¿Cómo afectan a nuestra salud estos días más cortos? Los 6 principales efectos que debes reconocer y combatir
Los meses fríos pueden tener un impacto significativo en nuestro cuerpo y nuestra mente, desde cambios en el estado de ánimo hasta trastornos del sueño o la alimentación.
En el último domingo de octubre volvimos ajustar nuestros relojes haciéndolos retroceder una hora para acomodarnos al horario estándar de invierno. Este gesto marca el inicio de la temporada de días más cortos y noches más largas. Un fenómeno que afecta no solo a nuestro estado de ánimo, sino también a nuestra salud en general.
Los 6 efectos que puedes llegar a notar
Te vamos a contar qué medidas puedes adoptar para mitigar estos efectos, pero antes, vamos a aprender a reconocerlos.
Impactos en el estado de ánimo
Una de las primeras y más notables consecuencias de los días más cortos es su influencia en nuestro estado de ánimo. La disminución de la luz solar puede desencadenar la llamada "depresión estacional". ¿La causa? Una menor exposición a la luz del sol puede afectar la producción de serotonina, conocida como “la hormona de la felicidad”.
Cuando aumentan sus niveles en los circuitos neuronales, es capaz de generar sensaciones de bienestar, relajación y satisfacción. Y también aumenta la concentración y la autoestima. Por eso, la disminución de la serotonina puede dar lugar a síntomas como la tristeza, la irritabilidad y la fatiga.
Paralelamente, la baja iluminación aumenta la segregación de otra hormona llamada melatonina que, al contrario que la anterior, tiene efectos sedantes.
Trastornos del sueño
La reducción de la luz natural durante los días más cortos también puede afectar nuestro patrón de sueño y desencadenar trastornos, como el insomnio o el síndrome de sueño retrasado, en el que las personas tienden a quedarse despiertas hasta altas de la noche.
La causa es que nuestro ritmo circadiano, que regula los ciclos de sueño y vigilia, se ve influenciado por la cantidad de luz a la que estamos expuestos. Así que cuando los días son más cortos y las noches más largas, es posible que tengamos dificultades para conciliar el sueño y despertarnos por la mañana.
Disminución de la actividad física
La falta de luz natural y el tiempo más frío durante los días más cortos pueden desmotivar a las personas a hacer ejercicio físico y participar en actividades al aire libre. Y ambas son esenciales para mantener una buena salud física y mental.
Un estilo de vida más sedentario puede contribuir a problemas de salud como el aumento de peso, la disminución de la resistencia cardiovascular y la debilidad muscular.
Déficit de vitamina D
La luz solar es una fuente importante de vitamina D, esencial para la salud de los huesos y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Los días más cortos hacen que disminuya nuestra exposición a los rayos ultravioleta, necesarios para sintetizar esta vitamina.
Su déficit puede aumentar el riesgo de enfermedades como la osteoporosis y debilitar la capacidad de nuestras defensas para combatir las infecciones.
Cambios en el apetito
El acortamiento de los días también puede afectar nuestros hábitos alimenticios. Durante el invierno, es común experimentar un aumento en el apetito y sentirnos más atraídos por los platos ricos en carbohidratos y grasas, que ayudan a combatir el frío. Incrementar la ingesta calórica puede contribuir a coger esos kilos de más de los que luego trataremos de librarnos a toda prisa en la conocida como “operación bikini”.
Estrés y fatiga
La astenia otoñal es un tipo de fatiga generalizada que a menudo se confunde con el cansancio común. Sin embargo, hay una diferencia importante. El cansancio se produce tras la realización de un esfuerzo intenso o prolongado.
En el caso de la astenia, el agotamiento surge por un esfuerzo muy leve o incluso estando en reposo. La buena noticia es que suele desaparecer transcurridas entre dos y cuatro semanas desde que se produce el cambio de estación.
¿Qué hacer para mitigar los efectos sobre la salud que producen los días más cortos?
Afortunadamente, existen medidas que podemos tomar para mitigar los efectos negativos de los días más cortos en nuestra salud:
Aumenta la exposición a la luz natural
Procura pasar tiempo al aire libre durante el día, por ejemplo, dando un paseo después de comer o abriendo las cortinas para dejar entrar la luz en casa. La luz natural contribuirá a mejorar tu estado de ánimo.
Mantén una rutina de sueño regular
No sucumbas a la tentación de quedarte despierto hasta tarde y trata de mantener una rutina de sueño regular estableciendo horarios para acostarte y levantarte. Esto ayudará a tu cuerpo a mantener un ritmo circadiano saludable.
Haz ejercicio físico
Desafía al frío y trata de mantener una dinámica de ejercicio físico. Si no puedes hacerlo al aire libre, es el momento de considerar apuntarte a un gimnasio o realizar ejercicios en casa.
La actividad física es crucial para mantener la salud del cuerpo y la mente. Y no olvides que el campo, si vives cerca de él, está precioso en esta época del año.
Come sano
Presta a atención tus hábitos alimenticios y evita el exceso de alimentos ricos en calorías durante los meses más fríos. Opta por una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras.
Aprende a manejar el estrés
Practicar técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda, puede ayudar a reducir el estrés. También es importante establecer límites en tus responsabilidades para evitar el agotamiento.
En definitiva, cuida tu salud física y mental durante estos meses en los que los días son más cortos y vivirás esta temporada con mayor bienestar.