Operación salida de Semana Santa: cómo conducir con lluvia
Si en las próximas horas vas a coger el coche muy probablemente te toparás con la lluvia, y en ocasiones será moderada o fuerte. ¿Sabes defenderte al volante? Te contamos.
Hoy estamos inmersos en la segunda fase de la operación salida de Semana Santa, que se alargará hasta la noche de mañana. En este lapso la Dirección General de Tráfico (DGT) prevé cerca de 9,1 millones de desplazamientos en las carreteras españolas. Habrá dos momentos álgidos: esta tarde y la mañana del Jueves Santo. Al aumento de afluencia de vehículos en muchas ciudades habrá que sumar las inclemencias meteorológicas. En las próximas horas lloverá en muchos puntos de la mitad oeste peninsular y mañana en casi todo el país, a orillas del Mediterráneo sobre todo por la tarde (consulta nuestro especial: el tiempo en Semana Santa).
Cuando aparece la lluvia aumentan los atascos, se multiplican los problemas de visibilidad y aparecen balsas de agua. El asfalto mojado reduce el agarre de los neumáticos, ¡así que mucha precaución al volante! El momento más peligroso es cuando caen las primeras gotas sobre la carretera, sucia de polvo y grasa. En ese instante se crea un ‘barro’ muy deslizante que puede provocar el temido aquaplaning: el coche parece flotar sobre el asfalto perdiendo toda la adherencia. Se puede evitar con una velocidad prudente y un estado adecuado de los neumáticos y amortiguadores, pero si aun así nos vemos afectados, es importante mantener el volante bien sujeto para que no haya giros inesperados, evitar frenar o acelerar y pegar la cabeza en el reposacabezas por si, con todo esto, no podemos esquivar el impacto.
Tras esas primeras gotas, la lluvia puede pasar a ser persistente. En tal caso limpiará el asfalto, pero esto no nos eximirá de otros riesgos, como la dificultad de visión y agarre. Si además el chaparrón es fuerte, se pueden producir inundaciones. Nunca hay que cruzar caminos o carreteras con agua, aunque se vea poco profunda y sin corriente. El caudal de los ríos o barrancos puede crecer de forma súbita y meternos en graves problemas. Otro obstáculo bastante habitual es el empañamiento de los cristales, que se soluciona a ‘golpe’ de climatizador o aire acondicionado ¡a tope y con aire caliente!
Otra cosa básica, de esas que repiten hasta la saciedad, pasa por aumentar la distancia de seguridad para tener más tiempo para frenar. Con el firme mojado el coche tarda más en aminorar la marcha. Además, así evitamos las molestas salpicaduras del vehículo de delante. ¡Ah! Y las escobillas en buen estado son fundamentales para que barran bien el agua, posibles salpicones o las típicas hojitas que se pegan en la luna. No perdáis de vista el mapa de tráfico de la DGT y los avisos de la AEMET. A disfrutar.