dolencias digestivas. Un porcentaje nada desdeñable, que se traduce en digestiones pesadas, dolor abdominal, hinchazón, ardores, diarrea, estreñimiento y retención de líquidos, entre otras.
¿Cómo se realiza el proceso de la digestión?
Por ello es tan importante hacer una buena digestión. Pero, ¿qué es la digestión? Para empezar hay que tener en cuenta que es un proceso que se realiza a lo largo de un tubo de unos siete metros de longitud.
A partir de ahí, se trata de una especie de cadena de montaje cuya función principal es la de preparar los alimentos ingeridos, transformarlos, absorber los nutrientes y eliminar los residuos.
Hígado, páncreas y glándulas salivares, coprotagonistas indiscutibles
En la digestión, tan importante es el tubo digestivo como las tres glándulas anexas, que son los órganos que generar sustancias que facilitan el proceso digestivo.
Después de comer, los alimentos tardan aproximadamente de seis a ocho horas en pasar por el estómago y el intestino delgado, aunque el tiempo varía según cada persona.
Alimentos que favorecen el proceso digestivo
Atendiendo a este complejo (a la par que diario) proceso es importante diferenciar qué alimentos facilitan la digestión.
Verduras amargas y alimentos ricos en fibra
Incorpora en tu día a día verduras como la espinaca, alcachofa, rábano, endibia o escarola, pues favorecen la producción de enzimas. La alcachofa, además, contiene cinarina, un ácido que estimula la secreción de bilis.
Otro imprescindible en tu rutina diaria son los alimentos ricos en fibra, como fruta o cereales integrales, que además evitan el estreñimiento. Eso sí, ojo con ingerir más de la cuenta, pues pueden producir hinchazón y gases. Hay que intentar no superar los 30 o 40 gramos de fibra diarios.
Probióticos, los otros grandes aliados en el proceso digestivo
Los probióticos ayudan a equilibrar la flora intestinal, evitando la proliferación excesiva de bacterias perjudiciales que son precisamente las responsables del mal aliento, del hinchazón o del malestar abdominal. Por ello, se recomienda tomar yogur, kéfir, chucrut o té de kombucha.
Al menos dos litros de agua al día e infusiones
No descubrimos nada nuevo recordando que hay que beber al menos dos litros de agua diaria al día, ya que ayuda a descomponer los alimentos para que así se puedan absorber sus nutrientes fácilmente.
También es muy recomendable tomar alguna infusión al finalizar las comidas. Por ejemplo, para reducir los gases, hinojo o anís, mientras que la cola de caballo evita la hinchazón. Por otra parte, el jengibre es útil para las náuseas e indigestiones.
Tan importante es lo que comes como la manera en que lo comes
Y es que no sólo se trata de incorporar ciertos alimentos a tu rutina diaria, sino que también es importantísimo adquirir algunos hábitos.
Masticar muy bien la comida
Por ejemplo, es muy importante masticar bien la comida, por lo menos 20 veces. Si los alimentos no están bien digeridos, la saliva no los emulsiona y las secreciones no actuarán de forma correcta sobre ellos.
Evita temperaturas extremas y mezcla la forma cómo los cocinas
Evita comer el alimento muy caliente o muy frío, porque las temperaturas extremas irritan las mucosas digestivas. También es muy importante mezclar la manera de cocinarlos: lo ideal es que la mitad sean alimentos cocidos y la otra mitad crudos.
Por último, y no menos importante, toma pulpa de aloe vera, ya que sus propiedades regulan el PH del estómago, lubrifican el intestino y mejoran la salud del tubo digestivo.
Eso sí, ten en cuenta tomarlo con moderación y no prolongar su ingestión durante largas temporadas, se trata solamente de una solución para un problema puntual como el dolor estomacal o la acidez.